Seguridad vial y error humano

Todos sabemos que hay demasiadas víctimas de tránsito y que toda iniciativa que ayude a prevenir siniestros es bienvenida. Esta semana se desarrolló una reunión convocada por la Cervecería Quilmes, a la que se sumaron Citroën, YPF y el Cesvi para explicar las acciones que realizan, algunas de manera independiente y otras en conjunto, para crear conciencia sobre la necesidad de una conducción responsable. Todos coincidieron en que casi el 90% de los siniestros tiene como origen errores humanos (conductores, motociclistas, ciclistas y peatones).

Desde Quilmes explicaron que ellos ponen el acento desde hace años para generar el hábito de que quien conduce no debe beber alcohol. Ese es el eje de la campaña denominada Conductor designado, una práctica que dio muy buenos resultados en otros países. Mientras al Cesvi le cabe la función de análisis y experimentaciones, aporta sus conocimientos técnicos con Citroën en programas educativos; por su parte, tanto la Fundación Mapfre con sus acciones e YPF con la campaña Ases al volante explicaron de qué modo y a quiénes están dirigidas sus propuestas.

También asistió al encuentro el director ejecutivo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), Felipe Rodríguez Laguens, quien explicó algunas de las acciones del organismo al tiempo que destacó la importancia y necesidad de contar con políticas de Estado en una problemática de gravísimas consecuencias. Es bueno saber que tantas empresas, desde sus perspectivas, comparten esa preocupación y realizan acciones permanentes para que cada vez menos gente pierda su vida en accidentes de tránsito.

Pero al mismo tiempo, mientras un organismo oficial como la ANSV (que depende del Ministerio del Interior) trabaja en favor de la seguridad vial, desde el mismo gobierno al que pertenece se impulsó un impuestazo sobre algunos vehículos 0 km. Con el apoyo inmediato de los legisladores kirchneristas, la ley, que apuntaba a gravar los modelos de alta gama, no incluyó (como pidió la oposición) una cláusula de ajuste por inflación.

El resultado está a la vista. Cada vez más modelos de gama media son alcanzados por el impuesto y autos que en octubre último no costaban más de 200.000 pesos hoy tienen un valor que supera los 340.000 por obra y gracia de la medida. Y lo peor es que para evitar el gravamen algunas marcas deben ofrecer versiones menos equipadas. Dos airbags en vez de seis, adiós al control de estabilidad, nada de luces direccionales, y la lista sigue.

Tal vez, los impulsores de esa ley y los legisladores que la votaron cometieron un error humano que aleja de nuestros bolsillos muchos sistemas de seguridad que podrían salvarnos la vida.

Fuente: Por Jorge Pandini | LA NACION.

Comments are closed.