Desde la «piel de gallina» hasta cuando «salta el ojo», no siempre la mente controla las acciones.
Que el ojo salte está relacionado con el estrés y los distintos estímulos vividos durante el día, que reaparecen.
Que el ojo «salte» está relacionado con el estrés y los distintos estímulos vividos durante el día, que reaparecen.
La mayoría de las veces, el cuerpo obedece las órdenes del cerebro. Uno puede aplaudir con las manos sin inconvenientes; correr y saltar con piernas que reaccionan al instante o girar la cabeza si algo sorprende. En condiciones normales, nada de esto significa un gran esfuerzo.
Pero así como se realizan las acciones propuestas, a la vez conviven momentos en los que el cuerpo toma el control. Y motoriza una serie de acciones aparentemente sin sentido para nuestra mente, que nos agarra por sorpresa.
Hay algunas que nos avergüenzan, otras que marcan un acomodamiento de nuestro cuerpo o también el indicio de que alguna enfermedad empezó a afectar al organismo. Entre las más comunes, hay cinco que merecen enumerarse y explicar por qué ocurren.
1) Piel de gallina
Si la temperatura cambia bruscamente de calor a frío o si aparece una amenza cercana, la piel de gallina o piloerección llega antes que cualquier otro síntoma. Es la consecuencia de que los músculos asociados a cada uno de los pelos de la piel se han contraído.
«La piel de gallina es un fenómeno fisiológico que nos protege del frío aumentando la capa de aire encima de la piel y, por lo tanto, el aislamiento. Es el equivalente a ponerse un pulóver», explica Josep Tur, profesor de Fisiología de la Universidad de las Islas Baleares, en España.
En el caso de sentirse intimidado, la intención del cuerpo no es que mantengas elevada la temperatura corporal, sino, ante el peligro, parecer más grande y peligroso
«Ya hemos perdido mucho pelo respecto a otros primates, así que la piloerección no nos hace parecer tan feroces como ellos o como cuando un gato se eriza, pero es la misma respuesta a un estímulo exterior potencialmente dañino», explica Tur.
2) Ojo que palpita
Seguramente les pasó a casi todos. Se trata de la incómoda sensación que casi siempre desaparece al poner la mano en el ojo. Este fenómeno que hace palpitar el ojo es un movimiento involuntario que se conoce como nistagmo ocular, que ocurre cuando la vista no logra adaptarse a los movimientos.
3) «Saltar» a punto de conciliar el sueño
Todavía no son muy conocidos los mecanismos que tiene el sueño, pero una de las teorías que suman fuerza es la que apunta a que es un momento utilizado para recuperar fuerzas. Para Tur, este período se puede explicar como un «desfragmentado de disco duro en un computador: el sueño obedece a un reordenamiento interior de todos los recuerdos, sensaciones, memorias, entre otras».
Pero en estos procesos que aún no son tan estudiados, la fase REM (de sus iniciales en inglés Rapid Eyes Movement) es el momento en que tenemos los sueños más intensos y hasta las pesadillas que tanto odiamos, y es aquí cuando el cerebro está activo pero se mantiene inconsciente. «Seguramente, esa sensación de caída que se da aquí está relacionada con el estrés y los distintos estímulos que hayas vivido durante el día, que reaparecen», dice Tur.
4.- El estómago ruge
El rugido interno es conocido como borborigmo: «Corresponde a un tipo de movimiento que el intestino realiza cuando estamos en ayunas», explica Juan Martínez Pinna, de la Universidad de Alicante.
Tras comer algo se producen los movimientos peristálticos que permiten el avance de la comida.
Pero al estar en ayunas, este movimiento se inhibe y se da otro «meneo», uno que se produce cada dos o tres horas y que aumenta a medida que la sensación de apetito va en aumento. Para el experto este movimiento es para poder vaciar cualquier resto de comida que pudo haber quedado de la digestión y que prepara todo para volver a comer sin problemas en el estómago.
5.- Ponerse colorado o pálido
El rubor en el rostro es una reacción incontrolable y que solo se da en los seres humanos y en ningún otro ser en el mundo animal. Su origen, el mismo que el de cuando alguien se pone blanco como el papel, está en el sistema nervioso simpático: «Las emociones de la vida cotidiana, sobre todo las intensas, se procesan en el sistema límbico en general y en la amígdala en particular, que controla el hipotálamo, que a su vez controla el simpático. Es el sistema que se activa en situaciones de riesgo y estrés físico o químico, pero también cuando oímos música o vemos a la persona amada», expone Martínez Pinna.
Ante una situación de estrés, dicho sistema se prepara para una lucha o también para huir y provoca que aumente el flujo de sangre en la musculatura y el cerebro
Por eso disminuye en la piel y las vísceras: «De ahí que palidezcamos y, seguramente, también a esto se deben las mariposas en el estómago, pues se reducen las secreciones y la motilidad del sistema gástrico», explica.
Fuente: http://www.infobae.com/2016/03/21/1798550-cuales-son-las-cinco-reacciones-incontrolables-del-cuerpo