La vicepresidenta de Recursos Humanos de Philips para América latina cuenta su experiencia en Panamá
Se viven días de cambio en Philips. Al cimbronazo que implicó la división de la compañía holandesa en septiembre del año pasado cuando se anunció que se crearía una empresa enfocada en salud y tecnología y otra en soluciones de iluminación -escisión que tomará de 12 a 18 meses- se sumó una reorganización en nuestra región. Hace un año y medio se decidió centralizar servicios de logística, finanzas, recursos humanos y ventas, entre otras funciones, en un Centro de Excelencia ubicado en Panamá. Para eso, la empresa está relocalizando allí a profesionales, entre ellos Mercedes de Beláustegui, vicepresidenta de Recursos Humanos para América latina. Desde enero de 2013 ejercía su función desde Buenos Aires y a partir de diciembre pasado lo hace desde Panamá.
«Al empezar éramos 35 y ahora somos 250. Es una oficina internacional, con personas de 35 nacionalidades y edad promedio de 32 años. Allí, el entusiasmo es contagioso», dice De Beláustegui, que tiene 36 años, sobre el centro panameño. De visita en la Argentina explica: «Antes en los países había una persona que localmente se encargaba de desde el pago a proveedores hasta la relación con el cliente. Hoy eso se maneja de manera virtual desde Panamá y hay un profesional reportando para tres países».
El cambio apunta a trabajar en base al modelo lean (el uso de los mínimos recursos), que busca mejorar la eficiencia operacional. La construcción del Centro de Excelencia también modifica el propósito de las oficinas de los demás países, ya que se enfocarán en ser centros de venta y de servicio a los clientes.
– ¿Cómo repercutió la reorganización en la gente de nuestro país?
– Llevamos muchos puestos y personas desde la Argentina a Panamá. A veces para el argentino es difícil moverlo del país porque está bien y contento. Es más fácil mover a una persona mexicana o colombiana. Creo que es una cuestión cultural. En Panamá la nacionalidad más preponderante es brasileña y luego, argentina. Hay alrededor de 15 expatriados de esta oficina.
– ¿Ya trabajaban acá?
– Sí, pero también contratamos gente del mercado para puestos regionales. Hoy, cuando hay una vacante o un reemplazo nos planteamos, dentro de lo posible, que el puesto esté en Panamá. Y hemos considerado a varios candidatos argentinos.
– ¿Hay búsquedas locales?
– Más de marketing y comerciales, porque es lo que vamos a estar haciendo desde acá. Argentina es un lugar excelente para buscar talento. Es interesante porque no estamos compitiendo con el competidor comercial directo sino también con diferentes industrias como consumo masivo y pharma, por ejemplo.
– ¿Cómo fue organizar la expatriación de 15 personas?
– Fue un año y medio de dar mucha información para explicar el proyecto Panamá. Empezó todo muy tímidamente, con los conejitos de India que se animaron primero y fueron los voceros para contar que era algo interesante y que valía la pena. La propuesta de valor es interesante. Panamá tiene salarios en dólares y no se paga impuestos, es decir, el sueldo bruto es el neto, porque tenemos una excepción como empresa internacional que está creciendo y no se pagan cargas sociales ni el empleado paga impuestos. La propuesta es atractiva desde el punto de vista económico y también por experiencia.
-¿Cambió tu visión de su función y del área al ejercer tu puesto desde Panamá en vez de la Argentina?
– Sí, me pasaba que al ser argentina basada en Argentina y manejar América latina indefectiblemente en mí recaían muchos temas locales. Al ser una oficina chica, en comparación con la de Brasil o del Centro de Excelencia por ejemplo, estaba más fuera de los temas de otras regiones. Ahora Argentina pasó a ser un país más y, como yo tengo confianza en el equipo de acá porque lo conozco bien, me enfoco más en otros temas, ya sea de Panamá, México, Brasil y de relación con el equipo global de Holanda.
– ¿Qué beneficios se ofrecen?
– Philips tiene varios programas relacionados con el tiempo flexible. Las reuniones presenciales se hacen de 10 a 16, los viernes cortos todo el año con salida a las 15 o a las 13, trabajo remoto y horarios de ingreso y salida regulables.
– ¿Es una práctica internacional o tiene una impronta regional?
– Me siento orgullosa de decir que fuimos el primer país del mundo para Philips que salimos como primer lugar en el ranking Great Place to Work. Fuimos número uno durante dos años y gran parte tiene que ver con escuchar a la gente y creer en la diversidad. Entendemos que el trabajo es lo que uno hace, no el lugar al que se va. Confiamos en que la gente asume la flexibilidad con responsabilidad y vimos que cuanta más libertad se da, la gente más responde. Por ejemplo, no tiene problemas en conectarse a las 11 de la noche para hacer una llamada a China porque sabe que si un día a las 11 de la mañana quiere ir al acto de colegio de su hijo nadie le va a reclamar. Hoy, hay prácticas que estamos replicando en América latina.
– ¿Qué piden los argentinos ante la expatriación?
– Mantener la práctica de flexibilidad laboral. Quieren llevarla adonde se mudan. Para las nuevas generaciones el tiempo vale tanto como un bono.
– ¿Qué desafíos a futuro tiene tu área?
– Se trata de trabajar la comunicación para que la gente tenga una visión clara, que inspire y entusiasme porque la división de la compañía es un gran cambio. También es un tema la retención del talento. Hoy la guerra no es por industria sino con todas las multinacionales que quieren perfiles similares. Nuestra gente está bien cotizada en el mercado y eso da orgullo pero también nos expone a perderlos.
Por Marilina Esquivel | Para LA NACION
Lectura sugerida por Presidencia del CA – Muchas gracias María Belén Gomez por aportarla.