Un punto de inflexión en las relaciones económicas entre China y EE.UU.

La reunión entre los líderes de China y Estados Unidos marca un punto de inflexión en las relaciones entre las dos mayores economías del mundo: el crecimiento de China se ha desacelerado de forma sustancial tras un prolongado auge mientras que la economía estadounidense recupera de a poco su vigor luego de un largo bajón.

Las circunstancias cambiantes presentan una oportunidad para los presidentes Barack Obama y Xi Jinping para volver a enfocarse en las relaciones económicas y establecer un nuevo tono que podría llevar a ambos países a expandir la inversión y liberalizar el comercio. No obstante, los compromisos específicos se acordarían en sesiones posteriores, y no de la cumbre en California.

«Hubo un aire de triunfalismo por parte de China en reuniones recientes entre líderes chinos y estadounidenses», afirma Mark Williams, un ex especialista en China del Tesoro británico que ahora es analista de Capital Economics en Londres. «Eso se ha desvanecido conforme China reconoce que los desafíos que enfrenta a mediano plazo han aumentado».

La última vez que un presidente chino visitó EE.UU. para una cumbre — Hu Jintao en enero de 2011—, la economía de China marchaba viento en popa: creció a un ritmo anual de 9,3% en el primer trimestre de ese año con el respaldo de un enorme plan de estímulo que preservó el rápido crecimiento pese a la crisis financiera global. La economía de EE.UU., en contraste, se expandió apenas 0,1% en el mismo período.

Ahora, la situación ha cambiado. EE.UU. creció 2,4% en el primer trimestre de 2013 conforme la economía recuperó su estabilidad. La destreza tecnológica de EE.UU. está ayudando a reavivar dos sectores que estaban moribundos hasta hace poco, el manufacturero y el energético, conforme la extracción de gas de esquisto ha convertido al país en un poderoso proveedor de energía.

Mientras tanto, los líderes de China siguen buscando una fórmula para estimular la innovación en las ciencias y la industria, y lidiar con las burbujas crediticia e inmobiliaria. Según cálculos de Goldman Sachs, GS -2.50%el Producto Interno Bruto de China descendió a una tasa anualizada de 6,4% en el primer trimestre, su expansión más débil desde la crisis financiera.

Xi busca formas de reducir los temores sobre la inversión china en EE.UU. y convencer a su anfitrión estadounidense de que China está determinada a llevar a cabo sus reformas, indican economistas chinos. Obama quiere alentar a Beijing a cumplir con las promesas que han realizado sus funcionarios en los últimos años de que el país reestructurará su economía para que dependa más del consumo interno que de la exportación y la inversión, lo que proporcionaría oportunidades de comercio y de inversión para empresas estadounidenses.

«Vemos esta [reunión] como una oportunidad para comprender mejor el tipo de políticas y reformas nacionales» que los líderes chinos están discutiendo en su país, aseveró un representante de la Casa Blanca.

Los nuevos líderes de China, que tomaron las riendas del gobierno en marzo, están trazando planes para alejarse de la dependencia económica en las exportaciones y en la inversión en infraestructura e industrias de capital intensivo, áreas que ahora ofrecen mucho menos retornos que antes. Esos planes presentan una oportunidad para Washington, en momentos en que Beijing busca nuevas ideas. «Este es un momento oportuno para que EE.UU. respalde y apoye la agenda de reforma de China, que es claramente para el bien a largo plazo de ambos países», señala Eswar Prasad, experto en China de la Universidad de Cornell.

Otros afirman que EE.UU. tiene poca influencia con Beijing, y que un respaldo a sus reformas podría resultar contraproducente si se percibiera como que el presidente chino se está postrando ante los estadounidenses. Los líderes previos de China también hablaron de cambios pero hicieron poco para transformar su retórica en realidad, en parte debido a la resistencia de los que se benefician del statu quo.

Asimismo, China podría implementar estrategias que pongan a empresas estadounidenses en desventaja, por ejemplo creando monopolios respaldados por el Estado para reducir el exceso de capacidad en sectores como el siderúrgico en lugar de apuntalar la competencia del sector privado. «Las reformas deberían ser analizadas cuidadosamente en relación a los interes de EE.UU.», afirma Charlene Barshefsky, ex representante comercial estadounidense.

Lo que podría hacer que Beijing sea más receptivo a las iniciativas de EE.UU., según algunos analistas, es la búsqueda de China de nuevos pilares de crecimiento.

«China está atravesando una profunda reestructuración de su economía», dijo el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hong Lei «El propósito es promover un crecimiento rápido y eficiente de la economía». Hace poco, China indicó que podría considerar unirse a negociaciones encabezadas por EE.UU. para un tratado comercial conocido como Acuerdo de Asociación Transpacífico, que Beijing había desestimado como parte de un plan para alinear a los países en su contra.

En la cumbre bilateral, el yuan no recibiría mucha atención. Desde la visita de Hu Jintao en enero de 2011, la divisa china se ha apreciado 11,9% en términos reales frente al dólar, según Karim Foda, investigador de la Institución Brookings. La cifra incluye un alza de 1,8% desde el inicio de este año.

La apreciación coincide con un momento difícil para los exportadores chinos, lo que le da a Xi fuertes razones para argumentar que EE.UU. debería limitar sus críticas sobre la política cambiaria china.

Fuente: Wall Street Journal

(http://online.wsj.com/article/SB10001424127887324798904578529920396202446.html?mod=WSJS_mercados_LeftWhatsNews)

 

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