PAGAR EL PATO. En la actualidad, “pagar el pato” es hacerse cargo de algo, sea asumiendo una culpa, reparando un daño, entregando plata, padeciendo o llevando un castigo no merecido o que ha merecido otro.
La mayoría considera que se trata de un pato que fue usado como plato principal en un almuerzo o cena. No obstante, la historia más creíble, y menos cómica, nos indica que nace a partir de la deformación del término pacto, usado por los judíos radicados en suelo español hace siglos.
Su origen se ubica en una expresión que utilizaba la sociedad cristiana de los siglos XVI y XVII contra el pueblo judío. Era frecuente que en aquella época se les culpara de cualquier mal que aconteciera, ya fueran responsables o no.
El pueblo hebreo solía decir que su fe se mantenía a lo largo de los siglos porque tenían un pacto con Dios. Los cristianos hacían mofa de esta afirmación y les amenazaban diciendo que «pagarían el pacto». Hay diferentes teorías sobre la forma concreta de este pago, ya que en algunos sitios se comenta que era a través de unos impuestos especiales que solo los judíos abonaban y en cambio en otros se afirma que este pago no era real y solo se manifestaba en la forma de amenazas con daños físicos o a sus propiedades.
En la Biblia Castellana de Casiodoro Reina aparece recogida dicha cita: «Como los vocablos Torá y Pacto, usados por los judíos españoles, el primero por la Ley y el segundo por el concierto de Dios, por los cuales los españoles les levantaban (les acusaban a los judíos) que tenían una Tora o becerra pintada en su sinagoga, que adoraban; y del Pacto, sacaron por refrán “aquí pagaréis el pato”».