PONER EN TELA DE JUICIO. Empleamos este modismo para indicar que se está poniendo en duda un logro o una certeza.
Para explicar la procedencia de este uso tenemos que volver al periodo medieval y entender una de las acepciones de la palabra «tela» según la RAE.
La «tela» era la valla que dividía en dos partes el terreno empleado para las justas de los antiguos caballeros del medievo, la cual evitaba que los caballos, en su carrera frente a frente, se toparan entre sí. Dicho terreno recibía el nombre de «liza».
Si bien los torneos servían como espectáculo para grandes eventos y empleaban normalmente armas simuladas, la razón de ser de las justas originariamente era impartir justicia en caso de una disputa en la cual se empleaban armas auténticas. Quien ganaba era quien tenía razón.
En éstas se usaban hasta tres lanzas de madera para determinar el vencedor.
Por lo tanto, «poner en tela de juicio» significaba trasladar algún litigio a la liza para conseguir la razón mediante las armas; y en el sentido de la discusión de algo, esta expresión ha llegado hasta nuestros días con el significado conocido.
Otra interpretación argumenta que en el antiguo Derecho Procesal, poner en tela de juicios significaba que un caso estaba pendiente de averiguaciones previas para formar un asunto o resolverlo.
No obstante, la expresión «poner en tela de juicio», se dice cuando tenemos dudas acerca de la certeza, legalidad o éxito de una cosa.