En los círculos y publicaciones de management, llevamos tiempo escuchando cada vez con mayor intensidad del Big Data, como elemento disruptor llamado a cambiar el modo en que disponemos y analizamos la información de desempeño.
Bajo el concepto subyacen los crecientes volúmenes de datos sobre insumos, operaciones y resultados tanto en la gestión empresarial como de las administraciones públicas, que precisan del desarrollo de nuevas tecnologías para aprovechar al máximo el potencial que arroja su análisis.
Esta revolución tecnológica comienza a facilitar a las compañías el estudio de una ingente cantidad de información generada por sus operaciones y las de su cadena de valor, que puede ser utilizada en la toma de decisiones estratégicas de negocio y en relación a su enfoque en sustentabilidad. De hecho, ambas líneas entroncan un camino único, que aúna la gestión de los impactos y riesgos correspondientes a los aspectos financieros y no financieros.
El Big Data permite procesar gran cantidad de información en tiempo real, de diferente procedencia, lo que facilita la gestión de los procesos y rompe con las barreras internas en el almacenamiento y análisis de datos. De este modo, a nivel operacional contribuye a una mayor eficiencia en el requerimiento de insumos, así como una menor generación de residuos, optimizando la huella ambiental de los productos y servicios entregados.
En términos estratégicos, el Big Data refuerza el fundamento de las proyecciones consideradas para la toma de decisiones, así como de la visión a largo plazo del uso de los recursos y de la relación con los grupos de interés. Este enfoque, concebido como transformación de capitales para la creación de valor, es el que contribuye a la toma de decisiones acertadas para garantizar la continuidad y éxito de las operaciones en el tiempo.
Las compañías se encuentran ante una tendencia a la proliferación de mecanismos de comunicación de su desempeño, que consolida progresivamente la disposición de un back up de información interna. Si bien podríamos debatir que fue antes si la necesidad de comunicar el dato o la gestión del mismo, el caso es que las compañías disponen de ese patrimonio clave para la toma de decisiones. Frente a este desafío de las empresas, los grupos de interés son cada vez partícipes de ese conjunto más amplio de plataformas de información corporativa, en tiempo real, afrontando el desafío de procesar los resultados comunicados para actuar en consecuencia.
Esta doble perspectiva, del análisis de información tanto desde la compañía como desde sus grupos de interés, está detonando cambios en el presente y perspectivas de otros en el corto plazo. Además de las diferentes soluciones que comienzan a proliferar en el mercado, cabe destacar el desarrollo de iniciativas destinadas a la construcción progresiva de un escenario win-win para empresas y grupos de interés. Es el caso del GRI Technology Consortium, lanzado en diciembre de 2015 por Global Reporting Initiative (GRI), junto a empresas del sector tecnológico y de administración de datos. Históricamente volcada en la consolidación de la práctica de la comunicación en sostenibilidad, incluyendo el desempeño ambiental, social, económico y de gobierno corporativo, GRI expone la necesidad de ir “más allá del reporte”, aprovechando al máximo los datos registrados como insumo para la toma de decisiones, mediante nuevas formas innovadoras que se sumen al ya consolidado informe anual, de sostenibilidad y/o integrado.
Cabe destacar el rol pionero que desempeño GRI en la promoción del lenguaje XBRL (eXtensible Business Reporting Language) en los informes de sostenibilidad, estándar de referencia para la expresión de información en los reportes financieros, que permite su rápido procesamiento e interpretación mediante herramientas tecnológicas.
Retomando el actual desafío que GRI encabeza, el GRI Technology Consortium comienza a exponer sus primeras reflexiones, generadas en el seno del debate e intercambio de ideas de los líderes que lo integran. Al respecto, en el marco de la 5ª Conferencia Global de GRI, celebrada el pasado mayo, se lanzó un conjunto inicial de 5 líneas en las que avanzar para la transición de soportes físicos y digitales estáticos a un escenario en que los datos “fluyan”: disponer de plataformas de comunicación que permitan la extracción de datos (incluyendo los informes de sostenibilidad y/o integrados), trabajar en el alineamiento de los diferentes lenguajes y taxonomías digitales que existen para los reportes corporativos (ej. XBRL), consolidar un repositorio global de información (ej. avanzando en el potencial de iniciativas como la actual Sustainability Disclosure Database), construir sobre los avances tecnológicos y de comunicación ya alcanzados, (combinando experiencia e innovación) y apostar por un enfoque colaborativo.
Nos encontramos ante el desafío de canalizar un tsunami de información, convirtiéndolo en un patrimonio de datos disponible para su análisis, que sirva de base para la toma de decisiones que consoliden y acrecienten el valor generado por las compañías para sus diferentes grupos de interés, a la vez que empoderen la percepción de éstos, eliminando recelos fruto de la desinformación o segmentación de aquella de que disponían.