Sal y tabaco culpables del 80% de los males del corazón

(f) “La solución no es sencilla, porque la gente se vuelve loca cuando le dicen que coma sin sal”, dicen los especialistas

EL TABAQUISMO PROVOCA, DIRECTA E INDIRECTAMENTE, UNAS 40.000 MUERTES ANUALES EN EL PAÍS

Más de la mitad de las enfermedades cardiovasculares se deben a los alimentos y al tabaco. Y es que el sodio que se agrega a los alimentos es uno de los principales ‘culpables’ de la epidemia de hipertensión arterial, y se sabe que el tabaquismo es el responsable de 40 mil muertes anuales en nuestro país, de las cuales 6 mil corresponden a personas que ni siquiera eran fumadores, sino que estuvieron muy expuestas al humo de tabaco ajeno.

Estas dos principales causales de los males del corazón fueron expuestas por especialistas en el marco del XXXIX Congreso Argentino y XXIV Congreso Interamericano de Cardiología organizado por la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y la Sociedad Interamericana de Cardiología (SAIC).

“Entre el 60 y el 80% de las enfermedades cardiovasculares de los últimos 50 años -señaló el doctor Hernán Doval, director del Comité de Bioética de la SAC- se deben al tabaco y a la alimentación. Disminuir el consumo de sal permitiría reducir un 20 a 30% la enfermedad cardiovascular en el mundo, y se paliaría también la epidemia de obesidad. Sin embargo, pareciera que no es tan sencillo lograrlo, porque cuando se le dice a alguien que coma sin sal, por lo general se vuelve loco”.

“El 15 a 20% de la sal viene naturalmente en los alimentos -destacó por su parte el doctor Alberto Villamil, también miembro de la SAC- y en la casa, al cocinar, se puede agregar un 15 a 20% más, pero el 60% restante lo agregó la industria, por eso hacer una dieta hiposódica es tan difícil. Además, muchas veces el problema no es la sal sola, sino también las calorías y grasas con las que viene. Existe una unión casi indisoluble entre sodio y tendencia a la obesidad; el sobrepeso también es importante, porque produce mecanismos que retienen agua y sal”.

“El problema con la sal -añadió Doval- es que es una adquisición relativamente moderna, porque en el pasado la sal casi no se usaba con la comida. De hecho, era un bien tan escaso que se utilizaba como moneda de pago para los soldados romanos, de donde deriva la palabra ‘salario’. Pero la sal, o mejor dicho el sodio, se encuentra en los alimentos sin necesidad de agregar más. Por ejemplo, los vegetales tienen cierto grado de sal, así que agregarles más sal es antinatural. Inclusive, cuando los bebés empiezan a tomar sopa, lo primero que hacen es escupirla, y las madres creen que es porque no les gusta, pero en realidad es porque las papilas gustativas no están adaptadas para el sabor salado. Esto dura poco tiempo, y rápidamente el infante comienza a gustar de la sal, algo que le traerá grandes preocupaciones en el futuro”.

Los especialistas explicaron que “los primitivos consumían menos de un gramo de sal por día, mientras que nosotros en la actualidad usamos unos cinco gramos de sodio diarios, contenidos en unos 12 gramos de sal de mesa (cloruro de sodio). La hipertensión arterial aparece en los países civilizados que consumen sal; y cabe predecir que en nuestra población casi todos vamos a ser hipertensos en el futuro, porque usamos sal en exceso, lo que se relaciona con infartos y accidentes cerebrovasculares (ACV)”.

EL TABACO Y EL CORAZON

Según coincidieron los expertos, el humo de tabaco es un contaminante que causa desde efectos inmediatos -irritación ocular, en la nariz y la garganta, dolor de cabeza y un aumento transitorio de la presión arterial- hasta enfermedades cardiovasculares, respiratorias y cáncer.

Posee más de 4000 sustancias químicas, de las cuales muchas son tóxicas y más de 50 son cancerígenas. Y los tóxicos, entre los que se encuentran arsénico, cianuro, plomo, monóxido de carbono y azufre, pueden permanecer en una habitación unos 14 días.

“Una de las medidas más importantes para combatir este flagelo -destacaron los especialistas en el congreso médico- son los ambientes libres de humo. Un artículo publicado en la revista Circulation, por ejemplo, describe cómo las comunidades de los Estados Unidos, Canadá y Europa en las que se prohibió el consumo de tabaco en lugares públicos, lograron reducir en más de un tercio los infartos”.

Y en cuanto a las medidas para reducir el consumo de sodio, se apuntó que “la idea es bajar la cantidad de sal a 2,5 gramos por día. Y si bien todos los países están tratando de disminuir en forma voluntaria el sodio que se consume, los fabricantes de alimentos industrializados se resisten. Inglaterra fue el único país en el que funcionaron los acuerdos colectivos para reducir el sodio en alimentos”.

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