RUS es Sponsor de Cecilia Carranza Saroli.
En un año histórico para las deportistas nacionales, con dos oros y tres diplomas olímpicos en Río de Janeiro, seis referentes cuentan las trabas que vencieron para lograr sus metas. Los testimonios de Paula Pareto, Cecilia Carranza Saroli, Jennifer Dahlgren, Belén Pérez Maurice, Julia Ballario y Yamila Nizetich.
María Belén Pérez Maurice
Jennifer Dahlgren
Que todavía se reclame respeto e igualdad de género a la hora del trato cotidiano es recurrente en un escenario social en el que no basta con consignas. Son las acciones las que cuentan. En un año histórico para las atletas argentinas, Clarín charló con seis referentes del deporte nacional, que se sobrepusieron a trabas externas para lograr sus objetivos.
Así como no puede pasar inadvertido que Argentina haya llevado 213 atletas a Río de Janeiro 2016, su mayor delegación olímpica, menos aún puede dejar de destacarse que el 35 por ciento fueron mujeres. En agosto, en la mayor cita deportiva del planeta compitieron 74 argentinas, con los hitos de que Paula Pareto y Cecilia Carranza Saroli fueron las primeras campeonas nacionales en la historia olímpica. La tiradora Melisa Gil, la luchadora Patricia Bermúdez y Las Leonas se llevaron tres de los once diplomas argentinos. Y fue el debut absoluto de los seleccionados femeninos de vóleibol y de handball.
“A partir de mi bronce en Beijing 2008, muchos me contaron que el 60 por ciento de los alumnos de las escuelas de judo pasaron a ser mujeres. El oro en Río fue un recordatorio”, le cuenta a Clarín la judoca Pareto, oro olímpico el sábado 6 de agosto y médica en pleno desarrollo de su especialización en traumatología.
“Mi medalla fue otra muestra de que no importa el género. Si queremos, podemos. No solo gané el oro al lado de un gigante del deporte como Santiago (Lange), del que aprendí mucho a lo largo de los entrenamientos y charlas, sino que fui una mujer que trabajó por la medalla. Esto puede ser el motor para que muchas otras se sientan identificadas y enciendan esos motores dormidos”, explica Carranza Saroli, campeona olímpica en la clase Nacra 17 de yachting.
Parece prehistórico decirlo, pero es imprescindible insistir en que la lucha por el trato igualitario no debe tener respiro. Y en el deporte ocurre lo mismo, porque a menudo se lo relaciona con la masculinidad y las deportistas deben pelear por hacerse un lugar más allá de un resultado.
“Se me hizo muy difícil entrar al mundo del automovilismo, principalmente porque es muy machista. Es un trabajo duro ganarte tu lugar entre los hombres. No sé si hoy le dan o no lugar a la mujer, pero sé que me lo dan a mí. Quizás ser la única que les hace competencia lleva a que me den mi espacio. Eso no significa que cuando cambio de equipo o compito contra los hombres no me cuestionen el hecho de ser una mujer sobre las llantas”, relata Julia Ballario, piloto que ganó carreras del Top Race Series en mayo y en octubre.
“Es un mundo de varones, pero que me vean competir hace que me respeten y me den el lugar que quiero. Son los medios de comunicación, antes que mis compañeros, los que quizás marcan más la diferencia. Por ejemplo, cuando me preguntan cosas como ‘¿Qué se siente ser mujer en un deporte de hombres?’”, confiesa Jennifer Dahlgren, cuatro veces olímpica y dueña del récord sudamericano de lanzamiento de martillo.
Mientras que Yamila Nizetich, capitana de Las Panteras, agrega: “Nadie nos dio ni nos facilitó nada. Todo fue mérito de un equipo de 14 panteras que fueron al frente junto a su entrenador y cuerpo técnico. Se suele comparar todo con el fútbol o con los seleccionados masculinos de los deportes, pero la realidad es diferente”.
Más allá de los Juegos Olímpicos, fue un año con emociones fuertes para las deportistas argentinas. El último gran logro fue el título mundial de Las Leoncitas en el hockey sobre césped, pero antes llegaron las consagraciones de la patinadora Maira Arias en los 10 mil metros por puntos del Mundial de China y de Usué Arconada en el dobles femenino junior de Wimbledon. Además, la nadadora Pilar Geijo fue subcampeona mundial de aguas abiertas y el seleccionado de hockey sobre patines fue tercero en el Mundial de Chile. Y dos jóvenes ratificaron que son presente y futuro: la nadadora Delfina Pignatiello (16) fue sexta en los 800 metros libre del Mundial de pileta corta en Canadá, y la tiradora Fernanda Russo (17), quinta en la Copa del Mundo de Hannover en rifle de aire 10 metros y 20ª en su debut olímpico.
¿Siguen escuchando comentarios discriminatorios? “En mi deporte, la esgrima, todavía sigo luchando -contesta Belén Pérez Maurice, dos veces olímpica-. A veces pasa que algunos árbitros se aprovechan de sus roles y no nos ven como atletas sino como mujeres, y se olvidan el respeto. Por suerte el Comité Olímpico Internacional sabe mediar y da advertencias necesarias”. ¿Qué dice Pareto al respecto? “Si bien he escuchado comentarios como que ‘las mujeres están molestando’ o que ‘mejor vayamos a otro lugar’, son pocas las veces que me crucé con esas situaciones”.
Carranza Saroli cuenta que nunca se sintió discriminada y explica que su personalidad la llevó a concentrarse en lo suyo. “Siempre que busqué ocupar un lugar, lo hice -sintetiza-. No hago caso a lo que pasa a mi alrededor. Hay mujeres que quizás necesitan un empujón. Yo encuentro la motivación en todo lo que hago en la vida”. Mientras que Nizetich no ve diferencias en la Argentina: “Al menos en el deporte, los atletas buscamos apoyarnos. Hoy muchas mujeres son presidente y muchos hombres cuidan a sus hijos y entonces sí podemos hablar de evolución”.
