Llevar los problemas laborales al hogar puede ser una amenaza a la buena salud de una relación. Cómo detectar los signos del peligro
El no poder desconectar es una amenaza seria a la pareja
El fenómeno de los «workahólicos«, o adictos al trabajo, es cada vez más común en la sociedad moderna. Volver a casa dos horas después de la estipulada o llegar al hogar y no hacer otra cosa que despotricar contra un mal jefe suenan a síntomas habituales en la mayoría de las familias. Así y todo, muchos ignoran que esas características de comportamiento, que refleja una dedicación y un compromiso total en el ámbito profesional, podrá dinamitar la estabilidad de la pareja.
«Pasamos la mayor tiempo de nuestras horas despiertos en los trabajos, de lunes a viernes. Eso hace que, inevitablemente, la oficina empieza a meterse en la vida personal», destacó Lynn Taylor, una especialista estadounidense en relaciones personales y autora del libro «Cómo manejarse con un jefe infantil y evolucionar en el trabajo«.
«Es natural, por ende, descargarse una vez que uno llega a casa. Pero no todos pueden tomar conciencia del daño que generan a su pareja con ese comportamiento», añadió.
El tener presente cada detalle de la vida de oficina en la vida personal puede significar el inicio del fin de una relación. Las discusiones se incrementan, el cansancio se hace presente, se despierta la irritabilidad y se pierde esa magia que en su momento edificó el amor.
«En el ámbito laboral se ponen muchos factores en juego, no sólo lo económico. Uno expone su tolerancia a la frustración, su capacidad de ambición, sus miedos, sus deseos, sus esperanzas. Por eso, es muy difícil después separarlo del ámbito personal. Requiere de un esfuerzo y amerita una capacidad de análisis muy profunda para las personas», destacó a Infobae el psicoanalista Sergio Camargo.
La adicción al trabajo supone un enemigo directo para la buena salud de la pareja. Por eso, la especialista Taylor destacó algunos puntos clave para tener en cuenta, antes de que el matrimonio se esfume.
Cuando las discusiones se vuelven habituales, el hartazgo se hace presente
Poner las prioridades por delante de la relación
Si uno se encuentra a sí mismo eligiendo actividades profesionales en el tiempo que podría pasar con su esposa, es una alarma de que la presión del trabajo está afectando la vida personal. De no considerar este factor y no tomar cartas en el asunto a tiempo, la tensión en la pareja puede llegar a un punto de difícil retorno, según explicó Taylor.
Tu pareja es tu consultora laboral
Si uno busca constantemente consejos y apoyo del otro ante un movimiento o decisión laboral de importancia, no se da cuenta de que puede estar haciendo más daño del que cree a la pareja. Además, el no poder desconectar nunca de las responsabilidades profesionales genera un desgaste mental lógico y ese factor se siente en el vínculo amoroso.
Cuando el trabajo se apodera del hogar, la paciencia de la pareja comienza a extinguirse
El trabajo es el único tema de conversación
Un pésimo signo para la relación es cuando el único tema sobre la mesa es el trabajo. «Si uno tiene dificultades para equilibrar lo personal de lo profesional, terminará cayendo en discusiones sobre personas de la oficina y proyectos sin siquiera darse cuenta», detalló Taylor. La falta de interés o de capacidad de salir de universo laboral es un peligro para la continuidad de una relación o un matrimonio.
Llegar tarde o ausentarse de compromisos familiares
Cualquiera tuvo una ocasión en la que no pudo acudir al cumpleaños de una cuñada o al bautismo de alguna sobrina por el trabajo. Pero, cuando ese comportamiento se transforma en algo habitual es un buen motivo para la preocupación. De a poco se empezará a construir una base de resentimiento en la pareja y se creará la impresión de que uno prefiere intencionalmente el trabajo antes que los compromisos personales.
Hay quienes se sienten más felices en la oficina que en su propia casa
La pareja adopta una postura defensiva
Si el cónyugue reacciona ante las discusiones laborales con los brazos cruzados, con un escaso contacto visual o una postura alicaída puede ser un indicio de que la otra persona está sufriendo por esa situación. Por ende, la relación también lo está haciendo. A medida de que el trabajo abarque cada vez más del tiempo compartido entre la pareja, las discusiones se transformarán en algo más habitual.
La paciencia empieza a extinguirse
Puede ser común que las discusiones se inicien por el hartazgo de una de las dos partes. Hartazgo a escuchar siempre las mismas quejas «de oficina» de uno o hartazgo por no poder lograr que la pareja pueda entender el tipo de presión al que uno se somete cada día en la oficina. Eso puede generar un resentimiento, que se reflejará luego en otras áreas del vínculo.
Sentir que uno no es sociable
Cuando aparece el sentimiento de que la cabeza está en otro lado mientras se comparte un momento de romanticismo con la pareja, es posible que el otro lo detecte. «Si estás preocupado con el trabajo una vez que llegás a casa, es necesario hacer algo para cambiar esa actitud. Es muy importante saber separar los términos y poder mostrarse como una persona sociable ante los demás», explicó Taylor.
Hacer sacrificios para contentar a los demás
Hay quienes llegan a levantarse dos horas antes de tiempo para poder llegar así más temprano a la casa en la tarde-noche. También aparecen quienes anulan sus hobbies o divertimentos personales para conseguir metas laborales. Todos esos escenarios terminarán afectando de manera indirecta a las relaciones y a la pareja, esencialmente. Por momentos, uno creerá que está haciendo sacrificios no correspondidos, pero esos esfuerzos son en pos de un beneficio laboral, no matrimonial ni familiar.
Uno está más feliz en el trabajo que en casa
Quizás se trate de uno de los escenarios más peligrosos. Esa sensación de que estar en el trabajo es más gratificante y mucho menos estresante que estar en casa es el primer paso hacia una ruptura. Es necesario ser honesto con uno mismo y, si esa situación aparece, replantearse qué es lo que se quiere en la vida y si realmente hay una necesidad de permanecer con la pareja a un lado.
(fuente: http://www.infobae.com/2016/03/17/1797705-nueve-sintomas-que-el-trabajo-puede-arruinar-la-pareja)