“La economía social no es una economía de pobres”

(f) En el marco de las jornadas de “Promoción del Asociativismo y la Cooperación”, organizadas por la Fundación Cooperar y Coopetel, dialogamos con Oscar “Mito” Costa, subdirector de Cooperativas y Mutuales de Rio Negro.

“El neoliberalismo explotó la figura del esquema cooperativo a favor del sistema capitalista. El cooperativismo, sus dirigentes, tienen que encarar el trabajo de mirar hacia dentro y rescatar los valores y principios que le dieron origen”

“Cuando se habla de cooperativismo no sólo se habla de satisfacer necesidades porque se trata de sostener valores de solidaridad, de participación democrática, de equidad, de justicia. Esa filosofía no es parte de la economía de mercado y no hay que confundirse.”

“Ser asociado empleado supone derechos pero también obligaciones que son diferentes a cualquier otra empresa porque la defensa de sus derechos laborales se enmarca en la defensa de la organización a la que pertenece. Digamos que su supervivencia tiene una relación directa con la supervivencia y el sostén de la empresa social.”

Río Negro tiene “una fuerte tradición cooperativista” según sostiene Oscar “Mito” Costa. Los primeros pasos se dieron “a partir de la inmigración italiana, alemana y española, entre otros. Ellos trajeron la idea de la ayuda mutua, la cultura del trabajo y el esfuerzo solidario. Por un lado significó mantener viva su cultura de origen y por otro, la defensa del trabajo digno y de la producción. Esto lo hicieron desarrollando un economía social, organizándose en cooperativas”.

Actualmente, hay alrededor de 400 cooperativas en la provincia y se estima que un nueve por ciento del Producto Bruto Interno rionegrino es aportado por el desarrollo de estas empresas sociales. Según Costa, ese porcentaje corresponde “al conjunto de las cooperativas, las de servicios públicos, de trabajo, de consumo, crédito, provisión, seguros” y ese nivel de participación en el PBI se mantiene desde hace unos años.

El dato tiene su explicación: “las organizaciones de la economía social, fundamentalmente las cooperativas y las mutuales, funcionan durante esta última década como una herramienta de inclusión social, de recuperación, generación y contención del trabajo luchando en un escenario donde predomina el sistema capitalista. Que se vayan consolidando es gracias a la política pública que ha adoptado el gobierno nacional. Es decir, promociona el sistema, lo protege y lo apoya. Es una opción, no como parche, sino como una solución de fondo. Esto significa que las cooperativas tienen que competir en un mercado con un fuerte perfil capitalista. De ahí la preocupación del gobierno de fortalecer al sector a partir de herramientas como el préstamo y los subsidios, creando trabajo, que les permita competir. La perspectiva es lograr incorporarse en el mercado y competir con otro sistema de economía”.

Costa advierte que “la economía social no debe ser tomada como el liberalismo la concibe, una economía de los pobres, porque se trata de un sistema y una filosofía distinta a la economía de mercado. La economía social es más democrática, más participativa, valora a la persona. Acá el capital es una herramienta más, importante, pero en su valoración no supera al hombre. Hoy hay una política pública donde se lo respeta como un sistema de economía más y no como una cosa marginal.”

Los ´90 y el neoliberalismo con su cuota de destrucción de la economía nacional y el desguace del Estado pusieron a las cooperativas y al mutualismo frente a un desafío que supo sortear con muchas dificultades y pérdidas. El subdirector de la Dirección de Cooperativas y Mutuales señala que “en aquel momento, el signo era el de la rentabilidad y la empresa privada, en un paraje de 1200 habitantes, no estaba dispuesta a instalarse. No era negocio, es parte de su filosofía. En esos lugares no iba a poner una línea telefónica, la red eléctrica, sistema de agua potable, o cualquier otro servicio esencial. La única solución es la autogestión del poblador. Esto ha pasado en muchísimos lugares. La cuestión es que si no está el Estado ofreciendo la logística esa buena intensión de autogestión no va a funcionar. Hoy el Estado está en condiciones de dar esa respuesta”.