Para cada deporte, hay un biotipo acorde. Tanto para los hombres como para las mujeres. ¿Cómo impacta ver los físicos trabajados de las atletas en una sociedad que pretende cautivar con cuerpos modelos? ¿Cómo se sienten las deportistas? “Quizás no tenemos los cuerpos que muestran en la sociedad como ‘correctos’. Nosotras tenemos más músculos. Pero a mí me gusta estar cómoda y sólo cambio mi atuendo para entrevistas o para eventos, porque por estar con ropa de gimnasia no significa que soy menos mujer”, reconoce Pareto. “Mi deporte es muy duro para las mujeres, es plenamente de contacto y la mujer tiene que poner el cuerpo y utilizar la fuerza”, agrega Carranza Saroli.
En Río de Janeiro, Pérez Maurice vio un ideal que le chocó y lo desgrana: “En los Juegos Olímpicos me resultó chocante ver que las fotos que se mostraban de deportistas mujeres no eran elegidas por su desempeño sino por su físico. Por eso se veían a las chicas de beach volley o de nado sincronizado. Así es difícil ver los factores reales de igualdad y de respeto”. Y Dahlgren se suma al relatar su experiencia: “Las atletas podemos ser mucho más que un cuerpo lindo como el que nos venden en las publicidades. Tengo una contextura diferente a la de otras atletas de alto rendimiento porque es la que funciona para mi deporte. Aprendí a manejar esto con altura. Y eso que a veces los piropos que les dicen a ellas me llegan en reversa, al estilo de: ‘Vos sos grandota; me porto bien porque me vas a pegar’”.
Las atletas argentinas se ganaron un lugar del que no están dispuestas a bajarse. Su determinación las guió en este año histórico. El temple no sabe de géneros. Y ellas dan fe.
Por Camila Pacini
Ellas tienen la palabra
Paula Pareto: “Que las mujeres nos sintamos aptas o no para realizar una tarea depende de nosotras”
Cecilia Carranza Saroli: «Siempre peleé por mis objetivos. La vida me enseñó a ser una luchadora sin importar las circunstancias que me rodeaban”.
Yamila Nizetich: «Solamente nosotras sabemos lo mucho que nos sacrificamos para llegar donde llegamos. Nadie nos regaló nada y así fuimos olímpicas”.
Jennifer Dahlgren: “Creo que siempre supe cuál era mi meta y trabajé mucho en los entrenamientos para alcanzarla. Por eso me gané un espacio”.
Belén Pérez Maurice: «Mis compañeros ven el esfuerzo que hago y éste se refleja en los entrenamientos contra ellos mismos y en las competencias”.
Julia Ballario: «Luché mucho para hacerme un lugar en el automovilismo y lo hice con la ayuda de mi familia y de mi cabeza. Quise y pude”.
OPINIÓN
Beatrice Frey (Social Media Manager de UN Women)
Son un ejemplo poderoso para las demás mujeres
El camino de las mujeres en el deporte ha sido muy largo y ellas siempre han luchado para poder participar en eventos. Desde su debut olímpico en París 1900, su participación se ha incrementado exponencialmente. Tanto que en Río de Janeiro 2016 hubo casi un 50 por ciento de presencia femenina, porque las delegaciones del mundo hicieron que muchas mujeres pudieran asistir a este evento deportivo, lo que es genial.
En los últimos Juegos Olímpicos se vio a las atletas profesionales que se dedican al deporte y se las puso bajo la lupa. A algunas de ellas, el deporte les fue concedido como la poderosa herramienta que las ayudó a salir de la pobreza y a tener un capital que pudiera sacar también a sus familias. Desde UN Women buscamos darles las herramientas para mostrar lo poderosas que son en su profesión y el hecho de ser ejemplo para otras mujeres, sin importar la edad, demostrando liderazgo y fuerza del trabajo en equipo.
Hay sponsors que buscan a las atletas profesionales porque tienen algo para ofrecer y pueden captar a parte de la audiencia. Pero relacionarse con el sector privado siempre viene con un riesgo, porque no queremos que las atletas sean objetos sino objetivos. Y lo mismo va para los medios de comunicación: queremos que las mujeres sean el tema y no el objeto. Estamos frente a la oportunidad para que las mujeres se comprometan con las marcas y lleven el deporte a una mayor audiencia. El foco debería estar en lo deportivo y no en lo sexual. Durante los Juegos Olímpicos, algunas coberturas de los medios eran muy sexistas con respecto a los uniformes que usaban y sus cuerpos. Aún hay un largo camino por recorrer para conocer en verdad a la atleta profesional.
Podemos hablar de evolución pero todavía no de igualdad en el trato hacia los hombres y las mujeres. Una de las mayores desigualdades es la diferente paga por el mismo trabajo en el deporte profesional. La excepción es el tenis, ya que desde 2007, en los Grand Slams las mujeres reciben el mismo monto que los hombres.
En UN Women trabajamos con mujeres que rompieron estereotipos y salieron al mundo. Son role models que van en contra de las culturas y las creencias de sus países, que no motivan a las mujeres a meterse en el deporte. Y en verdad pueden hacer la diferencia al enviarlas a competir, como es el caso de Khadila Popal, ex capitana del equipo de fútbol afgano.
Claro que hay otras mujeres que tienen el soporte de su familia y hacen enormes sacrificios para hacer deportes y seguir sus sueños. En Río 2016, muchas mujeres de diferentes países rompieron muchas reglas en conjunto. Cada vez que una mujer juega, hace la diferencia.