(f) Se sospechó desde el principio y se va confirmando día a día. Las oficinas “cool”, esas que tienen gimnasios para que los empleados no descuiden su cuerpo, salas de descanso para que se distiendan y conversen o lugares abiertos para que tomen sol, no pretenden otra cosa que hacerlos sentir tan cómodos que no se quieran ir a su casa.
De hecho es lo que ocurre. Las empresas tecnológicas de Silicon Valley– que es donde más se observa la tendencia– no tienen horario ni de entrada ni de salida. Pero hay más. Según lo admitieron los mismos fundadores de Fab.com, una gran tienda de diseño norteamericana, todo es parte de una campaña para controlar la conducta de los empleados. El lugar brinda gratuitamente a sus empleados cerveza tirada, almuerzo máquina de helados como una estrategia para obligarlos a enviar mails en una determinada fuente, a usar papel de alta calidad y a mostrarse siempre «fabulosos».
Ese tipo de atractivos abundan, sobre todo en las start-ups, no sólo para atraer al mejor talento sino para que ese talento obedezca los mensajes de la compañía. Cada «favor» sirve para recordarles que están en deuda con la compañía. Esas supuestas ventajas son de todo tipo. Una es la de las vacaciones ilimitadas que nadie se toma. Teóricamente, uno podría tomarse unas vacaciones pagas de tres meses. La empresa de marketing Xiik, por ejemplo, ofrece vacaciones ilimitadas pero en la letra chica desalienta las interrupciones largas. Un gerente de proyectos de la compañía se jacta de que no hay objetivos secretos; «los empleados de Xiikpueden tomarse tantas vacaciones pagas como quieran», dice, pero luego aclara lo que eso quiere decir en realidad que si bien sería maravilloso tomarse varios meses de vacaciones juntas, casi siempre predomina el sentido común. «En la mayoría de los casos no tiene sentido alejarse del trabajo por mucho tiempo.» O sea, la promesa es una trampa.
Pero es cuando se desalientan las vacaciones convenciendo a los empleados de que trabajar en una oficina cool es más divertido que no trabajar. O cuando se desalienta que se vayan a su casa a las seis de la tarde porque la oficina cuenta con una mesa de billar y gimnasio, lo cual es casi como haber dejado el trabajo.
Otra es la oficina de plano abierto, una pretendida liberación del cubículo y los despachos que aumenta la productividad y la creatividad conjunta. Un artículo recientemente publicado por Quartz habla de menos productividad y más contagios de enfermedades. Lo que sí permiten es más control: el jefe ve en todo momento lo que hacen los empleados, o al menos puede hacerlo.
(fuente: http://www.mercado.com.ar/notas/management/8012905/sutiles-sobornos-en-el-trabajo)