 

Formación y capacitación

Costa indica que “no debe perderse de vista la decisión y el esfuerzo que hicieron los pobladores asociándose para resolver sus necesidades. Suele pasar que cuando se tiene un desarrollo aceptable y comienza a ser rentable la actividad se quiere cambiar de sistema; se va hacia un comportamiento capitalista dejando de lado los valores que lo iniciaron. Cuando se habla de cooperativismo no sólo se habla de satisfacer necesidades porque se trata de sostener valores de solidaridad, de participación democrática, de equidad, de justicia. Esa filosofía no es parte de la economía de mercado y no hay que confundirse. Una de las principales preocupaciones del movimiento cooperativo ha sido el tema de la educación y la capacitación de sus asociados y esa misma preocupación se da en los gobiernos democráticos que apoyan y promueven este sistema. La educación siempre debe estar presente y ser parte de la educación pública como contenido trasversal. Esto está contemplado, desde el punto de vista curricular, en la Ley Nacional de Educación y la Ley Provincial. Es un trabajo complejo porque el docente debe incorporar esa filosofía, asimilar los valores del cooperativismo y la sociedad debe acompañar”.

En tal sentido agrega que “no se es cooperativista dentro de la cooperativa y afuera somos otra cosa. Se debe ser cooperativista siempre y la educación es un eje fundamental. También lo es la participación del asociado porque debe defender a su empresa, es parte de la misma. No es fácil; el legado del neoliberalismo nos ha llevado al individualismo, a pensar más en la ganancia que en valores solidarios. Resulta complejo hacer un emprendimiento solidario en el marco de un escenario capitalista. Al esquema de la renta hay que responderle con la educación y la capacitación permanente, esa es la herramienta”.

A criterio de Costa existe una amenaza y por ende un desafío. Entiende que “la cultura del individualismo caló hondo en la sociedad pero en este momento el movimiento cooperativo es parte importante en la reconstrucción del tejido social. Hoy ve el brazo del Estado trabajando en ese sentido, observa la presencia de los movimientos sociales como generadores y promotores de esquemas asociativos solidarios. Ahí está un poco la garantía de construcción para consolidar los lazos solidarios”.

 

Hacia adentro

Costa entiende que estos tiempos “hay que ir al rescate de los principios cooperativos, su filosofía. Quizá hoy se haga necesaria una reformulación de los valores insistiendo en reforzar los lazos de solidaridad, el interés por la comunidad, rescatando que la cooperación tiende a una mejor distribución de la riqueza por formar parte de la economía política”.

La reflexión surge de analizar el recorrido histórico del movimiento cooperativo; desde aquella experiencia de mediados del Siglo XIX en Inglaterra cuando un grupo de tejedores fueron despedidos por haber participado de una huelga, y que encontraron una alternativa en la organización cooperativa, hasta nuestros días.

“El cooperativismo ha sido un actor fundamental en la historia de la humanidad en los últimos 160 años. Surgió como una necesidad transformándose en una alternativa al planteo capitalista donde lo importante es el hombre, la comunidad, y no la ganancia. Es claro que debió superar muchas dificultades y esa experiencia se fue capitalizando para acceder a una mejor calidad de vida. Aquellos ideales del liberalismo se fueron transformando hasta adoptar criterios conservadores en lo económico que hicieron a la concentración de la riqueza de manera escandalosa. En nuestro país tuvimos bastante de eso; un cambio cultural importante que también repercute en las empresas cooperativas produciendo distorsiones. El neoliberalismo explotó la figura del esquema cooperativo a favor del sistema capitalista. El cooperativismo, sus dirigentes, tienen que encarar el trabajo de mirar hacia dentro de cada organización y rescatar los valores y principios que le dieron origen”.

