(f) Considerada como uno de los mejores hábitos para desarrollar el intelecto, los libros les permitirán a los chicos abrir su mente a un mundo de fantasía y conocimientos. ¿Cuál es la forma correcta de comenzar? ¿Cuáles son los beneficios de hacerlo desde los primeros meses de vida de tus hijos?
La lectura es un de los mejores hábitos que se le puede inculcar a un hijo desde el nacimiento. Leer le abrirá un mundo de fantasías y conocimientos que contribuirá de manera directa, en su desarrollo personal. ¿Cuál es la forma correcta de comenzar, y cuáles son los beneficios del inicio de la lectura a partir de los primeros meses del bebé?
Lo fundamental es adaptarse a los requerimientos de cada edad en particular, ya que no es lo mismo un bebé con pocos meses que uno de un año. Cuando son más pequeños se los puede acercar a los libros, con materiales adecuados para ellos, como ser los “libros-juguete”. Generalmente son de tela o de goma eva, y poseen distintas texturas, sonajeros incorporados y colores llamativos. Incluso existen modelos adecuados para usar durante el baño.
Más adelante, se podrá incluir algunos libros con “botones” que emiten sonidos en relación con un dibujo, con áreas texturizadas que les permitirán asociar sensaciones a imágenes, e incluso con algunos artilugios a través de los cuales el niño podrá interactuar con las historias que irá descubriendo. Este tipo de libros, estimulan el habla, ya que cuando empiecen a emitir las primeras palabras, tendrán un bagaje de nombres de animales, medios de transporte, y personajes, entre otros, que empezarán a llamar de manera “original” para luego identificarlos de la manera correcta.
Lo ideal es que los padres se tomen el tiempo de acompañarlos en los momentos de lectura, no solo por el hecho de requerir de alguien que les lea, sino también, porque irán asociando a la lectura con espacios de diversión y compañía, fortaleciendo el desarrollo de este nuevo hábito. Si la relación “libro-niño” crece seguramente tendremos nuevos aficionados a la lectura.
Vale la pena destacar que no todos los niños son iguales, ni tienen la misma recepción hacia el mismo estímulo, por lo tanto, en el caso de chicos más inquietos y acostumbrados a juegos más activos, se recomienda elegir momentos típicamente apacibles, en el sillón o en la cama, por ejemplo antes de ir a dormir, para que la lectura se desarrolle en un ámbito de relajación.
En algunos casos durante la actividad, los pequeños se quedarán ensimismados con la voz del papá o la mamá, y otras veces intentarán seguir el hilo de las frases, todo llegará a su debido tiempo. Lo importante es no desistir pronto si esto aparentemente no llama su atención.
El principal objetivo es lograr que – a la larga- esto se convierta en una de sus pasiones y que interprete a la lectura como una actividad placentera. Además, será algo que le resultará muy beneficioso de cara a su futuro estudio. Por eso es aconsejable que ellos también vean a los adultos leer. No hay mejor ejemplo que el libro sobre la mesita de luz al lado de la cama.
Fuente: Soledad Fabrizio, directora de contenidos de Ediciones Mawis.