Los líderes deben dejar de suponer que las personas actúan en la organización para sacar ventaja o sin intenciones de hacer lo mejor para la compañía.
Al participar de una tarea, actividad o proyecto en común, las personas ven y responden constantemente a las acciones que observan de las demás.
Pero también realizan presunciones sobre aquello que no pueden ver: las intenciones o motivaciones que impulsan las acciones.
Cuando un equipo trabaja junto durante largo período de tiempo, sus integrantes desarrollan un profundo entendimiento de las personalidades y hábitos de cada uno, así como también de las formas en que afrontan los desafíos.
Aprenden a realizar conexiones positivas entre lo que observan que hacen sus compañeros (acciones) y lo que suponen que piensan esos compañeros al hacerlo (motivaciones).
Pero, ¿cómo conectar positivamente las acciones y motivaciones?
La mejor forma de crear relaciones productivas entre ambos factores en un entorno laboral es pensar lo mejor de aquello que no se puede ver, es decir, asumir que las personas actúan con una intención positiva.
Este modelo implica pensar, en todo momento, que las personas:
A fin de lograr un trabajo en equipo productivo, los líderes abiertos necesitan crear entornos colaborativos en donde la suposición de una intención positiva sea el modo de pensar «predeterminado» de todas las personas.
Para incentivar este tipo de actitud, resulta conveniente poner en práctica los siguientes consejos:
A veces, los otros simplemente no ven lo que uno ve y algo que para uno es muy importante, para el otro no lo es.
Por Jim Whitehurst, Presidente y Director Ejecutivo de Red Hat.
Fuente: http://www.iprofesional.com/notas/247563-Intenciones-positivas-la-clave-del-liderazgo-abierto