(f) Este 30 de abril, Zorreguieta fue coronada junto a su marido, el príncipe Guillermo, como nuevos monarcas holandeses. Aunque era una plebeya extranjera, la argentina supo ganarse su espacio en la monarquía europea y su pueblo «la adora». ¿Cómo pasó de ser «la nueva» a ser una dirigente querida?
Ser «el nuevo» en un empleo nunca es fácil. Y menos si se entra en una posición de liderazgo.
Y es que se plantea un desafío obvio: hay que buscar el modo de ser aceptado por el grupo, pero marcando la autoridad que es parte intrínseca de todo puesto de mando.
Es entonces cuando un caso concreto puede servir a modo de ejemplo para aprender ciertas claves que faciliten esa difícil prueba: el de Máxima Zorreguieta.
La argentina se enamoró ni más ni menos que del príncipe de Holanda, Guillermo Alejandro, y esa relación traía aparejado el desafío de no sólo «encantar» a quien luego se convertiría en su marido sino que también tenía que «seducir» al pueblo holandés.
Al igual que un ejecutivo que ingresa como gerente a una organización a la que era ajeno, ella era una plebeya extranjera que pasaba a ocupar el rol de princesa en una monarquía europea. Y sin embargo, en muy poco tiempo, logró ser vista como alguien «nacido para ocupar ese papel».
Con su carisma, conquistó a la sociedad al punto que revitalizó a la realeza, generando un interés renovado en ella y motivando a toda la sociedad que había pasado a tener «a su cargo».
Ahora, Máxima ya no sólo será princesa de Holanda, sino que desde este martes 30 de abril será la nueva «reina consorte» cuando su marido sea coronado tras la abdicación de la reina Beatriz.
Esta argentina que rompió con todos los esquemas de realeza -incluso al ser llamada «reina» porque hasta ahora los maridos de las monarcas holandesas se consideraban «príncipes consortes»- dejó en su «camino real» más de una lección que todo líder debería aprender.
Tras consultar con expertos y con ciudadanos holandeses, iProfesional encontró que hay diez «máximas de liderazgo» que se pueden distinguir en esta nueva reina holandesa con acento criollo:
1. Conocer la cultura de la organización a la que se ingresa y buscar puntos de contacto
«Si hay algo que está detrás del liderazgo es la capacidad de acercarse a la gente a la que se debe dirigir. El líder necesita buscar cosas en común con quienes tiene la necesidad de alinear o influir en su comportamiento, lograr que se motiven para que hagan lo que uno quiere que hagan… Eso te obliga a buscar puntos de contacto que vienen desde el lenguaje corporal y gestual», comentó Julio Marchione, profesor de UADE Business School.
De hecho, Justin Straver, un ciudadano holandés nacido en Naarden, de 24 años, subrayó que las razones por las que le gusta Máxima son «porque es abierta, carismática y especialmente bien integrada con la sociedad holandesa. Por ejemplo, ya hablaba el idioma después de un período muy corto de tiempo, lo que me impresionó e imagino que a mucha otra gente también».
Llevando esto al mundo empresarial, cuando un nuevo líder ingresa a una organización, lo primero que debe hacer es «aprender el idioma» interno, esto es, conocer cuáles son sus códigos y rutinas, empaparse de los procedimientos habituales y mostrar que no se está «colgado de una palmera», sino que se hizo un esfuerzo por saber todo lo posible antes de ingresar al puesto.
Obviamente, no sólo es importante mostrar estos conocimientos en lo que se dice. Las actitudes también son clave. De hecho, el profesor de UADE Business School recordó que, en ocasiones, se puede notar que Máxima «usa más el lenguaje no verbal que el verbal». Y especificó: «Hay mucho de cuestiones estéticas. Por ejemplo, en lo que hace a la delicadeza y el cuidado de las formas, como respetar los protocolos en ciertas ceremonias, bajar el nivel de exposición o de demostración de riqueza en la medida que puede…».
2. Ser empático pero no obsecuente
Para Carlos Murro, director del Posgrado en Negociación de la Escuela de Negocios de la UCA y director de la consultora Negociemos, uno de los atributos destacables del liderazgo de Máxima es «su facilidad para establecer empatía, en la medida que captó rápidamente cuáles eran los distintos códigos del pueblo holandés y qué esperaban de ella».
En este sentido, destacó que la argentina «supo colocarse muy hábilmente en la ‘mente’ del sentimiento colectivo de esa nación para mostrarse como una figura confiable y que, al mismo tiempo, es parte de ellos».
