El inevitable factor humano

Hay muchas partes responsables en un accidente de tráfico. De eso hablamos muchas veces: la vía y su estado de conservación, el factor climatológico, el estado psicofísico del conductor, la hora del día, el factor mecánico,… Es natural que cuando se produce una colisión exista una investigación que determine las causas exactas de la misma, pero el problema es cuando tendemos a demonizar uno de los factores determinantes: queremos un culpable.

Si la causa fue un trozo de asfalto defectuoso, el culpable es el Gobierno o el responsable del mantenimiento; si el problema fue el factor humano, entonces “a la hoguera” con el conductor; si el problema es el fallo mecánico, pediremos la cabeza del responsable de la marca… A mí me gusta una forma de ver las cosas más abierta, y que tenga en cuenta qué puede fallar y qué no, y por eso a veces vuelvo la vista al proyecto Vision Zero y entiendo mejor el factor humano en los accidentes.

En cualquier situación, una persona puede fallar, pero la infraestructura no

La base fundamental del proyecto “Vision Zero”, que si recordáis es la forma en la que entienden la Seguridad Vial en Suecia, es que los accidentes ocurren. Las personas, como conductoras, pueden tener errores, se pueden equivocar o simplemente tener un fallo tonto. Las infraestructuras son las que no pueden fallar (porque no tienen libertad de elección).

Aunque es sencillo de entender, y parece razonable, el hecho de que las personas puedan cometer, y cometan, un error es más profundo. Veámoslo resumido:

 La gente comete errores: las personas se pueden sentir nerviosas ante cualquier situación que se produzca al volante, y a pesar de que tenemos miedo natural a las alturas, no juzgamos del todo el riesgo de la velocidad. Además estamos naturalmente predispuestos a la distracción. Y por si fuera poco, cometemos errores estúpidos.

 Riesgos no razonables: sabiendo que la gente comete errores, el sistema de carreteras permite a los conductores asumir riesgos por encima de sus capacidades. A las carreteras no se le piden responsabilidades por las colisiones y las lesiones. Ejemplos que ponen desde Vision Zero: las carreteras (no los gobiernos, nota personal) permiten que dos coches circulen a 200 km/h separados por metro o dos de distancia; es posible circular a 100 km/h pasando a un metro de distancia de un niño.

 Los errores son parte de la ecuación: sólo mediante el diseño de todo el sistema de transporte de forma que tenga en cuenta la falibilidad humana, podemos superar estos riesgos. Solo así podremos aprender a controlar la energía cinética en los sistemas de tráfico y cambiar los diseños de carreteras y vehículos.

No todos asumimos esto, eso para empezar. Que levante la mano quien se sienta a gusto reconociendo que ha cometido un error, ¡públicamente! Eso también es parte de la naturaleza humana, al menos de la española. Somos los mejores en lo que hacemos, pero no como colectivo, sino de forma individual. Si conseguimos algo positivo, solo se debe a nuestro esfuerzo o genio individual; si es lo contrario, hay tantos factores en nuestra contra… ¡no pudimos hacer nada ante la adversidad o la conspiración de otros!

España no es Suecia, y no se puede cambiar a toda una sociedad solo con buenas intenciones. La verdad es que, si reconociésemos sinceramente cada error que cometemos, y si lo integramos en nuestras vidas como algo que es natural, y propio de los seres humanos, tendríamos menos problemas. Seríamos capaces de asumir que hemos cometido un error de juicio, de que hemos tomado riesgos por encima de nuestras posibilidades, y eliminaríamos un factor de la ecuación, porque seríamos conscientes de que cualquiera puede fallar, cometer un error, provocar un accidente.

(fuente: http://www.circulaseguro.com/el-inevitable-factor-humano/#more-81372-por Esteban Viso ) publicación española –

 

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