Al transitar por una ruta donde se desarrollan velocidades altas, no es frecuente ni común que un neumático en condiciones (presión adecuada, banda de rodadura y flancos en buen estado, sin sobrepeso) falle, pero puede suceder y hay que estar preparado.
En ese momento no debemos perder la calma. No hay que apretar el pedal de freno (al menos no bruscamente) para tratar de detenerse, sino que sólo hay que desacelerar.
Dependiendo de cuál fue el neumático dañado, el eje donde se encuentra, la carga y el tipo de vehículo, es posible que el auto tienda a irse hacia la izquierda o la derecha. Todo movimiento que ejecutemos con el volante, debe ser firme y lo más corto posible, para no desestabilizar la unidad.
Una vez que el motor disminuyó la velocidad del automóvil y consideremos que es prudente aplicar el pedal de freno, hagámoslo sólo con el objeto de anticipar la última maniobra, que será retirarse de la calzada para sustituir el neumático dañado.
Fuente: CESVI.