Trasladando esta idea al mundo empresario, es importante que alguien que ingresa a un puesto de mando intente «leer» a la gente a su cargo, conocer cuáles son sus expectativas, hacerles pequeñas concesiones para motivarlos y para que no lo sigan considerando un «externo».
De todos modos, Murro hizo hincapié en un punto: la capacidad de Máxima de ser empática «no la hizo caer en la facilidad de hacer todo lo que el otro quiere ver y escuchar».
Es por eso que destacó una segunda habilidad deseable en todo líder: la «inteligencia práctica». En el caso de la argentina, esto se mostró en «vulnerar sutilmente los acartonados protocolos y rituales derivados de ser la esposa del Príncipe de Holanda, para mostrarse como una más del pueblo, pero sin caer en la desprolijidad o el mal gusto. Construyó una imagen a la que mayoría respeta o intenta parecerse».
Las palabras de Justin Straver reforzaron esa idea: «Sus lágrimas de emoción cuando en su casamiento tocaron Adiós nonino muestran que ella dejó mucho por amor. Y yo admiro eso en ella».
3. Construir autoridad y no poder
El líder tiene que hacer que la gente le responda y debe influir en sus comportamientos. Si logra que hagan sus tareas porque así lo desean y no sólo porque él así se los impuso, entonces habrá logrado gran parte de sus objetivos.
¿Pero cómo es posible? Mucho tiene que ver con haber construido autoridad y no haber basado su liderazgo en su posición de poder.
Y el caso de Máxima tiene mucho que aportar en este sentido. Como explicó Julio Marchione, de UADE Business School, «la autoridad viene acompañada de la palabra servicio». El término, de hecho, viene del latín auctor, que se define como lo que ayuda a crecer.
«Significa ‘ponerse al servicio de’ y Máxima, dentro del buen manejo que hizo del lenguaje y de los canales de comunicación que iba estableciendo, también demostró que estaba al servicio de esa comunidad», resumió.
En esta línea, insistió en que «a partir de esa predisposición, ella construyó autoridad y esa es la columna vertebral del liderazgo, porque demuestra que está predispuesta a entender nuestras necesidades y articularlas en la medida que tenga recursos para hacerlo».
Esta habilidad de la «nueva reina» tuvo un fuerte impacto en la monarquía holandesa: «Cambió la mirada que esa comunidad tenía al respecto. Era algo alejado y encerrado en sí mismo y ella la puso al servicio de todos y acercó esa institución a la gente», puntualizó Marchione.
Los ciudadanos holandeses confirmaron esa idea. «Ella contribuyó a ampliar el público al que la realeza llega y creó una conexión entre varios grupos étnicos dentro de la sociedad holandesa y de la casa real», opinó Straver.
4. Ser abierto y establecer canales de comunicación
De alguna manera, este punto está implícito en el anterior. Para construir autoridad, es básico estar abierto a las inquietudes de las personas dirigidas y manejar correctamente la comunicación en cuanto a escucharlos y brindarles soluciones, en la medida de lo posible.
Y Máxima en este sentido también supo estar a la altura de las circunstancias. Desde la UCA, Carlos Murro destacó entre sus virtudes la de «mostrar su fuerte personalidad, pero siempre con respeto hacia el otro, sin caer en el destrato».
En esta línea, añadió que es capaz de «hablar amigablemente sin sonar como retando o reconviniendo».
«Máxima estrenó un estilo en la monarquía -comentó Hein de Vries, embajador de los Países Bajos en Buenos Aires-. Este estilo marcó un hito que va más allá del aspecto y el buen gusto que la caracterizan y que tiene que ver con la frescura, la sonrisa, su calidez y accesibilidad. Esto la convirtió entre sus pares en una figura distinguida y generó mucha admiración».
Como ciudadano holandés, Justin Straver también reconoció este atributo en Máxima. «Siendo extrovertida y con su encanto y habilidad de comunicación, ella definitivamente le dio un impulso positivo a la familia real», consideró.
¿Cómo se traslada esto a una compañía? Desde UADE Business School, Marchione respondió: «En las empresas, uno trata de formar un círculo y lograr un sentido de pertenencia, aprender, capacitarse… Pero todo eso tiene que estar alimentado por quien la dirige».
5. Mantener el humor
«Todavía me acuerdo cuando Máxima dijo ‘Je was een beetje dom’ (Fuiste un poco tonto) durante el anuncio de su compromiso. Estaba comentando un error de su entonces prometido, el príncipe Guillermo Alejandro, y mostró así que tenía sentido del humor», recordó con júbilo Straver, quien añadió que «su frase fue transmitida por televisión e hizo reír a mucha gente. E incluso todavía algunos diarios y revistas la usan cuando alguien de la realeza se equivoca».
