Aunque se duplicó el uso de tarjetas empresa-riales respecto a 2010, el efectivo es el primer medio de pago entre las pymes locales y el 60% de las compañías industriales autofinancia sus inversiones. Las trabas de un sistema financiero que es chico frente al de sus vecinos regionales y a las necesidades del sector.
Por Facundo Sonatti
En la Argentina, el tamaño del sistema financiero constituye un fenómeno anómalo frente a otros países de la región, tal vez, con la excepción de México, según el estudio ‘Acceso al Crédito y Crecimiento Económico’, de la Fundación Observatorio Pyme (FOP). En los últimos 50 años, el crédito al sector privado aumentó 3%. En cambio, en los países de ingresos similares, y dentro de la región, mantuvo un alza sostenida. En Chile, a igual período, el sistema financiero creció del 5% del PBI al 70%. El tamaño del sistema bancario argentino es cinco veces inferior al trasandino, menos de un tercio del brasileño y la mitad del colombiano. El desafío implica hallar una solución compatible para los costos y condiciones crediticias sobre las que se quejan los empresarios y, al mismo tiempo, reducir los riesgos de los bancos de prestarle a una pyme. El FOP ilustra el problema de la bancarización: más del 60% de las pymes industriales argentinas autofinancian sus proyectos de inversión sin acudir al crédito bancario. Sin embargo, por otra parte, los bancos consideran de “alto riesgo” a este sector empresarial, rechazando en promedio entre el 15% y 20% de las solicitudes de crédito. Para el FOP, el tema de la financiación se podría argumentar así: hay problemas del lado de la oferta y de la demanda. Las firmas que se autofinancian solicitan a los bancos mejores tasas, plazos y un mayor esfuerzo en el análisis del riesgo crediticio, disminuyendo el rol de las garantías. Los bancos aducen fuertes asimetrías informativas y grandes economías de escala en el análisis del riesgo. En línea, por estos días, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) lanzó la tercera ronda de créditos por $ 20.000 millones. La particularidad de esta ronda, que obliga a los bancos a destinar el 5% de sus depósitos a dar préstamos subsidiados, es que exige que el 50% de ese monto vaya a las pymes. Para ampliar la cantidad de beneficiados, el BCRA subió el techo de facturación a $ 250 millones a las firmas que considera pymes. La tasa será del 15,2% y a un plazo mínimo de tres años. En el segundo trimestre de 2012, estas empresas recibían menos del 30% de los créditos y en el primer trimestre de este año alcanzó el 40%.
Los primeros pasos
El camino que una pyme debe seguir para ingresar al sistema bancario es amplio. En la mayoría de los casos, el primer paso está dado por entablar una relación con la entidad en tanto prestadora de servicios para generar confianza y no exclusivamente como agente de crédito.
Cristian Panizzi, socio de Trufas del Nuevo Mundo, un emprendimiento de 50 hectáreas en la provincia de Buenos Aires, creó dos fideicomisos para capitalizar su proyecto. “Al estar bancarizados, los primeros beneficiados son los clientes porque hay una mayor transparencia y permite captar inversores”, dice, a cargo de la administración del negocio, que demandará una inversión total de u$s 2,8 millones. El cliente suscribe el contrato y deposita el dinero en la cuenta del fideicomiso; cuando capitaliza la sociedad anónima, el beneficiario recibe las acciones”, explica. La primera cosecha, que se realizará con perros adiestrados en busca de trufas en las raíces de robles, está prevista para 2017. El proyecto tiene 60 cuotas partes de u$s 25.000 y 90 para inversores, que aporten u$s 14.500. La rentabilidad se estima en un 23% anual, por 30 años. por su parte, el estudio ‘Perspectivas de las mipymes en Argentina y América latina 2012, de Visa y AméricaEconomía, señala que el efectivo es el primer medio de pago, para el 53% de las encuestadas, seguido por el cheque, con un 28%. Sin embargo, el estudio destaca el crecimiento en la penetración de tarjetas empresariales, que subió un 150% desde 2010 en la región.
El hecho de que muchas firmas prioricen el uso de efectivo puede explicarse por barreras culturales así como por la demora en la acreditación de los pagos. Por caso, en los pagos con tarjeta en cuotas, la primera se acredita 48 horas después. En compras con crédito y débito en un solo pago, el monto se acredita en la cuenta de la empresa tras 15 días hábiles. Para esta operatoria, los bancos cobran una comisión del 3% en crédito, y 1,5% débito. Así lo explica Carla Basilotta, a cargo de Administración de la firma de indumentaria que lleva su apellido y que fundó, junto a sus tres hermanos, en 2009. Crear un SRL exige una cuenta corriente. Los Basilotta empezaron a operar con el Banco Credicoop. “Tenemos una tarjeta corporativa Visa, para uso personal, y la tarjeta Cabal, que ofrece hasta 12 cuotas sin interés, para realizar compras de maquinarias”, explica Basilotta, desde la firma que factura más de $ 500.000. “El banco, cada año, analiza tu cuenta y, si todo está bien, da nuevos beneficios, como un mayor descubierto, ejemplifica. En 2011, Basilotta tomó un crédito de $ 50.000 para comprar maquinaria, a una tasa del 10% a pagar en 36 cuotas. Otro beneficio de estar bancarizada es el homebanking. Se pueden hacer transferencias sin correr el riesgo de la inseguridad e incluso puede dar de alta o baja las cuentas de los empleados ya que, en la atención del local, suele haber alta rotación.
Basilotta planea vender 4.000 prendas esta temporada, 500 más que la anterior. En el local de Palermo, el 80% de las transacciones se hacen con tarjeta.
Financimiento para importar
Marcelo Bizzacho es socio Gerente de Aquiles Service, una firma que realiza el servicio técnico de calderas de modo exclusivo para la italiana Ariston y la francesa Chaffoteaux. La firma visita 4.000 casas al año y los servicios se cobran en efectivo. Pero, al tener la representación oficial de la firma de calderas, las ventas de estos productos (representan la mitad de los ingresos) se cobran mediante bancos. Pero los comienzos no fueron sencillos. Aquiles Service operaba con un banco internacional que no convenció a Bizzacho. “Era muy grande, los asistentes rotaban y no lograba hacerse la curva de experiencia entre ellos y nosotros. Primero, cambié la sucursal, pero también me pusieron trabas”, asegura. Así, pasó a otro local, pero aclara que está en un proceso de transición.
El interés por importar requiere de asistencia.
El banco financia una importación en hasta seis pagos y una tasa del 20% anual, muy conveniente”, cuenta el socio de esta pyme con 10 empleados y seis años en el mercado. Planea representar a una empresa de servicios italiana, y para eso debe importar maquinaria y productos para lavados especiales. Otro de los usos que proyecta darle al banco es la incorporación de un posnet móvil para que los usuarios domiciliaros puedan pagar con tarjeta.
Para Basilotta, la bancarización suma eficiencia, agilidad, seguridad y facilita la compra /venta, los pagos de haberes y el manejo con la AFIP. Para esta pyme, los costos financieros no son altos. Rondan entre $ 1.500 a $ 2.100, que varía según las operaciones del mes”, dice Basilotta. “Hay un costo fijo de mantenimiento, y costos de cada movimiento, o retención de IIBB, impuesto al débito y crédito (depósito o cobro de cheques), transferencias. Pero, creo que es inevitable e imposible operar sin un banco de por medio”, concluye.
Fuente: El Cronista (http://www.cronista.com/contenidos/2013/06/20/noticia_0014.html)