Conducir drogado no se detecta ni se sanciona

La Caminera admite que no tiene cómo controlar a conductores bajo efecto de estupefacientes. En ninguna provincia se hace, por la complejidad y el costo.

Germán sopla. Sobre la ruta, en un control de la Policía Caminera, el aparato marca 0,2. En segundos, es notificado de que se le labrará una multa por tener más alcohol en sangre que el permitido por ley en Córdoba.

Juan conduce el auto que sigue. A pesar de haber consumido cocaína una hora antes, pasó como si nada el control: de alcohol no tenía ni vestigios.

Edgar es el siguiente. Se había automedicado, tomando varias pastillas más de las que el médico le indicó. Pasó el control: la pipeta le marcó cero alcohol.

El relato es de ficción. Pero podría darse en la realidad: en las rutas cordobesas, la Caminera controla que nadie conduzca con alcohol, pero si alguien maneja bajo efectos de drogas, anfetaminas o exceso de medicamentos, recibirá por respuesta un alentador “¡adelante!”.

En todo el país crecen los controles policiales sobre el consumo de alcohol al volante, pero ni los pocos distritos que anunciaron extenderlo a drogas lo están haciendo, aunque se sepa que un consumo excesivo de estupefacientes es tanto o más peligroso.

Es más: el Gobierno nacional envió al Congreso una ley para imponer el tope cero en alcoholemia en rutas de todo el país, pero tampoco habla de topes de otras drogas.

La dificultad operativa, la complejidad legal y el costo del sistema parecen ser los motivos de controles tan “discriminatorios”. El que detecta alcohol es el más fácil.

Palabra de Caminera

Daniel Moroldo, comisario y jefe de la Policía Caminera de Córdoba, confirmó que no se controla en ruta si los conductores consumieron estupefacientes. Dijo que alguna vez la fuerza sugirió al Ministerio de Seguridad incorporar esa aparatología. En esa cartera señalaron a este diario que esa posibilidad no se baraja por ahora.

Moroldo marcó que sólo podrían actuar ante un conductor que, por su estado, evidencie no estar en condiciones de manejar, y se podría ordenar que el vehículo no prosiga y se convoque a un médico policial. Es tan infrecuente esa situación que el comisario admitió que, en su gestión, no hubo ningún caso.

Otros funcionarios de la Caminera comentaron que sólo se ensayaron controles sobre drogas en Capital Federal y Entre Ríos, y que en ninguno se han mantenido.

El aparato disponible mide la presencia de drogas en saliva y demora unos cinco minutos para marcar si es positivo o negativo, pero no el nivel detectado. “Y cada prueba cuesta entre 400 y 500 pesos”, indicaron.

Otro posible es el pupilómetro, que observa si la pupila del ojo se dilata, aunque no prueba más que un indicio.

Ensayo parado

En Entre Ríos, hace dos años se anunció con pompa que a los controles de alcohol en rutas agregarían los de drogas. El Gobierno compró varios kits con ese fin. Dos años después, funcionarios de Prevención y Seguridad Vial de la Policía entrerriana confirmaron a este diario que se pusieron a prueba “pero se retiraron porque no resultaron prácticos”.

José Varisco explicó que demoraba “entre tres y cinco minutos” cada prueba, por cada estupefaciente. En su caso, los hacían sobre marihuana y cocaína. Eran 10 minutos por conductor y sólo para dos drogas.

“Además, apareció otro dilema: la ley fija un tope máximo de alcohol en sangre de 0,5 en Entre Ríos, pero no establece ningún tope para otros estupefacientes. Así resultaba imposible sancionar”, dijo.

Dilemas

Para Horacio Botta Bernaus, especialista en seguridad vial, “está claro que se deberían controlar todas las drogas para evitar que se maneje en condiciones de riesgo” y consideró que “el alcohol es una, quizá la de más fácil acceso, pero otras aun de efectos más serios tienen consumos crecientes”.

En ese marco, opinó que “suena contradictorio, y hasta discriminatorio, que sólo se controle alcohol. Para algunos, puede parecer hasta un permiso para otras drogas”.

Botta Bernaus citó que para esos controles se suman varias dificultades. Una es el alto costo de los reactivos, con la limitación de que se debe usar uno por cada droga y persona. Otra es la complejidad legal, por lo que puede disparar en materia jurídica. En el fondo, infiere que se aplica sólo sobre alcohol porque, simplemente, es lo más fácil.

El abogado cordobés comentó que Uruguay puso en marcha ese control de drogas sobre rutas, “pero debió crear un protocolo tan complicado, para dar garantías legales que hizo muy poco operativo el sistema”.

El mundo

En España, donde los controles para evitar conductores bajo efectos de estupefacientes están en marcha, de enero a septiembre de este año se hicieron tres millones de pruebas de alcohol y 10 mil de drogas. Según la Dirección Nacional de Tránsito, en porcentajes fue bastante más elevado el de sancionados por drogas. Se lo atribuye, por ahora, a que el de estupefacientes es nuevo y no generó aún el temor a ser detectado.

En varios países europeos se hacen, desde hace unos años, controles combinados de alcohol y drogas en rutas.

Cuál es el concepto

Condiciones. En los países donde se controla que el conductor no esté bajo efectos de estupefacientes, el concepto es que no se persigue a quien consume por el hecho que sea ilegal o legal. El principio es que no conduzca quien no esté en condiciones. Como con el alcohol: no está prohibido su consumo, pero sí conducir habiendo bebido.

Fuente: La Voz del Interior – Aporte de Daniel Almada Agencia Córdoba de RUS.

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