Y esta también es una característica de la «reina consorte» que los líderes pueden aprender. Aún cuando las situaciones son tensas, siempre hay algún modo de descomprimirlas.
El humor es una salida posible, aunque en este caso hay que cuidarse de no caer en el extremo contrario. Un chiste dicho en un mal momento puede duplicar la tensión.
Por eso, la clave está en evaluar el «timing» y las personas: si una pequeña broma sirve para romper el hielo y relajar el ambiente, entonces será bienvenida. Si no, es mejor callarla y buscar otro modo de «calmar las aguas».
«Cuando uno quiere lograr cercanía con otras personas, el buen humor, la sonrisa y la cordialidad son importantes», recordó Marchione.
El embajador holandés en Argentina hizo hincapié también en este punto al indicar: «Uno de los mayores elogios a la princesa Máxima en nuestro país es el de haber atravesado momentos difíciles siempre con una actitud positiva, conciliadora y feliz».
6. Mostrarse cercano y humilde
El especialista de UADE Business School aseguró que en las compañías «el líder, en la medida que logra acercarse en su sencillez o exposición menos mediática a la gente, logra captar la atención de esas personas».
En este sentido, recordó que Máxima cumple con esto a la perfección. «Pese a su rol institucional, ella no perdió la figura de madre por ejemplo. Está muy claro que sigue siendo una mamá para sus hijas y que respeta mucho el ámbito familiar, lo que hace que se vea cercana a la gente. Piensan: ‘Se preocupa igual que yo y los cuida igual que yo'», opinó Marchione, quien consideró que en una empresa los directivos tienen que hacer un esfuerzo también por mostrar que, más allá de su cargo, son «uno más».
Para lograr esto, no hay que quedarse en las palabras. Volviendo al ejemplo de la esposa de Guillermo Alejandro, el experto indicó que su rol materno «se nota en presentaciones públicas en las que está con la familia y muestra que cumple ese papel a veces con acciones simples, como arreglarles el pelo o alzarlas».
De hecho, este factor es muy reconocido por los propios holandeses. O al menos, así lo indicó Hein de Vries: «La autenticidad desde el primer momento fue el principal atractivo de Máxima. La sensibilidad y el cariño genuino que emana su pareja con Guillermo también».
Justin Straver coincidió en este punto, ya que destacó que algo que «causa buena impresión» en la población holandesa es que ella «se presenta a sí misma a la prensa como feliz, con su familia, en fotos con su marido y sus tres hijas».
«Toda comunidad necesita un sentido de pertenencia y Máxima generó que la gente sintiera cercanía con alguien que los representaba frente a otras comunidades», resumió Marchione, al tiempo que consideró que este efecto se logró porque ella muestra que «no está queriendo ser una persona distinta, sino que mantiene su origen aunque respeta las costumbres del pueblo que la acoge».
7. Identificar a otros líderes y establecer una buena relación
Cuando se entra a una posición de mando en una compañía, es bueno conocer también qué otras personas ostentan liderazgo en la estructura empresaria.
Puede que sean otros «altos cargos» o que sean individuos cuya personalidad les ha ganado el respeto de sus pares.
En cualquier caso, es bueno identificarlos y establecer un vínculo con ellos. Si los empleados los siguen y los escuchan, es mejor que todos «tiren para el mismo lado».
«La actitud de Máxima que colaboró a que sea aceptada es la misma que ayuda cotidianamente a cualquiera de nosotros -y a los líderes en especial- que es la capacidad de establecer un vínculo espontáneo y descontracturado con el otro», recordó el director de la consultora Negociando Carlos Murro.
Y lo puntualizó con un ejemplo concreto: «El pueblo holandés tiene mucho respecto por la reina Beatriz. Por eso, el primer paso de Máxima fue establecer un vínculo de calidad con ella, nutrido por su natural simpatía».
¿Cómo lo hizo? Para Murro, la argentina supo explotar su «frescura, glamour, gracia y desenvoltura».
«Cuenta el príncipe Guillermo que cuando su madre conoció a Máxima, fue la primera en vez en mucho tiempo que la vio sonreír. Esta aceptación se transmitió rápidamente al pueblo holandés», comentó y resumió: «Digamos que Máxima entendió rápidamente la importancia ‘táctica’ de tener un vínculo de calidad con la reina».
