Tres «mitos» que hay que dejar de lado para mejorar la relación con los jefes

(f) Las malas relaciones entre superiores y empleados son comunes en la vida laboral. Pero la situación puede revertirse. Los consejos de los especialistas

«Me odia», «sé que me la tiene jurada», «no lo aguanto». Seguro que alguna vez escuchó e incluso pronunció en más de una oportunidad alguna de estas frases. Parece intrínseco a la vida laboral llevarse mal con el superior inmediato pero, ¿la culpa es sólo de él?

Xavier Guix, autor de Jefes, aprenda a conocerlos y gane su confianza, explica en su libro que «a menudo las tensiones entre jefe y empleado tienen su origen en las creencias e ideas preconcebidas que tenemos de los responsables de equipo, más que en actuaciones y comportamientos concretos».

David Comí, socio de Incrementis, considera que «de entrada, el colaborador siempre piensa que el jefe mantendrá un rol de ‘ordeno y mando’, que intentará imponer sus ideas y puntos de vista dejando poco margen a las propuestas e iniciativas de sus colaboradores». Pero la realidad suele ser menos dramática y la culpa no es siempre del que tiene el mando.

En muchas ocasiones los empleados pecan de estar siempre a la defensiva, de no empatizar y no asumir su parte en una mala relación.

Según los expertos, estos son algunos de los arquetipos que hay que dejar atrás para construir una buena relación entre jefe y empleado:

1- Pensar que la conducta propia y el desempeño que se tuvo en las tareas asignadas son siempre correctos y que los comentarios o reproches del superior sólo tienen el objetivo de menospreciar el trabajo y dejarlo en evidencia.

Si se cae en el «Me tiene de punto», se cierra la puerta a descubrir qué conductas concretas se pueden modificar y mejorar.

2- Estar convencido de que el jefe «está en la suya», de que no se puede contar con él y de que no quiere escuchar cuando se le habla. Si deja que continúe esa situación y permite que afiance en usted ese sentimiento, el resultado puede conducir al abandono y al despido interior.

El consejo es recapacitar y revisar con objetividad las situaciones en las que uno cree que se lo ha ignorado y buscar una alternativa que favorezca la comunicación.

3- Ser tremendista, ver todo negativo y creer que no hay apoyo ni ayuda. En este caso, recomiendan revisar la forma en la que le han presentado al superior los problemas: ¿sólo lo negativo o también alternativas para solucionarlos?

Si muestra opciones y entusiasmo, incrementará la confianza de su jefe en su criterio profesional. Por eso, cuando le pida algo presente información clara, concreta y simplificada. La sobredosis de datos causa estrés y lo más fácil es que se convierta en agobio, negatividad y finalmente en rechazo de iniciativas por parte del jefe, indicó Expansión.

(fuente: IProfesional.com – 30/4/13)

 

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