(f) Fomentar el interés, la valoración y la comprensión del cooperativismo entre toda la ciudadanía es una tarea de largo plazo, que si bien parece complicada, no es imposible. Una de las claves está en pensar en la integración generacional que requieren las cooperativas. Por esta razón es importante iniciar procesos de formación en cooperativismo dirigidos a públicos juveniles, con enfoques didácticos y pedagógicos que generen en los niños y jóvenes interés en el modelo cooperativo.
Pensar una educación cooperativa enfocada hacia los niños y jóvenes implica una primera dimensión: la educación cooperativa dirigida a –precisamente- a los educadores, para que ellos mismos puedan liderar la experiencia y llevar su propuesta cooperativa a su salón de clase, a su institución educativa. En este sentido, los maestros y docentes de escuelas y colegios, ¡y hasta universidades!, son los llamados a realizar este proceso de formación y a generar o mejorar la educación en cooperativismo en los colegios: ir más allá de sus cooperativas e impulsar el cooperativismo con enfoque juvenil.
La inclusión de la educación cooperativa en el sistema escolar debe ser una de las prioridades del cooperativismo. Es necesario realizar un trabajo de formación transversal a lo largo de clases y materias. Cada docente tiene la posibilidad de fomentar el cooperativismo en el área de conocimiento en la que trabaja, a partir de actividades que promuevan los valores cooperativos relacionados con la construcción de conocimiento: responsabilidad, trabajo colectivo, solidaridad, etc. Para esto es importante identificar las relaciones que pueda haber con el PEI de cada colegio, el currículo de las materias y los proyectos vocacionales de cada institución educativa.
En este sentido, la educación cooperativa debe tener un enfoque pedagógico práctico y experiencial, donde el conocimiento se construya a través de la práctica, en el “saber hacer” de los estudiantes. Un buen camino puede ser impulsar las cooperativas estudiantiles.
¿Cómo lograr esa especie de revolución en la educación cooperativa? Consideramos que no es esperando “el permiso” del Estado o concertando con funcionarios el desarrollo del tema o insistiendo en la “obligatoriedad” de la cátedra cooperativa. (Ver recuadro con la norma). En eso llevamos muchos años y los resultados están a la vista. El modelo de educación en Colombia responde al modelo de desarrollo individualista y modificarlo implica un cambio de paradigmas y de modelo de sociedad.
En Colombia más de 200 mil profesores del sector público y privado hacen parte, como asociados/dueños/ beneficiarios, de cerca de 50 cooperativas. Qué potencial tan enorme para empezar ese cambio. Si la cooperativa le sirve al profesor para resolver sus necesidades y aspiraciones, ¿por qué éste no se encarga directamente de enseñarle a sus alumnos las ventajas y beneficios del modelo y la necesidad de cooperar para salir adelante, no solo como estudiante sino en el entorno familiar, social, cultural y económico? El ejemplo es, quizás, el mejor ejemplo para enseñar, para educar.
Nuevamente insistimos a los profesores/ cooperativistas en la propuesta de empoderar el proyecto de formación cooperativa en sus colegios, los proyectos, los métodos, la pedagogía y la didáctica, además del ejemplo, lo tienen ustedes y, además, su lugar diario de trabajo – el aula de clase – es el mejor laboratorio social para construir desde allí una sociedad integrada por seres humanos comprometidos con su desarrollo, con su entorno y con su bienestar y no simplemente de sujetos llenos de competencias laborales.
De esta forma, todos los profes -¡y por supuesto, las profes!- tienen una gran responsabilidad para impulsar en nuestro país ¡un gran movimiento pedagógico cooperativo! Este puede ser un buen camino para lograr que las cooperativas sean el modelo de preferido por los niños y los jóvenes.
Tomado de: Revista Colombia Cooperativa Ed. 110 –
(fuente: http://www.ascoop.coop/como-llevar-el-cooperativismo-a-los-colegios/)