Las enseñanzas del líder sudafricano ayudan a generar beneficios dentro de los equipos de las organizaciones.
«Señor, usted no puede estar aquí. Usted es blanco y este lugar es solo para negros, me dijeron».
Corría el año 1970 y la persona que relata el hecho es uno de los empresarios participantes de nuestros programas. En aquel momento era adolescente y había decidido, junto con su novia y luego esposa, realizar un viaje a Sudáfrica para descubrir un país que prometía ser interesante, distinto y exótico. En lugar de ello, encontraron un país totalmente dividido por el odio racial y la violencia. El apartheid, figura legal con que la minoría blanca subyugaba a la inmensa mayoría negra, estaba en su apogeo.
Ocho años antes, el activista Nelson Rolihlahla Mandela era encarcelado y, con él, muchas de las esperanzas de los negros en Sudáfrica. El resto de la historia ya es conocida: tras ser liberado de prisión luego de 27 años, Mandela logra que en 1992 el apartheid sea abolido legalmente; luego, en 1994, gana la presidencia de su país y, en 1995, utiliza el famoso mundial de rugby en Sudáfrica para unir a negros y blancos.
Inspiración
El ejemplo de Mandela es, como mínimo, inspirador. Los individuos y organizaciones que se acercan a nuestras actividades lo hacen para poner en práctica las herramientas por él utilizadas.
Ellos se hacen las mismas preguntas que, en 2010, el equipo de BA Group se hizo luego del estreno de la película Invictus (la cual relata el período que va desde que Mandela es liberado de prisión hasta el mundial de Rugby de 1995), y que nos llevaron a realizar un completo estudio para extraer los patrones de comportamiento utilizados por este líder:
– ¿Cómo pudo convertir situaciones negativas en positivas?
– ¿Cómo encontró oportunidades donde solo se divisaban impedimentos?
– ¿Cómo logró negociar con su adversario y llegar a un acuerdo beneficioso?
– ¿Cómo consiguió que la mayoría negra lo apoyara en momentos donde debía hacer lo contrario a lo que esa mayoría esperaba para obtener un mejor resultado?
En base a las conclusiones de esta investigación, conducida por nuestra directora académica Adela Meikler, nació, en 2014, el programa El efecto Mandela.
Allí se dan a conocer herramientas concretas para que los participantes (individuos, empresas y organismos públicos) puedan ponerlas en práctica en su día a día y mejorar aún más su rendimiento personal y organizacional.
Beneficios a medida
Los beneficios de aplicar estas herramientas lo relatan las decenas de individuos, pymes y organizaciones que han pasado por nuestros programas.
El primero es la mayor tolerancia entre compañeros. También, se ve más integración y entendimiento entre las diferentes franjas etarias (Baby Boomers, X y Millennials).
Otras consecuencias positivas incluyen mejor trabajo en equipo. Además, reducción de niveles de ausentismo y rotación. También se evidencia en el incremento de ventas por el entendimiento al cliente. Y se suman una visión gerencial más integral, mayor fidelización por parte de los colaboradores, mayor motivación en la fuerza laboral y mejora en la comunicación interna, entre otros aspectos.
Mientras nos mantengamos encerrados dentro de los límites de nuestras «certezas» seremos prisioneros de ellas. Como el mismo Mandela señalara: «Una de las cosas más difíciles no es cambiar la sociedad, sino cambiarse a uno mismo».