La fidelidad a los ideales

(f) “Sísifo, dentro de la mitología griega, como Prometeo, hizo enfadar a los dioses por su extraordinaria astucia. Como castigo, fue condenado a perder la vista y a empujar perpetuamente un peñasco gigante montaña arriba hasta la cima, sólo para que volviese a caer rodando hasta el valle, desde donde debía recogerlo y empujarlo nuevamente hasta la cumbre y así indefinidamente” (1)

La historia política, económica, social y cultural de la Argentina de las últimas nueve décadas, parece reflejar la situación de un pueblo que por practicar en exceso la famosa “picardía criolla” en los cuatro ámbitos antes señalados, está condenado, como Sísifo, a padecer una maldición que lo deja sin la capacidad para ver (discernir) claramente cuál es el camino correcto a seguir, y esto lo obliga cada década a desandar el sendero recorrido y volver siempre a cero.

En el ingreso a la parte más vertiginosa de la curva descendente, la economía parece tornarse en el emergente de una profunda crisis de valores, de un “des-orden” ético, que nos deja sin “criterios que nos permitan como sociedad tomar decisiones frente a dilemas, y seleccionar aquello que nos permite vivir dignamente” (2)

En la vorágine de un mar que pierde la calma, comienzan a aparecer los protagonistas de las verdaderas convicciones, que se van diferenciando de aquellos que las adoptaron solo como una moda, de la que “convenía no estar afuera”.

Las organizaciones que están dirigidas por quienes creen que realmente la Gestión Responsable Orientada a la Sustentabilidad es el deseable camino a seguir, a pesar de las dificultades reales por las que atraviesan, no renuncian a la participación activa en la construcción de ese desarrollo sustentable que es camino y meta a la vez. Podrán ralentizar sus pasos, estirar los tiempos de ejecución de sus planes de trabajo, incluso tal vez resignar parte de las metas trazadas; pero no abandonan los objetivos, las promesas que se han hecho a sí mismas, y mucho menos los principios que las cimientan. Permanecen fieles a sus convicciones, y a la par, dan señales de esto a sus pares, para inspirarlos y ayudarlos a no aflojar en el empeño. Se mantienen fieles a sus valores, y lejos de esconderlos en las épocas difíciles, los hacen brillar aún más.

“La fidelidad es una noción que en su nivel más abstracto implica una conexión verdadera con una fuente… La fidelidad es la capacidad espiritual, el poder o la virtud de dar cumplimiento a las promesas. Prometer es una acción soberana; revela una gran soberanía de espíritu, ya que exige decidir hoy lo que se va a hacer en adelante, bajo condiciones que no se pueden prever…. El que promete se adelanta al tiempo de modo lúcido y libre. El que cumple fielmente lo prometido lo hace consciente y voluntariamente. ¿Qué es lo que mueve su voluntad a mantenerse fiel? Es la decisión de crear su vida en cada instante conforme al proyecto establecido en el acto de la promesa…También se puede decir que la fidelidad es la capacidad de no engañar, no traicionar a los demás. Es un valor moral que faculta al ser humano para cumplir con los pactos y compromisos adquiridos. La fidelidad es entonces el cumplimiento de la palabra dada” (3)

(1) Extraído de El mito de Sísifo en Wikipedia

(2) Sobre una definición de ética del filosofo Bernardo Toro

(3) Extraído de Fidelidad en Wikipedia

(fuente: Boletin IARSE N° 244 – Martes 16 de Septiembre de 2014)

 

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