Contientización: Un cambio de actitud para lograr seguridad vial

(f) La publicación Diario Norte publica esta semana un artículo sobre la importancia de la educación vial para lograr cambios de hábito que redunden en una mejora en la seguridad vial. Esta es la nota completa:

«Una vez más nos damos cuenta que la educación es el principio de la adquisición de hábitos. Por ello es cada vez más necesaria la educación vial, al adquirir esos conocimientos adoptamos actitudes y realizamos acciones de mayor cuidado y prevención de nosotros mismos y de los otros, en el uso responsable de los espacios públicos y en su circulación, ya sea como conductores de vehículos o como peatones.

Tenemos una doble función ser protagonistas y corresponsables de nuestra seguridad vial. Es importante conocer las medidas de prevención, como los son las señales de tránsito y es imprescindible respetarlas.

En el mundo los siniestros viales son una preocupación, según las estadísticas mueren cientos de miles de personas por año, millones resultan lesionadas, más del 10 por ciento de las camas de los hospitales son ocupadas por heridos productos de esta situación.

En la Argentina el drama es aún mayor, ya que somos uno de los países con mayor índice de siniestralidad vial, se estiman 30 muertos por día y la cifra va en aumento. Se estima que por cada persona que muere en un siniestro vial, resultan tres con discapacidad permanente, 75 con alguna discapacidad transitoria, 120 internaciones y 500 lesionados Esto demuestra que la educación vial es importante pero no es suficiente por sí sola.

Está vigente la Ley Nacional de Tránsito Nº 24.449 con todas sus modificaciones, siendo la última la Ley Nº 26.363, a cuya legislación la provincia del Chaco adhirió por Ley Nº 6241 y los municipios por ordenanzas municipales la aplica en la jurisdicción, por ello es imprescindible conocer la legislación.

La Ley de Tránsito crea el Consejo Federal de Seguridad Vial, en el que participa el gobierno nacional, representantes de las provincias, del congreso nacional. Es el ámbito de concertación y acuerdo de la política de seguridad vial de la Argentina.

Establece la norma cursos de capacitación y escuela de conductores, la creación de un Registro Nacional de Antecedentes del Tránsito, edades mínimas para conducir, circulación, estructura vial, reglas de velocidad, reglas para vehículo de transporte, accidentes, régimen de sanciones ante incumplimientos, etcétera.

Para resolver problemas tan complejos como lo son los de tránsito, es necesario contar con varios actores que en forma conjunta realmente lleven a cabo políticas públicas acordes, como lo son los gobiernos nacional, provincial y municipal, los medios de comunicación, organizaciones no gubernamentales, profesionales de diferentes áreas, y la ciudadanía en general.

Ahora bien nuestra realidad exige que la policía esté capacitada en este aspecto y colabore en el accionar, que los responsables municipales tengan la facultad de actuar, siempre respetuosa y responsablemente. Para exigir este trato debemos conocer nuestros derechos y obligaciones, las normas vigentes y ser garantes de su cumplimiento.

Mucho se habla del siniestro vial, hay que reconocer que se produce por la falta de conocimiento de las normas y de las señales de tránsito, por la imprudencia o negligencia de los conductores o peatones, por el consumo de alcohol, fármacos o drogas, exceso de velocidad, condiciones climáticas adversas, no se puede dejar de mencionar los factores relacionados con la vía pública, como el diseño inadecuado de calles, caminos o rutas, mantenimiento deficiente, pese al cobro de peaje, la mala iluminación o señalización.

La documentación necesaria para conducir es el carné de conductor, habilitado para conducir ese tipo de vehículo; cédula de identificación del vehículo, comprobante del seguro en vigencia -requisito que deben cumplir también las motos y no es exigible el comprobante de pago-, documento nacional de identidad y comprobante de pago de patente.

Corresponde además llevar matafuego, balizas portátiles, que el número de ocupantes guarde relación con la capacidad del vehículo, los menores de 10 años deben viajar en el asiento trasero, sistemas de seguridad originales en buen estado, apoyacabezas, cinturones de seguridad, airbag.

En caso de motocicletas, además, los ocupantes deben llevar casco y si no tienen parabrisas, el conductor tiene que usar anteojos. No pueden llevar una carga superior a los cien kilos.

Está prohibido el uso de bocina para distracción o por interrupción del tránsito o para llamar, los vehículos que posean enganches y defensas delanteras o traseras sobresalientes, circular en contramano, conducir con niños en el regazo, cruzar paso a nivel con barrera baja u otra señal de advertencia, obstruir el paso legítimo de peatones u otros vehículos en una bocacalle, cambiar de dirección girando en ‘U’ sobre la misma vía, estacionar sobre la mano izquierda salvo que esté debidamente autorizado, estacionar en las esquinas, en la ochava, en la senda peatonal, o diez metros antes o después de paradas de colectivos, hospitales, escuelas, servicios públicos, a 60 centímetros de un ingreso a garage debidamente señalizado, obstruir rampas para discapacitados, girar a la izquierda en vías de doble mano, salvo señal que lo permita.

Para prevenir es necesario educar, crear conciencia de los peligros sobre el uso de nuevas tecnologías como el celular o reproductores de música mientras se conduce o se transita por la vía pública. Los peligros, consecuencia de este uso indebido, ocasionan riesgos para los conductores y los peatones, no solo cuando se escriben mensajes de texto sino cuando se habla por teléfono.

La distracción es muy considerable produciendo siniestros viales y hasta lesiones por caídas u otros incidentes en la calle por circular distraídos, sin prestar atención a lo que sucede alrededor. No puedo dejar de mencionar que el prejuicio de que las mujeres manejamos mal, y habitualmente nos ‘mandan a lavar los platos’, está fuera de la realidad ya que según estadísticas somos las que menos siniestros producimos.

Por citar un ejemplo, en España se tiende a contratar a mujeres para el manejo de transportes públicos, para fomentar el civismo y reducir el número de siniestros ya que en ese país por cada una que causa un accidente hay diez hombres que lo producen. Los números también en la Argentina demuestran que esta creencia es infundada.

La participación por género en 5.000 siniestros graves en rutas, con muertos o lesionados, dio más un 96,8% de participación masculina mientras que la femenina apenas es del 3,2%. La seguridad vial es el producto de una concordancia armónica entre los usuarios, deben conocer y cumplir con las disposiciones legales.

Los vehículos, deben cumplir con las normas técnicas y legales, en buen estado de funcionamiento. Y los factores ambientales y el entorno, las calles, rutas, carreteras y caminos deben estar en buen estado de conservación y correctamente señalizadas.

Debemos asumir nuestra responsabilidad, conocer nuestros derechos y deberes, concienciar sobre la necesidad de mejorar el tránsito, y recordemos que los siniestros viales es una de las forma de violencia social más importante que afronta nuestra sociedad. La autora es abogada».

(fuente: 100Seguro.com.ar – 20/2/14)

 

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