En una semana marcada por el debate sobre las coimas en IDEA, el socio de BDO dice que la pérdida de credibilidad hace que la gente no pueda seguir a su líder
En enero último, el banco estadounidense JP Morgan fue penalizado con una multa US$ 1700 millones por ignorar repetidamente indicios de las actividades sospechosas del empresario Bernard Madoff, que en 2009 fue condenado a prisión por haber estafado a miles de personas por más de US$ 20.000 millones. Si bien fue resonante, este no es el único ejemplo que muestra que la falta de ética organizacional tiene un costo.
En los últimos años, una farmacéutica estadounidense debió pagar millones de dólares por promociones indebidas de medicamentos; la reputación de una financiera del mismo origen quedó cuestionada cuando un ex ejecutivo la calificó de tóxica y destructiva; un grupo de firmas alemanas fabricantes de cervezas fue multado por fijación de precios, y una finca del norte argentino fue cuestionada por defensores del medio ambiente por supuesto desmonte ilegal.
Carlos Rozen, presidente de la Asociación Argentina de Ética y Compliance (AAEC) y socio de la consultora BDO, dice que la ética en las organizaciones está relacionada con la de su entorno y que cada vez es más importante evaluar el nivel ético de las compañías porque esto impacta en sus negocios.
«La ONG Transparencia Internacional (TI) la mide mediante la acción de funcionarios públicos y así arma su ranking sobre la corrupción de un lugar. Pero desde la asociación promovemos la idea de que si hay corrupción en el ámbito público suele haber un privado involucrado», comenta Rozen, quien implementó más de 15 áreas de auditoría interna en diversas organizaciones y dirigió más de 40 proyectos de cumplimiento de la ley Sarbanes Oxley, de Estados Unidos, en diferentes países.
En el mundo, la gestión de la ética y el cumplimiento de normativas es liderada por gerentes de Compliance o de Ética. Para colaborar con su formación, la AAEC creó una certificación para los profesionales responsables de cumplimiento, cuyo diseño metodológico es de BDO.
El programa se dicta en diez clases de frecuencia semanal en la Universidad del CEMA. Los asistentes aprenden sobre cultura del cumplimiento, gestión de riesgos y control interno, el rol del gerente del área, normativa local, tratados internacionales, investigaciones en las empresas, lavado de dinero, fraude y corrupción, riesgos en operaciones de comercio, gobierno corporativo, legislación de mercado de capitales, códigos de ética y conducta, auditoría de cumplimiento y cómo estructurar el área de Compliance.
-En el último índice de percepción de corrupción de TI, de 2013, la Argentina quedó en el puesto 106 de 177 países. ¿Qué consecuencias tiene esto en el sector privado?
-Para cualquier inversor tiene que ver con la confianza. Si el país es percibido con niveles de corrupción, esto es algo que nos resta en forma casi inmediata. De hecho, a los gerentes del área lo primero que les recomendamos al armar su mapa de riesgo es que se fije en el indicador de TI para entender cómo afilar sus recursos para la lucha contra la corrupción en un país como el nuestro. Hay dos temas a prestar atención al analizar estos índices. Por un lado está la ley y por otro, su aplicación. En países como el Reino Unido, Estados Unidos y Canadá, la legislación es predecible y uno puede entender con qué hay que cumplir sin hacer mucho esfuerzo. En esos lugares la aplicación es muy dura para sancionar a quienes no cumplen. En países como el nuestro se da lo inverso: la legislación es confusa, difícil de entender, las leyes se superponen generando el problema concreto de que aunque uno quiera cumplir no puede. La aplicación es muy mala y se genera la sensación de impunidad. El efecto práctico es la falta de credibilidad.
-¿Cuáles son algunos comportamientos no éticos habituales de las organizaciones?
-Es importante entender a todas las partes interesadas, cómo impacta el tema ético no sólo en el accionista, sino cuáles son los intereses de los empleados, comunidad, proveedores, clientes y medio ambiente. En ese diálogo surge que hay un beneficio justo que la empresa debe percibir. Si percibe un beneficio desmesurado se suele caer en comportamientos poco éticos, y aunque no los tuviera la comunidad no estaría conforme con la diferencia entre la ganancia del empresario y los salarios de los empleados. El beneficio adecuado es un comportamiento ético que hoy importa. También, la calidad de los productos y servicios, tanto la prometida como la comprometida, ya sea de manera formal como informalmente. Otro tema es el cumplimiento de acuerdos, que es algo que puede destruir una compañía o un país. La pérdida de la confianza y la credibilidad hace que la gente no pueda seguir al líder.
-¿Cuán extendido está el código de ética en el país?
-Para las empresas que cotizan en la Bolsa de Estados Unidos es obligatorio y tienen un mismo código traducido a todos los lugares donde opera la organización. Para las que lo hacen en la Bolsa de Buenos Aires también es mandatorio. Se está dando el muy sano fenómeno de que muchas organizaciones que no están obligadas, desde pymes hasta grandes empresas, lo implementan voluntariamente. Además de escribir normas de comportamiento razonables adaptadas al objetivo de la organización, hay que comunicarlas adecuadamente. No se trata sólo de que la gente firme el código, sino de trabajar sobre los líderes para que lo transmitan y medir la cultura ética para saber no sólo cómo se comporta la gente, sino cómo entiende el código.
-¿Qué características tiene un buen gerente de área?
-Debe ver más allá para saber qué puede tener impacto en la organización y minimizarlo e implementar controles que puedan mantener los riesgos a nivel razonable de manera frecuente. También debe entender en negocio y sus procesos, y colaborar para que su recorrido sea tan sostenible como el resultado que se genera. De lo contrario se obtendrían resultados, pero la organización estaría llena de contingencias. Debe tener un gran sentido de la reputación de la compañía y ser un excelente comunicador. Tiene que ser un abanderado de las normas de comportamiento y ponerlas de manifiesto en todo momento; eso hace a un buen líder. Es necesario que entienda las principales legislaciones que afectan a la organización. Además debe ser íntegro..
(fuente: (http://www.lanacion.com.ar/1738755-carlos-rozen-tener-beneficios-adecuados-es-comportarse-eticamente)
Lectura sugerida por Presidencia del CA – Muchas gracias María Belén Gomez por aportarla.