(f) Las causas de la pesadilla móvil
Un espectro saturado, mejores dispositivos y el temor a las antenas, entre las razones de la baja calidad del servicio
No se escucha, se corta, los mensajes no llegan, no hay señal o falta cobertura de 3G. Las quejas por la mala calidad del servicio de telefonía móvil ya formaban una larga lista en los entes de defensa del consumidor y las asociaciones de usuarios hasta que empezaron los apagones. Primero fue el de Movistar y luego las dificultades -menores- de Claro. Pero Personal no falta en ese grupo.
Mientras, los usuarios se quejan, las empresas se defienden (no hay otro servicio, ni siquiera la luz ni el agua, que tenga más de 50 millones de usuarios, dicen) y el Gobierno demora decisiones clave que podrían ayudar a mejorar las prestaciones móviles en las áreas más pobladas, donde hay horarios y rincones en los que es imposible comunicarse.
La pesadilla móvil tiene al menos un puñado de grandes causas, y en eso coinciden muchos de los propios actores involucrados consultados por La Nacion: el espectro radioeléctrico saturado en las áreas metropolitanas y la demora del Gobierno en licitar nuevas bandas para comunicaciones móviles, el rechazo de los vecinos a la instalación de radiobases (antenas) cerca de sus hogares, la escasa competencia en un mercado controlado por dos o tres operadores, y la sostenida mejora tecnológica en los dispositivos, que cada día permiten hacer más cosas y, consecuentemente, demandan mayores capacidades de transporte a las redes. A continuación, algunas pistas para entender por qué los celulares no funcionan siempre como deberían y cuándo podrían empezar a llegar las soluciones.
El Estado no realiza una licitación o subasta de espectro desde 1999. Aquel año había alrededor de 2 millones de móviles, hoy hay 25 veces más. Pero, además, a la cantidad hay que sumarle lo que los usuarios hacen con sus dispositivos (que además ya son tablets, iPod y notebooks, entre otros). Además, en el 99 ni siquiera existía el SMS y los smartphones -su puerta a Internet y al mundo de las aplicaciones- eran ciencia ficción.
Hace un año, la administración Kirchner convocó a una subasta para redistribuir el espectro que Telefónica devolvió en 2008 cuando terminó la fusión de sus controladas Movicom y Unifón. Pero ese proceso se postergó al menos cuatro veces. La propia Presidenta había prometido para este viernes los nombres de las empresas que podrán participar de la subasta, pero esa resolución tampoco se tomó.
Sin aprovechar aún la tecnología 3G (muchos usuarios manejan mentalmente el mapa aproximado de su cobertura), la Argentina está lejos de la siguiente tecnología, 4G o LTE, que permitirá navegar a mayor velocidad. Hacia el futuro tampoco está resuelto qué uso se les dará a las bandas de espectro (conocidas como «dividendo digital») que la TV analógica desocupará en 2019, cuando se produzca el apagón analógico, y que en muchos países están siendo destinadas a la movilidad.
En tanto, por la preocupación que genera la radiación que producen las antenas, muchos vecinos se oponen a que se instalen cerca de sus casas. «Las antenas generan campos electromagnéticos que pueden hacer daño a la salud», opinó Héctor Polino, ex diputado socialista y presidente de Consumidores Libres.
En el país existen tres operadores de telefonía móvil y aunque para las empresas hay una fuerte competencia, para las entidades de consumidores eso es relativo. «La competencia quedó menguada por el dictamen N° 836 de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), que autorizó la fusión de Telefónica y Telecom. Por ese tema, nosotros iniciamos un expediente que se encuentra en la Corte Suprema, que debe resolver la competencia porque ningún juez quiere tomar la causa», dijo Fernando Blanco Muiño, presidente de la Unión de Consumidores de Argentina (UCA).
La subasta de espectro en marcha sólo abriría la puerta para que ingresen uno o dos nuevos operadores: Nextel (ahora su participación de mercado es de sólo el 2% y en el segmento corporativo) o el grupo Manzano-Vila, que ya brinda telefonía fija en el oeste del país con su empresa de TV por cable Supercanal.
Las mayores capacidades de los dispositivos (más potentes que algunas computadoras) agregan presión sobre las redes. «Hay muchos teléfonos que ya no se usan como teléfonos», dijo un directivo de una telefónica. De los 50 millones de líneas activas, al menos 10 millones utilizan smartphones y, según un estudio de Google, esa cifra trepará hasta el 100% de los usuarios en poco tiempo. Según ese trabajo, ya en la actualidad el 67% de los dueños de estos teléfonos se conectan a Internet al menos una vez al día, principalmente para consultar su mail y usar redes sociales.
(fuente lanacion.com.ar – Por José Crettaz 11/6/12)