Costa señala que “muchas cooperativas, digamos tradicionales, han ido tomando algunos vicios, sobre todo las empresas de servicios. Sin embargo, en estos últimos años se registraron experiencias muy positivas. Está el caso de las empresas recuperadas, donde los trabajadores en defensa de sus fuentes de trabajo se han dado en nuevas formas de organización y salieron adelante. Es notable la valoración que hace el trabajador, a partir de su experiencia de lucha, sobre esa nueva organización y creo que el punto fundamental es que tiene sentido de pertenencia. Digamos que este asociado trabajador tiene más conciencia. Son un muy buen ejemplo a seguir”.

En el universo de las cooperativas dice que “se presentan situaciones diferentes que deben ser profundamente evaluadas para que no se presenten distorsiones. En una cooperativa de servicios, por ejemplo, tenemos la figura del asociado empleado, alguien que tiene una doble condición. Un asociado empleado, sin perder sus derechos laborales, debería tener un comportamiento ético distinto porque su posición de trabajador tiene que ver con su pertenencia y participación en una empresa social. No son roles intercambiables de acuerdo a las circunstancias. Es decir, por momentos soy un asociado y por momentos soy un empleado. Es una integridad y como tal debe tener otras consideraciones. Por eso señalo el comportamiento ético. El asociado empleado ha tomado un compromiso por ser parte de una organización que no se rige por la lógica capitalista de la renta. Su posición supone derechos pero también obligaciones que son diferentes a cualquier otra empresa porque la defensa de sus derechos laborales se enmarca en la defensa de la organización a la que pertenece. Digamos que su supervivencia tiene una relación directa con la supervivencia y el sostén de la empresa social.”

Por último, Costa destaca que “hoy estamos en un proceso que debemos aprovechar para profundizarlo. La experiencia de lucha y resistencia de las organizaciones sociales le han dado un marco ideológico a los sistemas de la economía social; le brindan la posibilidad de una mayor participación y protagonismo. Pueden incidir claramente en nuevas formas de concebir a la política. El Estado, históricamente, ha sido el principal socio de las cooperativas a la hora de brindarle servicios a la gente y procurar una mejor calidad de vida. Hay cosas que hoy todos estamos aprendiendo, también el Estado que va cambiando la mirada tanto hacia los esquemas de la economía social como a los movimientos sociales. Esto sólo puede darse cuando se cuenta con un gobierno de corte democrático y popular y creo que este es uno de esos momentos. Vamos por el mismo camino”.

¿Quién es Mito Costa?

Licenciado en Cooperativismo en la Universidad Nacional de La Plata, es autor de varios libros: “El Cooperativismo en Río Negro. Un espacio para su historia”, “El cooperativismo y las cargas tributarias”, “Una Cuestión Solidaria. Cooperativismo y Comunidad”, “El Cooperativismo en la Región Sur de Río Negro” y “La Economía solidaria en el pensamiento Justicialista con Perón y Kirchner”, además de numerosos artículos de su especialidad.

Fue director del Seminario sobre Cooperativismo, Mutualismo y Sindicalismo en la Universidad de los Trabajadores de Bogotá (1984), Director de Cooperativas de Río Negro (1983-1995), Delegado del INAES en la Patagonia (1997-2002), Secretario de Promoción y Desarrollo del INAES (2003-2004), investigador en el área de economía social de la Universidad Nacional Tres de Febrero y, actualmente, es el Subdirector de la Dirección de Cooperativas y Mutuales de Río Negro.

Jornadas de asociativismo

Con la organización de la Fundación Cooperar y Coopetel se desarrolló una capacitación intensiva para grupos precooperativos y premutuales denominada “Promoción del Asociativismo y la Cooperación”. Fueron tres jornadas que tuvieron por espacios el salón Juan Herman de la Fundación y el Centro Integrador Comunitario (CIC) del Barrio Primavera. Los encuentros estuvieron dirigidos a vecinas y vecinos interesados en asociarse, mediante el vínculo mutual o cooperativo, ante necesidades comunes en la búsqueda de un mejor bienestar pero entendiendo que el fomento y la reactivación del cooperativismo es una de las formas de generar empleo genuino. Además de Mito Costa, los talleres estuvieron a cargo de Rubén Vargas, integrante del Equipo Técnico de la Dirección de Cooperativas y Mutuales del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia.

 

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