La muerte de Tomás Bulat en ese último y trágico fin de semana del mes de enero, coincidente con el recambio turístico, ha traído a discusión el uso de los cinturones de seguridad, la forma de traslado de las personas en el interior del habitáculo de un vehículo y sus riesgos asociados. En este comunicado, OVILAM señala que, en general, se ignora mucho de lo relacionado a la “ergonomía”, que es la disciplina científica relacionada con la comprensión de las interacciones entre los seres humanos y los elementos de un sistema, por ejemplo un automóvil. No basta con que un vehículo tenga un excelente diseño ergonómico para brindarle confort y seguridad a los pasajeros sino que hay que hacer un correcto uso de esos elementos finamente estudiados. Eso implica sentarnos en forma apropiada y utilizar los elementos de seguridad tal como fueron diseñados. Lamentablemente en nuestro país el uso del cinturón de seguridad por parte de los ocupantes de un vehículo deja mucho que desear. La utilización en rutas es de alrededor del 85% en conductores pero baja a cerca del 70% en el resto de los ocupantes. En las ciudades del interior del país estas cifras caen estrepitosamente. Por otra parte, mucha gente aún cree en ese mito equivocado de que al viajar en las plazas traseras no hace falta “abrocharse el cinturón de seguridad”. Yendo al plano de la alcoholemia, es común analizar siniestros en los cuales se produjo el deceso o lesión de alguno de los ocupantes que presentaba un elevado nivel de alcohol en sangre, aunque este no fuera precisamente el conductor. Es cotidiano ver que gente alcoholizada o simplemente cansada, se recuesta en el asiento trasero del automóvil sin hacer uso del cinturón de seguridad o colocándose solo la parte de cintura y no la banda que sostiene el torso. Esto puede ser fatal, en caso de un siniestro, para quien no tomó la precaución de colocarse correctamente el cinturón de seguridad como para el resto de ocupantes que, no obstante estar correctamente sostenidos por sus correspondientes cinturones de seguridad, pueden sufrir el impacto de esa persona suelta en el interior del habitáculo. Es vital tener en cuenta que cualquier objeto suelto se convierte en un proyectil al momento de un choque pero con el problema adicional que no sabemos cómo va a ser la mecánica del movimiento de ese objeto ni a quién va a golpear. Por todo ello desde OVILAM hacemos llegar los siguientes consejos para una circulación más segura que, si bien nos abarca a todos, pone un énfasis especial en aquellas personas que serán transportados en un vehículo luego de haber consumido alcohol: Todos los ocupantes del vehículo deben usar los cinturones de seguridad correctamente colocados En vehículos familiares o camionetas nunca se debe transportar pasajeros en el maletero o en la caja de carga, ya que además de estar prohibido por la ley, se exponen a salir despedidos del mismo en el caso de choque o vuelco Los ocupantes de las plazas traseras no deben circular recostados. En el caso de grupos que designen a un “conductor responsable” este debe asegurarse que al transportar a una persona alcoholizada en las plazas traseras la misma se encuentre sentada correctamente y con su cinturón de seguridad colocado. El acompañante “jamás” debe circular con el respaldo reclinado en exceso o hecho cama aún teniendo colocado el cinturón de seguridad, ya que en caso de un impacto se genera lo que se conoce como “efecto submarino”. Esto consiste en el deslizamiento de la persona por debajo del cinturón de seguridad generándose la compresión de todo su cuerpo en el espacio donde solo deben estar sus piernas El acompañante “jamás” debe ir con sus pies apoyados en el panel delantero (torpedo) ya que en caso de siniestro y activación del airbag del acompañante, su cuerpo será “plegado” a la altura de la cintura generándose gravísimas lesiones.La observación de estas simples medidas de seguridad puede evitar lesiones graves y muertes al momento de producirse un siniestro.
(fuente: http://100seguro.com.ar/ovilam-transportar-alcoholizados-tambien-es-un-riesgo/)