«Se corta»: hablar por celular cada vez es más difícil y hoy un smartphone «rinde» como un teléfono viejo

(f) Pese a la expansión de los teléfonos inteligentes, concretar llamadas sin interrupciones, enviar SMS o chatear desde el móvil sigue siendo una quimera. Factores como la falta de espectro o la necesidad de más antenas complican la llegada de nuevos servicios. Los argumentos que explican el problema

El Gobierno ya dejó en claro su enojo. Le «avisó» a las operadoras de telefonía celular que las iba a privar de la posibilidad de incorporar nuevos clientes, en caso de que éstas no mejorasen la calidad de sus servicios.

La «reprimenda» oficial -que quedó expuesta en el decreto 681/2013- apunta a responsabilizar a las compañías por una situación que aqueja a millones de argentinos: la dificultad para mantener una conversación sin que se corte y bajo un estándar de calidad adecuado.

A eso se suman los problemas vinculados con la lentitud para navegar por Internet, o aquellos derivados de una señal casi nula en numerosos puntos de Capital Federal e interior del país.

Pero la «paternidad» de estos inconvenientes -que hace que se multipliquen las quejas y denuncias- no es únicamente de las prestadoras de servicios.

Más bien, se trata de complicaciones en las que también el Estado tiene parte de la responsabilidad.

 

La pérdida de calidad en las comunicaciones es tal que no faltan especialistas que aseguran que los servicios de telefonía e Internet móvil presentan hoy un rendimiento peor al de 2010.

Esto, en un contexto en el que la demanda requiere de más y mejores prestaciones.

«Lo que sucede es muy simple: la red está saturada. Su capacidad está dada por tres variables: uso del espectro, total de antenas y conformación del mapa poblacional», comentó a iProfesional un reconocido consultor.

• En cuanto al primer ítem (espectro) -una suerte de autopista por la que circulan los datos- el grado de saturación es notable.

• En relación con el segundo (antenas) las compañías argumentan que encuentran cada vez más impedimentos legales o ambientales para poder sumar nuevas.

• Con respecto al tercer punto (mapa poblacional), cada vez son más personas con equipos de avanzada, incluso muchas de ellas con más de una línea.

Para el ingeniero en telecomunicaciones Raúl Maillo, buena parte del problema «se origina en que existe una cantidad excesiva de usuarios por cada una de las celdas dentro de las antenas de las compañías prestadoras».

Enrique Carrier, titular de la consultora Carrier& Asociados, hizo énfasis en el primer ítem: el de la congestión en la «autopista» por la que circulan datos.

«Hace 14 años que no se asigna nuevo espectro. Al principio el problema no era tan notorio porque la gente usaba servicios más básicos, como el de mensajería. Pero, esto fue cambiando con la expansión de los teléfonos inteligentes y el mayor uso de redes sociales, fotos, videos y otras opciones», explicó.

Todo por una misma «autopista»

«Comunicaciones, mensajes de texto, Internet, todo va por la misma autopista, que nunca creció en tamaño», aseguró Carrier.

«Encima- agregó- el 20% del espectro que había dejado libre Movicom y Unifón -tras la fusión- no se redistribuyó a las firmas que brindan servicios. El Gobierno se lo quiso quedar para crear una prestadora pública, que el día de mañana funcione vía Arsat».

Según el analista, esa porción seguirá sin uso por mucho tiempo ya que se tardan años en armar un compañía. Esto, más allá de las millonarias inversiones que se requieren.

Es, precisamente, este cuello de botella (más celulares, con más servicios circulando por una autopista con un carril menos) el que entorpece el buen rendimiento de las comunicaciones, tanto de línea como las que se hacen por Wi-Fi.

¿Por qué no se invierte? Además de los problemas y limitaciones legales para instalar más antenas, directivos del sector dan cuenta de otros problemas.

 

Off the record remarcan el desincentivo que genera el hecho de que las empresas -por cuestiones políticas y trabas del Gobierno- no puedan avanzar en brindar nuevas prestaciones, como el triple play o el servicio de tv por celulares que les justificaría el recupero de fuertes desembolsos.

Juan Gnius, gerente de operaciones de Signals, recientemente se pronunció sobre los limitantes y la disponibilidad de espacio para las telefónicas.

«Hace falta instalar más espectro para los operadores. Tendrían que licitarse nuevas bandas, principalmente la de 1,7 y 2,1 GHz. Si habría licitación, los operadores podrían invertir más», declaró.

El experto explicó que hoy día, voz y datos circulan por el mismo carril de la misma autopista: «Tendrían que ir separados, cosa que hoy no se puede hacer».

 

En su visión, «esta superposición -a la que se suma la llegada de más equipos- termina congestionando cada vez más el tráfico».

En este contexto, no es menor que el Gobierno haya «anulado un carril». Es decir, que haya limitado un 20% de esa «autopista» en momentos en que todo está taponado.

Por lo pronto, el espectro de la Argentina (170 Mhz) se ubica muy por debajo del de Chile (260 Mhz), Brasil (340 Mhz), la Unión Europea (340 Mhz) o Estados Unidos (547 Mhz).

Diversos reportes destacan que en 2002 «esa autopista» era la misma que la de hoy día.

