Economía Social y transformación. OBSTÁCULOS AL COOPERATIVISMO.

Economía Social y transformación. OBSTÁCULOS AL COOPERATIVISMO.

Obstáculos a una política de desarrollo del cooperativismo provienen de diversos sectores, particularmente de dueños de cooperativas de maletín y cooperativas falsas que se burlan del Acto Cooperativo como hemos señalado en anteriores artículos, pero más de los propios sectores de gobierno. Observemos algunos.

– Incomprensión de la doble dimensión Asociación – Empresa de las cooperativas. La dificultad en comprender esta doble dimensión es un grave obstáculo. Se observa en la misma LEAC que tiene un sesgo asociativo y bien pudiera llamarse simplemente Ley Especial de Cooperativas. Comprender la dimensión empresarial permitiría incluir a las cooperativas en el ámbito de las PyMEs y proporcionarles los mismos apoyos que éstas reciben del gobierno y del sector financiero. Permitiría también un control gubernamental cónsono con esa condición económica y no de sociedades de “beneficencia” o simples asociaciones.

– La confusión entre lucro y ganancia. Todas las variantes conceptuales coinciden en que las cooperativas son organizaciones sin fines de lucro, entendiéndose por lucro, según la Real Academia, “la ganancia o provecho que se saca de una cosa”, por lucrativo “lo que produce utilidad y ganancia” y por “lucrar” es sacar provecho de un negocio, obtener utilidades.

El mensaje pesidencial que afirma que “ser rico es malo”, sin mayores fundamentos, acompañado de la idea de que una cooperativa no debe obtener “ganancias” , ambas afirmaciones negando la posibilidad de que las cooperativas vendan sus servicios y productos con márgenes razonables para que sus asociados eleven su nivel de vida, ha hecho gran daño al las cooperativas.

Pero este aspecto del “no lucro”, no está claro tampoco en numerosos cooperativistas; muchos lo confunden con no obtener excedentes o disminuir estos a cantidades insignificantes por temores a ser llamados ricos. Puede afirmarse que el “no lucro” es un atributo de la cooperativa y de sus asociados que no entra en contradicción con la necesaria creación de riquezas y su necesaria capitalización, ni con el lógico deseo humano de lograr mejores ingresos y niveles de vida.

Dos preguntas son claves para determinar si un asociado o una cooperativa se lucran: 1.- ¿Quién produjo el bien o servicio?, y 2.- ¿Quién se apropió del valor generado por ese bien o servicio?. Si las respuestas coinciden en la misma persona no hay lucro, Para que exista lucro, quien no produjo el valor es quien se lo apropia; y un asociado … ¡jamás se expropiará a sí mismo!.

– La ausencia de visión económica en las inversiones en OESs. Numerosas personas perciben las cooperativa con criterios sociales olvidando la relación costo / beneficio propia de todo Plan Organizacional o de Negocios, y que ellas son un binomio indisoluble de asociación dueña de una empresa, y empresa que debe medirse con criterios laborales pero también financieros y económicos adaptados a su especificidad.

– La búsqueda de “soluciones inmediatistas” por sectores gubernamentales y ciudadanos que ven en las cooperativas la panacea para sus problemas. Bernardo Kliksberg lo denomina eficientísmo cortoplacista; consiste en una resistencia primaria a la ES cuestionándola en términos de costo y tiempo. Poner en marcha un proyecto de ES significa costos económicos necesarios para el éxito de la organización que se emprende pero se debe estar consciente de que los procesos de maduración y apropiación de valores y principios, así como la consolidación de prácticas democráticas son de largo plazo y los resultados no serán inmediatos. Demás está recordar la existencia de un cementerio de 300.000 cooperativas con un ejército de frustrados superior a 4.500.000 ciudadanos.

– La subestimación de los pobres. En numerosos espacios, sectores directivos y profesionales tienen una concepción desvalorizante de las capacidades de las comunidades pobres. Creen que son incapaces de integrarse a los procesos de diseño, gestión, control y evaluación y que no pueden aportar mayormente por su debilidad educativa y cultural. También que sus liderazgos son primitivos, sus tradiciones son atrasadas, y sus saberes son cargas. Nada más alejado de la realidad. Numerosos pobres, a través de sus cooperativas y otras OESs, han demostrado capacidades y logros exitosos.

La idea de “capital social” afirma Kliksberg, “rompe los mitos sobre las comunidades pobres. Una comunidad puede carecer de recursos económicos, pero siempre tener capital social; ellas tienen todos los elementos constituyentes del capital social: valores compartidos, cultura, tradiciones, sabiduría acumulada, redes de solidaridad, expectativas de comportamiento recíproco. Cuando logran movilizar ese capital social, los resultados pueden ser importantes como los observados por quien esto escribe en Villa El Salvados del Perú, o en nuestras Ferias de Consumo de Lara. Como anotara Albert Hirschman (1984): “a diferencia de otras formas de capital, el capital social es el único que aumenta con su uso”.

– La tendencia a la manipulación de las comunidades. Esta afirmación debe observarse desde varios ángulos. Desde el lado gubernamental, existen brechas entre las intenciones manifiestas y las declaraciones. Algunos mensajes, particularmente del primer mandatario, hicieron daño al cooperativismo. Afirmaciones presidenciales como “formar cooperativas es muy fácil, se reúnen cinco personas y listo” o “las cooperativas son capitalistas” – olvidando que en Cuba el 90% de la comida no importada es producido por ellas – han sido contraproducentes. Si a ese negativo discurso presidencial se le suma el vacío operacional de las instancias gubernamentales que deberían apoyar al sector, la manipulación se convierte en malabarismos gubernamentales.

Prof. Oscar Bastidas Delgado (UCV).

(fuente: Claudio Chab [claudio@chab.com.ar])

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