Proviene esta expresión, que significa un augurio para tener suerte, el comienzo correcto y favorable de algo y que parece tener que ver con la superstición, tiene su origen en la liturgia de la misa. En los misales, por ciertos motivos antiguos (que no pudimos averiguar), se prescribe que el cura celebrante de la misa, debe disponerse a subir las gradas del altar iniciando el paso con el pie derecho. Se supone que la misa es un encuentro con Dios y eso no puede sino ser un buen augurio y una señal positiva. De allí el origen de la costumbre. Hoy, los mas exagerados, afirman que –al levantarse todas las mañanas- hay que bajarse de la cama apoyando el pie derecho para tener suerte durante todo el dìa.