8. Mantenerse fiel a uno mismo y confiar en las capacidades propias
Ser una «plebeya latina» que llegaba a ocupar un rol de liderazgo en una monarquía europea no debe haber sido fácil y seguramente hubiera sido sencillo caer en la tentación de hacer todo lo que se esperaba de ella, perdiendo la autenticidad en el camino.
Pero Zorreguieta supo evitar ese error y así lo reconoció el embajador Hein de Vries: «Máxima encarnó el tradicional ‘cuento de hadas’ pero, independientemente de esto, creo que la mayor contribución fue el haber sido una mujer profesional, con una gran trayectoria y carrera (por ejemplo, para las Naciones Unidas), que se había consolidado en el mundo en virtud de su propio esfuerzo y valía. Para los holandeses y para la monarquía, esto es una fortaleza y algo digno de admiración».
En este sentido, admitió que «Máxima es la primera latina o plebeya no europea que llega a casarse con un monarca holandés». Sin embargo, reconoció en la argentina lo que la hace única: «Por demás está decir que esta latina, hoy holandesa, es un ejemplo magnífico de admirable belleza, distinción, elegancia y sobre todo, cuenta con un carisma único que le permite vincularse con personas de las más diversas procedencias y clases».
En la misma línea, Marchione indicó que la nueva reina con acento criollo «no está queriendo ser una persona distinta, sino que mantiene su origen y lo muestra, por ejemplo, continuando con su diseñadora de siempre, viajando a la Argentina cada vez que puede…».
«En una compañía -agregó el experto de UADE Business School-, se traduciría como establecer la propia forma de dirigir, pero respetando las costumbres».
«Máxima no desdeñó de su cultura y orígenes, aunque se ‘vistió’ rápidamente de holandesa», consideró y resumió: «Logró la adhesión de la comunidad porque ella misma respetaba su individualidad».
9. Cuidar las opiniones y ser «diplomático»
Uno es esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios. Así lo postula el dicho y Máxima encarna a la perfección esta idea.
«Lo que me llamó la atención de ella es que siempre ha cuidado mucho el no opinar sobre temas que no eran de su incumbencia», indicó Marchione, quien resaltó esta característica al reconocer que la raíz latina tiende a crear «opinólogos» de todos los temas.
Esto es de vital importancia para un líder, quien tiene que cuidarse de no emprender batallas que no sean propias o relativas a su equipo.
En este sentido, las habilidades «diplomáticas» entran en juego, sobre todo para evitar tensiones o para poder resolver un conflicto sin tener que entrar en una discusión mayor.
Máxima se ha destacado en este punto, tanto que una de sus principales misiones como reina será la gestión de relaciones con otras naciones.
«Creemos que esta responsabilidad no es fortuita, sino que tiene que ver con su gran inteligencia y carisma, que la convierten en una perfecta embajadora del país», comentó Hein de Vries, al tiempo que añadió que otra de sus «principales misiones va a ser convertirse en la más cercana consejera del rey Guillermo» y educar a las princesas herederas al trono, que en un futuro serán las responsables del reinado.
10. Nunca perder la espontaneidad y el «toque propio»
Esta última característica de Máxima como líder de alguna manera resume a muchas de las anteriores: y es que la espontaneidad es clave para crear cercanía, canales de comunicación, mostrarse abierto, mantener el humor, establecer buenas relaciones y ser diplomático, entre otros factores.
Y justamente por eso, este punto resulta muy importante, ya que ayuda a construir la imagen de líder y a borrar los prejuicios que pudiera haber.
«Un montón de gente veía a la realeza holandesa como aburrida y formal. Es por eso que resultó gracioso ver a Máxima bailando en un bar en el Caribe en una de las primeras fotos de ella como novia del príncipe. Ciertamente, muestra sus raíces sudamericanas», resaltó sobre la argentina Justin Straver.
Asimismo, el embajador reconoció en ella gestos que la acercaron al pueblo por «mostrarse como es». Un ejemplo -recordó- fue durante un Día de la Reina, «cuando la casa real siempre visita dos ciudades/pueblos del país, y Máxima comenzó a bailar con todo el mundo, mostrando así su toque latino».
Asimismo, desde la UCA, Murro destacó entre las principales características de Zorreguieta «su lenguaje corporal, siempre espontáneo y amigable (colores de su vestimenta, nunca gestos grandilocuentes, sonrisa, tono de voz)».
«Claramente es una líder confiable y positiva pues su personalidad es enérgica con los inconvenientes, pero su estilo es suave con la gente», concluyó.
(fuente: IProfesional.com – 30/4/13 – Por Belen Conti )