Argentina con una baja morosidad bancaria

Argentina con una baja morosidad bancaria

El sistema bancario argentino continúa exhibiendo una baja tasa de morosidad. Una nueva investigación de KPMG demostró que de un total de 28.575 deudores dentro de la cartera comercial, entre agosto de 2011 y mismo mes de 2012, sólo el 2,1% de ellos empeoraron su situación.

Una nueva investigación de KPMG demostró que de un total de 28.575 deudores dentro de la cartera comercial, entre agosto de 2011 y mismo mes de 2012, sólo el 2,1% de ellos empeoraron su situación, aunque un 40% pasaron a una categoría peor un año después. La cartera en situación irregular ascendió levemente desde fines del año 2011 pero se mantiene en niveles muy bajos. Y la calidad de la cartera de préstamos está lejos de estar en una situación crítica que esté afectando la situación patrimonial y el pricing de los préstamos, ya que el porcentaje de irregularidad se ubica todavía dentro los mínimos históricos.

KPMG, la firma de auditoría, impuestos y asesoría, realizó un estudio sobre la evolución de la morosidad bancaria frente cambios económicos. La desaceleración de la actividad económica típicamente se manifiesta en inconvenientes de los deudores bancarios para hacer frente en tiempo y forma a los pagos de las cuotas de los préstamos. En esencia, eso se traduce en un desmejoramiento en la clasificación crediticia, ya sea por el grado de cumplimiento en el pago de la deuda o la situación jurídica del deudor (en la cartera de consumo y vivienda) o por la evaluación realizada de acuerdo con la capacidad de pago y flujo de fondos del deudor (cartera comercial). La peor situación de la cartera impacta directamente en el estado de resultados de las entidades bancarias, y el mayor riesgo percibido en el nuevo financiamiento puede gatillar un incremento de las tasas de interés, de modo de cubrir las pérdidas esperadas. Pero ¿qué pasó con la morosidad de la deuda bancaria?

La cartera en situación irregular (situación 2, 3, 4 y 5) ascendió levemente desde fines del año 2011 (0,7 puntos porcentuales desde sept-11 a sept-12) pero se mantiene en niveles muy bajos (3,1%). En 2008-2009, por ejemplo, la morosidad creció 1,4 puntos porcentuales, de 4,6% a 6%.

Por sectores económicos, se observa que en los últimos 12 meses a septiembre de este año, los préstamos a personas físicas fueron los que mostraron un mayor incremento en el porcentaje de morosidad (de 4,4% a 5,1%), seguido del sector construcción (de 4,9% a 5,5%). La industria, por el contrario, redujo la morosidad de 3,1% a 2,1%.

Según estos números, no parece haber un problema significativo en la calidad de la cartera que atente contra la rentabilidad y las tasas de interés. Entonces, ¿por qué la morosidad continúa siendo tan baja en el agregado?, y ¿el porcentaje de cartera en situación irregular es el único indicador para analizar la situación de la cartera?

En relación con la primera pregunta, resulta evidente que, en el marco de préstamos creciendo entre un 40% y un 50% anual, y sabiendo que esa cartera nueva siempre va a comenzar imputándose a situación 1 (Normal), es difícil que los cocientes de morosidad agregada se modifiquen de manera significativa, aun conociendo que algunos deudores están teniendo inconvenientes para efectuar los pagos.

En relación con la segunda pregunta, los porcentajes de morosidad no detectan cambios entre las restantes clasificaciones de cartera irregular.

Cartera comercial

En la cartera comercial se aprecia que, de un total de 28.575 deudores que tenían deuda en agosto de 2011 y agosto de 2012, sólo el 2,1% de ellos empeoraron su situación, aunque un 40% de los deudores en situación 3 y 4 en 2011 pasaron a una categoría peor un año después.

Cartera de consumo

En la cartera de consumo el panorama es diferente dado que un 6,8% de los deudores que tenían deuda en agosto de 2011 empeoraron de situación. Más aún, el porcentaje de caída de clasificación salta a aproximadamente 70% para los deudores que estaban el año pasado en situación 3 y 4, evidenciando su dificultad para recomponer la dinámica de repagos ante los primeros atrasos. Además, llama la atención que el 9,9% de los deudores haya terminado en situación 5 (eran un 7,8% del total en agosto de 2011, de los cuales sólo el 1,4% pudo mejorar su situación un año después).

