Los transgresores joyas ocultas que aportan creatividad e innovación

transgresorSon muchas veces sofocados por quienes se sienten cómodos en un mundo, o en una empresa, que hace las cosas siempre de la misma manera

Es difícil, casi imposible, soslayar la importancia de la creatividad y la innovación para el progreso de las organizaciones y de la sociedad toda. En verdad no lo fue nunca, excepto en los tiempos en que se hizo todo lo posible por asfixiarla en nombre de la productividad. Pero eran otras épocas, en las que el ser humano debía ser un apéndice de las máquinas, supliendo lo que éstas no podían hacer.

Surge espontáneamente la imagen de Charles Chaplin en su film Tiempos modernos, ajustando tuercas al ritmo de una cinta transportadora. Aquellas tareas han sido reemplazadas por la robótica en una buena cantidad de casos, aunque pocos se preguntaron seriamente a qué se dedicarían, de qué vivirían, todos esos señores que habían sido mecanizados, a posteriori.

El tiempo pasó, de una manera u otra, hasta que llegamos a este puerto donde se descubre que el conocimiento y sus aplicaciones creativas pueden ser fuentes de riqueza mucho mayores que el mismísimo petróleo que, dicho sea de paso, se encuentra en clara vía de cuestionamiento y extinción.

En este rumbo es muy interesante un artículo del profesor Franc Ponti, de la Escuela de Alta Dirección y Administración (EADA), en Barcelona. Basado en la neurociencia, define ciertos tipos de personas que usan su cerebro de distinta forma: «Hay personas demasiado deliberadas, que ejercen un control absoluto sobre sus procesos de pensamiento y dejan poco margen a la imaginación o a las asociaciones remotas. En cambio hay individuos espontáneos que conectan mejor con la red de datos inconscientes del cerebro y eso les permite ser más originales e imprevisibles. Estos últimos tienen menos filtros en su cerebro que separan lo que es correcto de lo que no lo es. Creativamente, pues, son personas desinhibidas (desinhibición cognitiva)».

Cabe preguntarse, entonces, cómo actúan las organizaciones respecto de estos individuos. Hay quienes fertilizan la creatividad y otras las sofocan. Los últimos son los que hoy desperdician las posibilidades de riqueza, tal como fue planteado al principio de esta columna. No se trata de un tema de perversidad o estupidez, sino de una tradición cultural que mantiene una continuidad alarmante, sin revisión.

Un filósofo de las ciencias austríaco, Paul Feyerabend, ya fallecido, planteó que, al fin y al cabo, los avances del campo científico se han producido gracias a las transgresiones. Dicho de otro modo, un tanto simplista, los descubrimientos y las novedades nacen de las violaciones a lo establecido. En la historia de la humanidad hay decenas -si no centenas- de ejemplos. Galileo, por ejemplo, es el máximo «espontáneo» conocido y sofocado. ¿Cómo se le ocurre plantear que los planetas giraban alrededor del sol, contradiciendo a Aristóteles y las Sagradas Escrituras? Debió retractarse, para evitar la tortura.

Cuando el papa Francisco invita a la juventud con su «¡Hagan lío!», los «deliberados» y también los «espontáneos» de la historia se revuelven en sus tumbas. La creatividad tiene dos enemigos fundamentales: el miedo y la burocracia, que se realimentan entre sí. La burocracia asegura que hay caminos inviolables a seguir, y aquel que se desvía merece ser sancionado. A veces, severamente. Apacigua la inquietud, es decir, el miedo, a los «espontáneos» que pueden crear nuevas realidades hasta el momento no conocidas. Lo que es peor para los jefes «deliberados» es que pueden cuestionar su autoridad, por no haber sido creativos.

Jorge Mosqueira

(fuente: http://www.lanacion.com.ar/1843538-los-transgresores-joyas-ocultas-que-aportan-creatividad-e-innovacion)

Lectura sugerida por Presidencia del CA – Muchas gracias María Belén Gomez por aportarla.

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