Cinco CEO de grandes empresas analizan los caminos para lograr un país más competitivo y dicen que será clave la creatividad y el aumento de producción
En un país como la Argentina, donde el costo del capital es más alto que en otras partes del mundo, la inflación es alta y el dólar está depreciado, el único camino que les queda a las empresas para ser competitivas es apelar a la innovación para diferenciarse y aumentar su producción para ser rentables. Ésta es, por lo menos, la conclusión a la que llegaron cinco CEO de grandes empresas, que participaron de la sexta y última jornada del segundo ciclo de «Management 2020. Hacia el liderazgo del futuro», organizado por LA NACIÓN y Accenture.
En esta oportunidad, en la que el tema escogido fue «Competitividad. Cómo desarrollar industrias diferenciales» fueron parte del panel de invitados Thierry Koskas, presidente y director general de Renault Argentina; Federico Rava, director general de Telefónica y de Movistar; Amancio Oneto, gerente general de Molinos Río de la Plata; Felipe de Stefani, gerente general de Turner, y Andy Freire, emprendedor serial y socio fundador de Quasar.
Abrió el juego Oneto, al comentar que la competitividad no se aplica sólo para medir lo que se produce aquí, sino también para ver cómo se compite por las inversiones. «La Argentina tiene un costo de capital no competitivo, y eso no se va a arreglar en un día. En términos de salarios, es mejor tener sueldos altos para el consumo. Ahora, si esas dos variables están altas, uno diría que tendría que tener una presión fiscal más o menos acomodada. Pero ha aumentado ocho puntos la presión tributaria en los últimos años», explica el ejecutivo.
Dadas así las cosas, la opinión de Oneto es que, con estos salarios, esta presión fiscal y este costo del capital, si no se tiene una productividad altísima, si no se trabaja más y no se logra una diferenciación clara en lo que se hace, la competitividad está amenazada.
Otra forma de sopesar la competitividad de un país es calcular el tiempo que demanda abrir un negocio. Freire dice que la Argentina está bastante atrasada. «Es pérdida de días y dolor de cabeza, porque no se sabe el tiempo exacto que demandará -analiza el emprendedor-. Hay montos de capital que tenés que integrar que no son menores [$ 25.000 para crear una sociedad], mientras que yo puedo abrir una sociedad en Nueva Zelanda en un minuto y medio por US$ 100 desde la computadora de mi casa.»
Por eso, el hombre que fundó Officenet y Restorando, entre otras empresas, cree que parte del desafío de promover el emprendedorismo aquí tiene que ver con seguir aprovechando el talento que es un diamante en bruto que permite innovar desde aquí. «Se debe pavimentar mínimamente el camino, para que no sea una carrera de obstáculos», opina.
En tanto, De Stefani destaca que su empresa ha crecido mucho en el país y que no se toma a la Argentina sólo como mercado, sino como un hub de producción desde el que se exportan contenidos. «Hacemos toda la emisión de los canales acá, la producción acá y la innovación acá -subraya-. La riqueza de la Argentina reside en el hecho de que tiene un gran valor en capital humano.»
Koskas coincide con esta apreciación de De Stefani y destaca que aquí Renault tiene gente muy preparada. «Para nosotros, ésta es una ventaja de la Argentina respecto de otros países», dice. No obstante, aclara, que éste no es el país más competitivo del mundo, pero si se quiere vender aquí, hay que producir aquí. «Tomando en cuenta algunas condiciones de este mercado, se ve que tiene buenas posibilidades», acota el ejecutivo.
Rava está de acuerdo con exaltar el talento que tiene el país en recursos humanos, pero enciende algunas luces rojas. «Hay una revolución tecnológica, y estamos llegando a situaciones problemáticas por la capacidad que tienen nuestras universidades para formar profesionales en cantidad -expresa-. «Es esencial generar una conversación entre las empresas y las universidades, para crear una perspectiva más clara.»
La mejora de la competitividad no se logrará de un día para el otro, sino que será fruto de un cambio en la cultura. Oneto habla de una cuestión de largo plazo y de una decisión de empezar ya. «Sólo así, nuestros hijos y nietos tendrán un menor costo del capital. Hay que arrancar cumpliendo desde ahora, para revertir conductas que venimos repitiendo desde hace muchos años. Del otro lado, tenemos una capacidad de innovación y una creatividad más alta que el promedio», afirma.
Para empezar a transitar por el buen camino, Rava insiste en la necesidad de predictibilidad. En la medida que se tengan reglas claras, dice el ejecutivo, ya se tendrán plazos para trabajar. «Hay que generar condiciones para que los que tienen que hacer inversiones conozcan por lo menos el «tamaño de la vía»», recomienda.
¿Cómo se logra competitividad en su industria?, se le preguntó a Koskas. El ejecutivo responde que la fórmula es trabajar con la cadena de valor, no sólo tener la vista puesta en la producción del auto, dialogar con los sindicatos y actuar en conjunto con las autoridades regionales y nacionales. «Cuando se llega a un proyecto como el nuestro, en el que invertiremos US$ 600 millones, todo el mundo debe estar interesado y comprometido», acota.
De Stefani va más allá y dice que, en términos de competitividad, el nombre del juego en su negocio es «innovación». La única constante es el cambio, afirma el directivo. «Hablamos de innovación en la mejora de procesos, de innovación disruptiva y la innovación en producción original», añade. En tanto, Freire entiende que lo que se necesita para ser más competitivos es «previsibilidad».
Hay mucho para hacer, según coinciden los cinco CEO, pero hay que comenzar ya, si se quiere dar señales claras de un cambio positivo.
Por Carlos Manzoni | LA NACION
(fuente: http://www.lanacion.com.ar/1793264-management-2020-la-innovacion-es-la-formula-para-ser-mas-competitivo)
Lectura sugerida por Presidencia del CA – Muchas gracias María Belén Gomez por aportarla.