Para poner un marco de referencia a este punto, podemos hacer una comparación con un período en donde la morosidad creció sensiblemente, especialmente la cartera de consumo. En marzo de 2009, la recesión implicó un claro, si bien moderado, desmejoramiento en la calidad de la cartera de préstamos. En la tabla de abajo se observa (a la derecha) que efectivamente los deudores que empeoraron la clasificación crediticia fueron el 10,7% del total (más que el 6,8% de agosto de 2012). Sin embargo, la cantidad de deudores en situación irregular terminó siendo inferior que la de agosto de 2012 (11,8% contra 15%) una vez que se deja de lado la incidencia de los nuevos préstamos en situación 1. Y esto resulta todavía más notorio cuando se analiza la situación de los deudores en situación 5: 2,4% en marzo de 2009 contra el 9,9% de agosto de 2012. Además, la cantidad de deudores en situación 4 que desmejoró su situación en aquel año recesivo ascendió al 45%, contra el 66% del último año, mientras que los que mejoraron su situación alcanzaron el 33% entonces, contra sólo el 16% del último año.

Dentro de este panorama, los bancos privados están mostrando una evolución peor que los bancos públicos, cuyos deudores de consumo vieron desmejorar su situación sólo en el 3,8% de los casos, y además cuenta un menor porcentaje de irregularidad que los deudores de bancos privados.

Las entidades no bancarias (compañías financieras y cajas de crédito) cuentan con deudores en la cartera de consumo con un porcentaje de irregularidad cercano al 40% y que han empeorado su situación en el último año en un 14%.

Concretamente, en la cartera de consumo se está viendo que hay un conjunto de deudores con dificultades crecientes para enfrentar sus pagos en tiempo y forma, reduciendo gradualmente su clasificación, especialmente en las categorías 3 y 4, y con una creciente participación de deudores en categoría 5 (mayores a otros episodios de tensión crediticia como el del año 2009). Por su parte, las entidades no bancarias (compañías financieras y cajas de crédito) cuentan con deudores en la cartera de consumo con un porcentaje de irregularidad cercano al 40% y que han empeorado su situación en el último año en un 14%. En este marco, estas entidades y, en menor medida, los bancos privados están mostrando un desmejoramiento mayor que los bancos públicos. Este fenómeno podría estar vinculándose con una gradual pero creciente carga de los préstamos al consumo y vivienda en el total de gastos de consumo privado y en el total de la masa salarial recibida. Por ejemplo, el cociente entre los préstamos al consumo y vivienda y el consumo privado relevado en las cuentas nacionales subió de 7% a principios de 2007 a 11% a principios de 2012, cifra que, en realidad, sigue siendo baja en relación con los estándares internacionales. Alternativamente, tensiones varias en la cadena de pagos pueden también estar haciendo su aporte.

En síntesis, la calidad de la cartera de préstamos del sector financiero local está lejos de estar en una situación crítica que esté afectando la situación patrimonial y el pricing de los préstamos, y de hecho, el porcentaje de irregularidad se ubica todavía dentro los mínimos históricos. Sin embargo, estos porcentajes están siendo sesgados, en alguna medida, por el fenomenal crecimiento del stock de préstamos en términos nominales, cuyo flujo incrementa desproporcionalmente el stock en situación normal.

El análisis muestra que de todos modos existen deudores, aun sin ser masivos, que están teniendo dificultades sobre todo en la cartera de consumo y en el sector construcción (los préstamos a la industria están mostrando una mejora en la calidad crediticia). Lo cierto es que, aun reconociendo que los indicadores mostrados en este informe no son representativos de una tendencia, comienzan a verse algunas señales de alerta. Y por supuesto, aun sin ser un problema sistémico, la morosidad de los deudores está, como siempre, muy vinculada al desempeño macroeconómico con lo cual la dinámica inmediata de estos indicadores dependerá mucho de lo que suceda este año con la actividad económica.

Publicado el 14/2/2013

(fuente: http://www.revistaestrategas.com.ar/noticia-581.html)

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