El Plan Energético Nacional cumple este lunes 11 años de su lanzamiento con obras ejecutadas por $146.000 millones, como la finalización de las paralizadas Yacyretá y Atucha II, que permitieron apuntalar el crecimiento de la economía que prácticamente se duplicó en ese período.
El plan lanzado durante el mandato del entonces presidente Néstor Kirchner y continuado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner sumó 11.300 megavatios, 51% más de la potencia instalada que en 2003.
También se concretó el tendido de 5.500 kilómetros de líneas de alta tensión que vincularon 10 provincias, incluyendo regiones que estaban por fuera del Sistema Interconectado Nacional (SIN); la ampliación de gasoductos troncales, la incorporación de las energías renovables, la creación de ENARSA y la recuperación de YPF en abril de 2012.
La situación energética al 2003 era de absoluta parálisis, sin obras en ejecución ni en etapa de proyecto, como tampoco en una instancia licitatoria, para líneas y centrales eléctricas, estaciones transformadoras o gasoductos.
En respuesta a este panorama, desde el Ministerio de Planificación Federal se diseñó un plan para acompañar la expansión del modelo de crecimiento económico, reindustrialización e inclusión social, implementado a partir de 2003.
La decisión geopolítica «para capitalizar el sistema y todas las regiones» fue diversificar la matriz energética, retomar la planificación y colocar al Estado al frente del sector como actor principal, recordó el Ministerio de Planificación a través de un comunicado.
El cambio de fuerzas en la matriz energética a través de estos 11 años, permitió que el Estado argentino pasara de tener una presencia del 7 al 45%, el capital privado nacional pasara del 13 al 30% mientras que el capital extranjero se retrajo del 80 al 25%.
En materia de energía eléctrica, se construyeron 5.500 km de líneas eléctricas en 500 kv (kilovatios) a partir de obras energéticas de gran envergadura: la Línea de Alta Tensión NOA-NEA, que es la mayor obra de interconexión eléctrica de la historia argentina; la ampliación de la Interconexión Patagónica, cuyo objeto fue conectar la Patagonia Austral al Sistema Argentino de Interconexión (Sadi).
También se terminaron la Interconexión Tercera Línea «Yacyretá a Buenos Aires», para transportar más energía desde Yacyretá a Buenos Aires y así beneficiar a 13 millones de ciudadanos del Área Metropolitana de Buenos Aires; la línea de transporte eléctrico Comahue-Cuyo, la obra más importante en 30 años en la zona, y la Interconexión Recreo – La Rioja.
La región del NEA en 2003, con serios problemas, dependía de la Línea «Clorinda-Guarambaré (Paraguay)» y el NOA estaba desconectado del sistema interconectado (SIN), mientras que hoy la Línea «NEA-NOA» de 1.207 km permite abastecer al NEA y que el NOA evacúe energía al SIN.
Entre 2003-2014 se ejecutaron obras que permitieron anillar el sistema energético nacional, y para aumentar generación se concluyó la represa hidroeléctrica de Yacyretá, que aportó 1.800 Mw (megavatios); la Central Nuclear Néstor Kirchner, de 745 Mw; y se construyeron la Central Térmica San Martín, 850 Mw; la Central Térmica Belgrano, 850 Mw, y la Central Térmica Vuelta de Obligado, 560 Mw.
El Plan Energía Plus aportó 2.800 Mw al sistema y el Programa Enarsa Distribuida 1.400 Mw, y en materia de gas se amplió en 27.000.000 de metros cúbicos por día la capacidad de transporte de los gasoductos y se procedió a realizar obras como los 2.900 km de Gasoductos Troncales, el Segundo Cruce al Estrecho de Magallanes, el Gasoducto Juana Azurduy y se conectaron 2.300.000 nuevos hogares a la red.
También está en ejecución el Gasoducto del Noreste Argentino (GNEA), que tiene como principal objetivo saldar la histórica deuda con una de las regiones más postergadas del país: llevar gas natural a las provincias de Chaco, Corrientes, Formosa, Misiones y al norte de Santa Fe, para el que se destinan $28.500 millones para sumar al servicio a unos 3.400.000 habitantes.
La incorporación de los biocombustibles y las energías renovables fue otro objetivo del plan por el cual Argentina hoy es el primer exportador de biodiesel mundial, y estableció para el mercado interno el corte obligatorio del 10% del gasoil con biodiesel y del 8% de la naftas con bioetanol.
La actividad nuclear se reactivó con el «Plan Nuclear Argentino» presentado en agosto de 2006, en el que participan los sectores científico, técnico, industrial, la medicina y proveedores, y se impulsó la complementación con empresas y países del mundo.
Los resultados fueron la terminación de la Central Nuclear Néstor Kirchner (Atucha II) de 745 Mw, que estuvo paralizada más de 12 años; la futura construcción de tres centrales más: la IV Central de 700 Mw (con tecnología local y financiamiento chino); la V Central de 1.000 Mw (a partir de un acuerdo con China) y la VI Central de 1.200 Mw (a partir de un acuerdo con Rusia); la extensión de vida de las centrales Embalse y Atucha I; el Reactor CAREM y la producción del 5% del Molibdeno-99 consumido en el mundo y de Cobalto 60, siendo la Argentina el tercer productor mundial.
ENARSA, creada por el Estado Nacional, incursionó en el sector energético como ejecutor de obras y es el vehículo para la integración regional con Bolivia y Venezuela, que le permitieron a la Argentina un ahorro acumulado de combustible equivalente a 14.000 millones de dólares.
Pero el Plan Energético no acaba en estos 11 años, y para los años venideros tiene objetivos bien delineados: la construcción de las hidroeléctricas Néstor Kirchner y Carlos Cepernic; la de Chihuido I y otras 10 obras de generación hídrica que totalizan 3.800 MW; y la Cuarta y Quinta Central Nuclear con el know how argentino gracias a la finalización de la Central Nuclear Néstor Kirchner.
(fuente: http://www.ambito.com/noticia.asp?id=790124)