El miedo genera angustia, ansiedad y ataques de pánico. Una especialista analizó para Infobae los efectos en la salud y la manera de combatirlos
Existen dos tipos de miedos: los reales y los ficticios
Desde los inicios de la especie humana el miedo fue una sentimiento fundamental. Si bien hoy está asociado a la cobardía y su uso suele ser peyorativo, sin esa sensación no habría civilización posible.
El temor a ser devorados por un predador fue un mecanismo de alerta para la huída, que aseguró la propagación de la especie y de allí esas reacciones tan incómodas, que menoscaban la autoestima. Las piernas se aflojan para facilitar la respuesta de escape, mientras que las pupilas se dilatan para poder observar el panorama con la mayor precisión posible.
«El hombre está genéticamente determinado para sentir miedo. El miedo es un sentimiento inherente al ser humano. Está ahí desde que nacemos hasta la muerte. Es muy importante saber convivir con él y aceptar que siempre acompaña en cualquier decisión», afirmó la psicóloga Celia Antonini.
En la actualidad, la construcción social y cultural resignificó el «uso del miedo». Ya no se siente pavor por el posible ataque de un tigre, sino por no poder pagar las cuentas a fin de mes o por la inseguridad. Pero, ¿cómo afecta a la salud?
«El miedo próspera de tres formas. Como ansiedad -sentir palpitaciones, falta de aire, temblores, molestias digestivas, vómitos, «nudo» en el estómago, alteraciones de la alimentación y rigidez muscular-, como angustia, el sentimiento que experimentamos cuando sin motivo nos preocupamos en exceso por la posibilidad de que en el futuro nos ocurra algo temido y los ataques de pánico», explicó Antonini.
Por otro lado, para la especialista resultó crucial diferenciar los diferentes tipos de temores que sacuden a las personas: «Existen los reales e irreales. Los irreales son aquellos imaginarios e ‘irracionales'».
«Cuando el miedo es constante, uno pierde la confianza en sí mismo y en la propia capacidad. Se siente incompetente y abocado al fracaso. Además, causan enfermedades, consumen la energía del cuerpo y producen desasosiego y pérdida de vitalidad».
Para enfrentar este sentimiento «hay que naturalizarlo, es decir, aceptarlo ante el peligro y nada más. Y todo lo que esté en la cabeza, regularlo. El miedo no es tan malo como parece ya que puede salvarnos la vida, hace que el cuerpo reaccione rápido para huir, luchar o quedarse inmóvil ante una amenaza real, como por ejemplo, la cercanía de un león».
(fuente: http://www.infobae.com/tendencias/2016/07/07/cual-es-la-clave-para-superar-el-temor-desmedido/)