Con la edad la ducha diaria se puede volver una trampa mortal

(f) Después de los 65 años, las caídas en el baño no sólo son más frecuentes sino de mayor gravedad, alertan los geriatras

LA DISMINUCIÓN NATURAL DEL EQUILIBRIO Y LA PÉRDIDA DE MASA MUSCULAR HACEN QUE A PARTIR DE LOS 65 AÑOS EL RIESGO DE SUFRIR UNA CAÍDA SEA CADA VEZ MAYOR Y SUS CONSECUENCIAS, MUCHO MÁS GRAVES

Aunque subestimado como riesgo por la mayoría de los adultos mayores, la ducha diaria puede resultar especialmente para ellos una trampa mortal. No se trata de una exageración sino de una realidad que los médicos geriatras observan casi a diario: llegada cierta edad, las lesiones que producen las caídas en el baño llevan con frecuencia a que personas sanas e independientes pierdan de un día a otro su calidad de vida y sufran trastornos que precipitan su final.

Y es que después de los 65 años de vida, este tipo de accidente doméstico no sólo suele ocurrir con más frecuencia sino que su impacto es además mucho mayor. Lesiones que normalmente no demandarían demasiado tiempo de recuperación suelen tener a partir de esa edad serias derivaciones tanto físicas como emocionales.

“La disminución natural del equilibrio, la menor agudeza auditiva y visual, el envejecimiento neurológico y la pérdida de masa muscular hacen que a partir de los 65 años el riesgo de sufrir una caída comience a ser cada vez más alto y sus consecuencias mucho más graves”, explica el doctor Osvaldo Tirante desde la Asociación de Gerontología y Geriatría del Gran La Plata.

Y es que además de tener huesos más frágiles y menores reflejos para evitar el golpe, los adultos mayores constituyen una población donde el uso de sedantes resulta frecuente. Y este factor “incide de manera proporcional en la gravedad de las lesiones que pueden sufrirse por una caída”, explica el gerontólogo.

Si bien en la mayoría de los casos se trata de heridas cortantes, hematomas y esguinces, las caídas en el baño suelen ser también causa de fracturas que requieren una cirugía posterior. “Más allá del riesgo quirúrgico, la mayor amenaza está en los largos periodos de inactividad que exige en ellos la rehabilitación. Es común que los pacientes pierdan funciones motoras y reflejos que después resulta muy difícil recuperar”, cuenta.

Con todo, el riesgo a perder autonomía para movilizarse o quedar postrado no es la única amenaza que plantea una caída en la ducha para las personas de mayor edad. Este tipo de accidente suele dejarles también serias secuelas a nivel emocional, aseguran los gerontólogos.

“El trauma psíquico que producen las caídas lleva a que muchos pacientes grandes desarrollen inseguridades y fobias. De manera inconsciente el cerebro detecta que el daño se produjo por andar y produce un bloqueo de la marcha”, señala Tirante.

Frente a esta amenaza, desde la Asociación de Gerontología y Geriatría recomiendan no subestimar el riesgo y realizar adecuaciones de seguridad tanto en el baño como en otros lugares de la casa donde una caída puede resultar peligrosa para un adulto mayor. “Lo ideal es retirar la bañera, colocar soportes para sostenerse junto al inodoro y la ducha, instalar alfombras antideslizantes y procurar bañarse sentado en una silla de plástico con duchador”, explican.

(fuente: eldia.com.ar – 29/8/13)

 

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