Organigramas: entre la pirámide y el círculo

Aunque todavía incipiente en el mundo corporativo, las tendencias apuntan a que se avecina una era en la que la organización se alejará cada vez más de las jerarquías para priorizar el trabajo en equipo. Los desafíos.

Los tiempos cambian y las empresas también. En la era de la interconectividad, de mayor interdependencia e intercambio, todo parece estar en movimiento. Estas fluctuaciones se reflejan en las estructuras de las organizaciones que consiguen adaptarse a un panorama que es siempre cambiante. En esta búsqueda de adaptación e innovación, las empresas que no cuentan con organigramas adecuados para cumplir sus metas comprometen su eficiencia y arriesgan su propia supervivencia.

Decididamente, la tecnología y la globalización han alterado la gestión del conocimiento y de los flujos de trabajo. La irrupción del know how tecnológico y la explosión de las redes de comunicación hicieron que las estructuras piramidales mutaran en matriciales, y que asomaran en el horizonte los nuevos y enigmáticos organigramas circulares. ¿Pero existen realmente? Y en tal caso: ¿cómo funcionan?

«El organigrama representa la manera en que una empresa está organizada para intentar alcanzar su misión», explica Julián Irigoin, experto en Recursos Humanos y profesor de la Maestría en el IAE Business School. «Esa organización implica responsabilidades distintas. Y ellas son las que se reflejan en un organigrama. El esquema tradicional piramidal responde a un tipo de estructura unidireccional. Es decir, que cada persona tiene su jefe», aclara.

¿Pero qué necesidad hay de que los organigramas integraran lo vertical y lo horizontal? Irigoin ilustra con ejemplos: «Cualquier organización que tenga dispersión geográfica, aunque sea en la misma ciudad, puede optar por una estructura en la cual las personas tengan más de un jefe: el local y el funcional. Esto queda reflejado en los organigramas matriciales. Es decir, que un empleado que lleva cuestiones administrativas en un local puede estar dependiendo del gerente del local y, a su vez, del gerente de Administración en casa central. Otro ejemplo sería un business partner de Recursos Humanos que puede, de alguna manera, estar dependiendo del gerente de Planta y también del gerente de Recursos Humanos. Esta dualidad sí le da sentido al organigrama matricial para poder reflejarla», agrega el director de la consultora Interim.

Los consultores y expertos concuerdan en que las organizaciones evolucionan y que, por lo tanto, estos cambios se ven reflejados en sus organigramas. La cuestión que se plantean algunos teóricos de Sistemas es si la transición de lo piramidal a lo matricial podrá devenir en un nuevo organigrama circular o radial, en el que el conocimiento fluya libremente sin que la estructura jerárquica lo limite.

Según Ignacio Diorio, psicólogo y HR Career Advisor en Accenture, esta evolución tiene su correlato generacional. «Hace unos años, los baby boomers le pasaron la posta a la generación X, una población diversa y heterogénea, con objetivos e inquietudes suficientemente distintos a los de sus padres como para alterar las jerarquías y las relaciones de trabajo», cuenta. Los baby boomers, o generación de la posguerra, crecieron con el paradigma del jefe o CEO que empezó de cadete, para luego escalar por sus filas hasta llegar a su cima. Pero si bien ese modelo aún existe, es cada vez menos común. Y la idea de que la persona que más tiempo lleva en la empresa es la que más sabe suena al siglo pasado.

De la mano de Internet y el desarrollo tecnológico, el conocimiento comenzó a circular de nuevas formas. Hablar de la democratización del saber puede parecer utópico, pero lo cierto es que el acceso masivo -o casi masivo- al mundo digital tuvo un impacto en las escalas de precios y sueldos. Y el cimbronazo obligó a las empresas a rediseñar sus procesos de trabajo. «Hace unos años, el joven de 20 o 25 años que sabía programar en Java de repente contaba con una ventaja competitiva de peso frente a empleados de trayectoria que se habían estancado en el camino al éxito. Hoy, pasa algo muy similar con los programadores de Android o IOS», comenta Diorio, especialista en perfiles IT.

Esta disrupción de know how tecnológico provocó algunas alteraciones en las estructuras de trabajo: los organigramas comenzaron a combinar el antiguo modelo vertical o piramidal con estructuras laterales o cruzadas, que habilitaban la circulación del conocimiento y permitían compartirlo con mayor fluidez. Ya con este tipo de estructura mixta comienza a fomentarse el trabajo en equipo, los proyectos multidisciplinarios y el crossover departamental dentro de una misma organización. Los teóricos de Sistemas vislumbraron una mayor integración aún en sus modelos de gestión, y algunos llegaron a considerar al organigrama circular como una representación fiel a la promoción de la comunicación y el flujo de la información.

En el correlato generacional, se llega así a la generación Y, también conocida como millennials. Tal vez su destino sea el de insertarse en la brecha producida entre lo antiguo y lo moderno, lo viejo y lo nuevo; si la generación X quiso romper con las estructuras y las jerarquías, y logró forjar nuevos modelos matriciales, los nativos digitales vendrían a conformar organizaciones donde el feedback 360° es abordado con naturalidad; donde la opinión o evaluación de los pares pesa tanto como la de un mentor. A la vez, la estructura circular permitiría que todos los integrantes de una organización se sientan parte de un mismo emprendimiento, de un mismo proyecto.

¿Ya sucedió?

Julián Irigoin, del IAE, relativiza el grado de innovación de estos nuevos esquemas: «Los organigramas circulares son más que nada simpáticos. Y pueden resultar útiles para enviar una señal interna acerca de la relatividad de las jerarquías. Es una forma de transmitir la cultura, más que la forma de organizarte». Además, según su visión, el organigrama sigue siendo jerárquico. «Los anillos internos reflejan una mayor jerarquía que los externos; por lo tanto, en eso no difiere sustancialmente de un organigrama piramidal. Tiene a su vez una ventaja: los anillos, a medida que se alejan del centro o núcleo, reflejan una determinada población. Es decir, que queda reflejado más visualmente cada grupo de nivel», comenta. Y añade: «Fuera de esto, no pareciera ser revolucionario y no vemos que termine adoptándose como tradicional».

Fuente: http://www.cronista.com/management/Organigramas-entre-la-piramide-y-el-circulo-20170322-0010.html

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