(f) Las redes inalámbricas de vehículos podrían hacer más seguro y más eficiente el manejo del automóvil, pero el costo de implementarlas a gran escala podría ser enorme.
Dentro de algunos años lo que hoy se llama «comunicaciones vehículo a vehículo» será una tecnología que convierta el manejar en una actividad más segura, menos antagonista y menos contaminadora.
Esta semana, una comisión del Departamento de Transporte de Estados Unidos verá esa tecnología en acción durante una demostración organizada por expertos del Instituto de Investigación del Transporte de la Universidad de Michigan y varios fabricantes de autos. Mostrarán una forma en que los vehículos intercambian informació — su posición, su dirección y velocida– con otros vehículos igualmente equipados y con equipos de la calle o ruta, como semáforos y cabinas de peaje. El resultado es una red de comunicación vehículo a vehículo capaz de alertar a los conductores y a las computadoras de los autos sobre lo que está ocurriendo en la ruta, y lo que puede estar por pasar.
Pero la tecnología está en una encrucijada. Para finales de año el Departamento de Transporte decidirá si exigir que los autos futuros tengan alguna suerte de comunicación vehículo a vehículo o dejarlo librado al mercado.
Desde hace 10 meses se realiza en Michigan el más grande experimento hasta la fecha, con 2.800 vehículos participantes en forma voluntaria. Entre los 2.800 hay 60 camiones, 85 micros, motos y bicicletas. Todos equipados con transmisor y receptor capaces de captar señales hasta una distancia de 300 metros. El equipo tiene un Wi-Fi especial, llamado 802.11p, que opera en una radio frecuencia dedicada, especial para vehículos en movimiento.
El principal objetivo del ejercicio es grabar datos para determinar si la información se transmite bien entre los vehículos. Pero algunos de los participantes reciben también alertas en sus tableros, lo cual permite vislumbrar cómo podría funcionar la tecnología en el futuro.
Pero desplegar la tecnología vehículo a vehículo tendría un impacto notable en las estadísticas de accidentes. Un estudio del Departamento de Transporte sugiere que 80% de los accidentes de ruta podrían ser afectados por la tecnología. «Si los autos pudieran hablarse entre sí se evitarían muchos choques», dice Sven Becker, del Centro para Investigaciones Automotrices, de la Universidad de Stanford.
La tecnología también ayudaría a aliviar la congestión, que a su vez tendría el efecto de reducir las emisiones vehiculares. Y también podría conectarse con tecnologías de manejo automatizado que están desarrollando muchas automotrices. Pero todavía no se sabe si el gobierno de Estados Unidos va a respaldar la tecnología. Becker dice que el mayor problema es de dónde va a provenir el financiamiento futuro: los fabricantes de autos pagarían por el equipamiento de a bordo, pero el gobierno tendría que pagar la tecnología que hay que agregar a las rutas y los medios para regular y manejar todo el sistema. Un factor que viene a complicar este proyecto es que las rápidas redes celulares podrían ser consideradas una manera más barata y más simple de introducir una tecnología parecida.
Tampoco se sabe si será Estados Unidos o Europa los que desarrollen la tecnología. Europa está desarrollando un estándar con un proyecto llamado Car2Car, con el respaldo de automotrices que ya se han comprometido a introducir alguna forma de comunicación vehículo a vehículo para 2018.
(fuente: http://www.mercado.com.ar/notas/tecnologa/8012918/la-internet-de-los-autos-y-sus-obstculos)