Desde el horror de los talleres clandestinos hasta las modernas oficinas actuales, los mensajes detrás de la arquitectura. Cuán importantes son las personas para la empresa
En la medicina forense se suele decir que los cadáveres hablan. Esto es así porque los cuerpos delatan todo lo que sucedió poco antes de su muerte, desde lo que ingirió hasta el tipo de heridas o golpes que pudieron haber sufrido. En la misma línea podríamos afirmar que los ámbitos físicos laborales no son cuerpos inertes y mudos, sino que dicen muchas cosas mediante su presencia o ausencia. La única condición necesaria es escucharlos o, para ser más precisos, verlos con detenimiento.
Hay por lo menos dos ejes en los que podemos poner la mirada: el confort y la organización del trabajo. Parafraseando un dicho muy conocido: «Dime dónde trabajas y te diré qué importancia tienes». Para ejemplificar hay ejemplos extremos, como el que tuvo notoriedad hace pocos días, con la muerte de dos niños en uno de los tantos talleres de costura clandestinos, instalados desde hace muchos años. Hubo oportunidad de ver, a través de las imágenes televisivas, que se trata de recintos enrejados como prisiones, colchones tirados en el piso cerca de las máquinas, suciedad y peligro de incendio. Familias enteras cautivas en aquel ambiente, al servicio de una producción por la que recibían unos pocos pesos por prenda durante 18 horas diarias. Nada puede graficar mejor cuál era la importancia del recurso humano en lo que mal o bien, también se trata de organizaciones laborales.
En el otro extremo encontraremos oficinas alfombradas y silenciosas, donde los empleados parecen deslizarse en vez de caminar. Calefaccionadas en invierno, refrigeradas en verano, podría decirse que son estuches de terciopelo ajenas al mundo exterior, si no fueran vidriadas para confirmar, de vez en cuando, que aquel mundo exterior existe y al que hay que volver una vez terminada la jornada de trabajo.
Entre ambos extremos hay situaciones intermedias, todas relacionadas con la calidad de vida. No es lo mismo trabajar en un subsuelo apenas iluminado que en un piso alto, con luz natural. En cualquier caso, refuerza el significado sobre qué lugar ocupan los recursos humanos dentro de la organización y también cada uno en particular.
De aquí surgen las tensiones individuales implícitas o explícitas sobre ubicaciones privilegiadas respecto de otras, como la conocida corner office, la más ambicionada, símbolo de estatus y confort, ocupada por los más altos directivos. Parecen datos menores, siguiendo el mandato bíblico de que el trabajo es un castigo, pero no lo son en el momento de tomar decisiones sobre quedarse, soportando un ambiente incómodo, o buscar otros rumbos. Entra en este concepto la necesidad, o no, de conservar personal valioso para la empresa.
Una de las revistas de negocios más destacadas, Harvard Business Review, dedicó cuatro artículos centrales sobre el tema durante el año pasado, orientado hacia otra cuestión importante, que es la organización del trabajo. De las largas filas de escritorios apuntando en una sola dirección de principio del siglo XX se pasó a los cubículos.
Más tarde se descubrió que interrumpían la comunicación y el trabajo en equipo, pasando a derribar paneles y volviendo a las salas amplias, pero todo estalla cuando aparece la posibilidad del trabajo desde la casa, a través de las redes de Internet.
Como corolario podríamos concluir que las modas arquitectónicas deben estar íntimamente vinculadas al tipo de trabajo, a cada una de las necesidades de las personas para desarrollarlo eficazmente.
Por Jorge Mosqueira | LA NACION
(fuente: http://www.lanacion.com.ar/1791602-el-lugar-en-donde-se-trabaja-dice-mucho-sobre-la-organizacion)
Lectura sugerida por Presidencia del CA – Muchas gracias María Belén Gomez por aportarla.