Asegurar un retiro tranquilo sin depender del sistema previsional y antes de que sea tarde es todo un desafío. Especialistas dan recomendaciones de cómo conviene organizarse.
Frente al panorama incierto que ofrece la jubilación ante la crisis del sistema y los problemas del modelo de la Seguridad Social, las personas se plantean cada vez más la necesidad de planificar en forma individual el momento del retiro. Y si bien no existe un único método al momento de invertir, lo más importante a la hora de tomar esa decisión es pensar a largo plazo, además de mantener el objetivo y la constancia.
“No existe un único método y lo más importante es pensar a largo plazo. Si bien nunca es tarde, no hay dudas de que lo mejor es empezar de joven. Si alguien va a preocuparse de la jubilación a partir de los 55 o 60 años, las chances de revertir la situación son muy bajas. Los jóvenes tienen el tiempo a favor y, para construir un capital complementario, se necesita más tiempo que dinero”, remarca Mariano Otálora, director de la plataforma www.buscatufondo.com.
“El primer punto a tener en cuenta es diversificar el riesgo. Una correcta diversificación sería invertir en activos distintos y lo ideal sería estar posicionados también en otras monedas o asumiendo riesgo de otros países. El mercado de fondos de inversión ofrece alternativas muy interesantes en este marco”, advierte.
Para tener un panorama de cuál va a ser el monto de la jubilación al momento del retiro, el especialista en temas previsionales Martín Pérez Achilli explica que el Estado paga a los jubilados distintas prestaciones: «Una que es hoy de $ 3021, que es igual para todos, y otra que sale de multiplicar la cantidad de años aportados por 1,5% (si se aportó durante 30 años, es entonces 45%), y ese porcentaje se aplica, en el caso de los dependientes, al promedio de sueldo bruto de los últimos 10 años. Entonces, una persona que aportó 30 años, que va a recibir el 45% sobre un sueldo de $ 30.000 brutos, ganará $ 13.500 más $ 3021, o sea, $ 16.521”.
Según Pérez Achilli, “en el caso del autónomo, la cuestión es muy distinta. En esta situación, el Estado fija la renta previsional y la cobertura máxima es de $ 16.000, sea cual fuera el ingreso y el cargo. Por tanto, la planificación financiera es fundamental, ya que la gran mayoría gana la mínima”.
¿En qué momento empezar?
Para definir el instrumento de inversión adecuado es fundamental partir de la edad de la persona. «No es lo mismo alguien que comienza a trabajar, tiene 25 años y quiere tener un ahorro adicional para dentro de 40 años o alguien que tiene 50 años y le faltan 10 años para retirarse”, recalca Alberto Inga, CIO de Meganiver.
“Cuanto más cerca está uno de la edad jubilatoria, lo que se hace es invertir en activos donde se preserve el capital y eventualmente haya poca volatilidad en el valor de la cuota o en el precio del activo. Por lo tanto, para alguien que está próximo a jubilarse, lo ideal es invertir en fondos de renta fija sin equity o con muy poco, y con un plazo relativamente corto. Un ejemplo es el fondo Megainver Renta Mixta que tiene un horizonte a mediano plazo”, recomienda Inga.
Por otra parte, cuanto mayor tiempo falta para la edad de retiro, lo que se aconseja es ir más a activos de riesgo porque el tiempo que falta justifica asumir la mayor volatilidad. El activo que más rinde es el más volátil, pero hay que darle tiempo para que la inversión pueda madurar. «En este caso, realizar una inversión en equity puede ser recomendable y combinar con instrumentos de renta fija a más largo plazo. En ambos casos también se puede destinar una porción de la inversión en fondos en dólares pero pensando esto como una estrategia atemporal el inversor tiene que saber que el tipo de cambio puede fluctuar como puede hacerlo cualquier otro tipo de activos”, remarca Inga.
Un plan a largo plazo y diversificado
Consultado por esta cuestión, Francisco Odone, gerente de Inversiones de Quinquela Fondos, explica que antes de comenzar a delinear los parámetros de la política de inversión, hay que identificar algunos datos clave:
-Imaginar las necesidades futuras. Entender cómo se vive y cómo se va a querer vivir una vez jubilado.
-Establecer si se puede contar o no con un flujo para realizar inversiones regularmente. Es muy importante conocerse como inversor y saber cuál es la tolerancia al riesgo. De nada sirve si las fluctuaciones de precio o los vaivenes económicos van a quitar el sueño durante años.
-Diversificar el riesgo. Es recomendable diversificar en monedas y riesgo soberano.
Algunas alternativas de inversión
Sobre la base de puntos a considerar para tomar una decisión, Odone enumera las alternativas:
-Seguros de Retiro o Vida. Esta es la forma más sencilla de comenzar a armar una cartera de capitalización. Al momento de jubilarse, se puede elegir retirar todos los fondos o hacer uso de la opción de renta vitalicia.
-Mercado de Capitales. El mercado de bonos argentino ofrece buenas opciones para programar una jubilación, bonos a largo plazo en dólares o pesos. También hay opciones que brindan cobertura frente a la inflación. Una buena alternativa es invertir en instrumentos de deuda soberana de largo plazo denominados en dólares, como el DICA, AA46 o el AC17. Estos bonos tienen rendimientos entre de entre 6,2% y 7,2% en dólares.
En cuanto al mercado de acciones, hay que verlo como una inversión a largo plazo y no destinar (por prudencia) más del 20% de la cartera a estos instrumentos. Históricamente las acciones les ganaron a la inflación y a la devaluación. Es un tipo de inversión que requiere un mayor grado de conocimiento por parte del inversor.
-Fondos comunes de inversión: Si no se tiene la experiencia necesaria o no se cuenta con el tiempo para analizar y seleccionar entre las distintas opciones de inversión, lo más recomendable es invertir en Fondos Comunes de Inversión. De esta manera se estará delegando la gestión de las inversiones a un grupo de profesionales. Este tipo de activos se encuentran en pleno desarrollo y crecimiento en el mercado local y ofrecen una amplia variedad de opciones de inversión tanto en pesos como en dólares y dando acceso al mercado local como externo. Las empresas que tienen a su cargo la gestión de estas carteras se encuentran regulados por la Comisión Nacional de Valores.
-Metales, Tierras o Inmuebles. Son instrumentos que brindan cierto grado de protección. Dependiendo del instrumento de que se trate tienen un alto costo de entrada y salida. Además generan una renta nula o muy baja en función al capital invertido.
-Economía real. Esta es una inversión de mayor riesgo. Requiere una inversión inicial elevada y aportes regulares hasta que madura la inversión. Esto no facilita la diversificación de la cartera. Además, dependiendo del rubro de que se trate tendrá mayores costos de entrada y salida.
Así como no existe una única alternativa de inversión que cubra todas las necesidades o expectativas, tampoco existen recetas mágicas. La clave estará dada por el tiempo, la constancia y la disciplina a la hora de invertir.
Fuente: Apertura.