Como contrapartida, ¿qué pasó con el total de equipos? Se incrementó un 560%. Hace diez años el total de usuarios de telefonía celular era de 6 millones y hoy el nivel de líneas activas merodea los 40 millones.

«En su experiencia cotidiana, uno hoy ve que las comunicaciones están peores en calidad que hace más de dos años o tres. Las llamadas se cortan, los mensajes de texto no llegan y ni hablar de lo que sucede con los datos. La demanda superó con creces a la capacidad instalada», sostuvo Carrier.

Lluvia de smartphones

A la par del espectro acotado, el número de aparatos que requieren de un mayor ancho de banda se incrementa a niveles récord.

Para dar una idea de este fenómeno basta decir que en 2012 casi la mitad de los celulares vendidos contaron con tecnología de Internet móvil 3G.

Según la consultora, el año pasado el 41% de los 13,4 millones de celulares vendidos fueron smartphones, lo que significó un crecimiento del 40% anual.

Ese año, las terminales aptas para 3G significaban el 27% del total de celulares, mientras que en 2010, esa cifra era sólo del 16 por ciento.

Se estima que este año los smartphones serán más de la mitad de los móviles vendidos. En parte, por la baja de los precios, las promociones y el incentivo al consumo en un año electoral.

«En zonas densamente pobladas es donde más se siente la congestión, porque hay muchos equipos haciendo uso del espectro y esto hace que el servicio se ponga lento», expuso Carrier.

«La baja calidad del servicio -agregó- hace que también el aprovechamiento del teléfono inteligente que uno pueda comprar sea menor».

El experto indicó que «los equipos que se vienen ofreciendo en el último año son compatibles con 4G. Pero acá no tienen sentido porque no existe la red para ese servicio, entonces operan en 3G».

«El tema es que no sólo no existe el 4G, sino que además el 3G anda muy mal. Pero como estos teléfonos igual buscan la manera de conectarse, entonces terminan funcionando con 2G», reveló.

Carrier agregó: «Tanto ir y venir en búsqueda de una red deriva en un consumo mayor de batería. Además, el usuario tiene un teléfono de última generación pero que en realidad rinde como los equipos de hace tres años o más».

En el mismo sentido, destacó el retraso de Argentina respecto de la región en lo que hace a nuevos servicios, pese a que en el mercado la demanda pide teléfonos más novedosos.

«Colombia, Chile, Brasil o Uruguay ya tienen ofertas comerciales de 4G. Acá, sin embargo, difícilmente llegue en los próximos dos años. El Estado todavía no licitó el espectro para el estándar», dijo.

El experto remarcó que incluso Bolivia está implementando esta tecnología. «Para el uso a pleno de un equipo hay que ir a Brasil» ironizó, al tiempo que aclaró que los teléfonos son los que ya están en el país pero falta el servicio».

Las antenas, otro tema de conflicto

A fines del año pasado tanto Telefónica como Claro anunciaron inversiones por $12.400 millones, tendientes a mejorar la cobertura de sus redes, mientras que Telecom lo había hecho en 2011, dando cuenta de un desembolso de $13.000 millones hasta el año 2014.

No obstante, los ejecutivos reconocen serios inconvenientes a la ahora de querer instalar una nueva antena.

 

«El hecho de que sólo las dejen operar en un determinado rango del espectro desalienta a las empresas, que podrían mejorar la cobertura poniendo más antenas. Pero ¿cuál es la rentabilidad que obtienen por eso? La misma que si no hicieran la inversión», expuso a iProfesional un experto en telecomunicaciones.

«Igualmente, para colocar más antenas también se requiere de otras cuestiones. Por ejemplo, que se den las habilitaciones para una ampliación del tendido, cosa que no muchas veces sucede», agregó.

Para avanzar en dichas instalaciones las firmas dependen de permisos que deben extender las municipalidades. Es ahí donde talla fuerte un factor que pone «nerviosas» a las empresas: el aspecto social.

«Los usuarios se quejan de los problemas del funcionamiento, pero a su vez se oponen a la instalación de antenas. En tanto, las empresas se topan con el impedimento de los municipios por los reclamos de los vecinos y por cuestiones ambientales», argumentó el ingeniero Maillo.

Lo inestable del servicio queda de manifiesto en cuanto se compara la cantidad de antenas que operan en Buenos Aires y el conurbano respecto de otros puntos de la región.

Así, y según datos de OpenSignal, en Buenos Aires y los 24 partidos del Conurbano, cada antena debe abastecer al doble de móviles que en San Pablo, a cuatro veces más que en Santiago de Chile y a diez veces más que en Londres.

• En la zona del AMBA fueron detectadas 4.220 antenas (una cada 4.000 teléfonos).

• En la capital chilena, hay 8.138 radiobases para cerca de 7 millones de celulares (una cada 860 equipos).

• En San Pablo, 12.583 para 24,5 millones de aparatos (una cada 1.900 aparatos).

• En Londres hay 30.643 antenas, con sólo 348 celulares por cada una.

«De no ensancharse el espectro, o de no sumar más antenas al sistema, es probable que sigamos con servicios que funcionan defectuosamente o disponiendo de equipos de última generación que se podrán aprovechar muy poco», concluyó Carrier.

(fuente: IProfesional.com – 24/6/13- Por Patricio Eleisegui)

 

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