Emprendedores, funcionarios y académicos coincidieron en la necesidad de articular un ecosistema para estimular la creatividad; la importancia de la interacción entre distintas áreas.
La diversidad es condición necesaria de la innovación y el encuentro organizado por LA NACION en el Malba fue una muestra de ello. En esta línea, Silvia Torres Carbonell, subsecretaria de Industrias Creativas del GCBA; Nicolás Pimentel, cocreador de la agencia +Castro; Leonardo Valente, cofundador de iniciativas como Meetit y Livepanel, y Gabriel Berger, director del Centro de Innovación Social de la Universidad de San Andrés, hablaron de sus logros y desafíos, cada uno desde su sector. El panel estuvo moderado por Sebastián Campanario, especialista en innovación y columnista de LA NACION.
Para Torres Carbonell, la primera innovación estuvo en pasar a la función pública después de 15 años dedicados a los emprendedores en el ámbito académico. La experta en entrepreneurship dijo que, de cara al futuro, a la Argentina se le presenta un desafío que a la vez es una oportunidad. «La competitividad futura de todos los países va a estar dada por el grado de innovación basado en el nivel de conocimiento. Eso nos acerca al resto del mundo porque tiene que ver con un recurso del que tenemos mucho, el capital humano y el mental», explicó.
Luego dijo que quiere basar su gestión en generar espacios de cooperación de los ámbitos público y privado. Contó que, en la Florencia de los Médici, un factor clave en el desarrollo renacentista fue el hecho de que se juntaran escritores, artistas y científicos de las más diversas disciplinas y que convergieran en una ciudad. «Si bien a veces la innovación se genera por accidente, no se trata de esperar sentado abajo de un árbol a que caiga la manzana, sino de estimular y articular ecosistemas, y ese debería ser el rol del Estado», apuntó.
Luego observó que «todavía falta innovación» en lo público y que debería ser algo natural, ya que, a su juicio, no se trata de nada nuevo: «La humanidad se desarrolló porque está innovando desde el principio. Si no estaríamos todos con taparrabos. Es una vocación que se nos dio en un mundo creado pero listo para ser cocreado y está en la esencia de las personas», dijo.
También habló de los desafíos, pero en el ámbito académico, Berger, quien sostuvo que la mayor dificultad en su rol se encuentra en «mantener el ritmo de conexión con la realidad» e ir «recogiendo los aprendizajes de las empresas, del Estado y de las organizaciones sociales». Para eso, señaló, trabaja en forma constante desde el Centro de Innovación Social e invita a profesionales de diversos ámbitos y a fundadores de proyectos a que se involucren.
Recordó que, hace unos años, se utilizaban ejemplos de Estados Unidos para aprender sobre casos reales, pero que, gracias a un trabajo conjunto en el aula, lograron bajar el material de estudio a la realidad argentina. Ejemplificó con la historia de la Fundación Pro Vivienda Social: «Viene trabajando con microcréditos para la vivienda y en un modelo innovador de asociación con empresas de servicios para brindar acceso a gas natural».
No fue un desafío sino un pedido lo que hizo que Pimentel transformara el enfoque de su agencia +Castro: de innovación en la comunicación a innovación directamente en las empresas y las marcas, a pedido de sus mismos clientes que, una vez terminado el trabajo, querían ayuda con transformaciones organizacionales o de imagen. «Con una lógica del aprendizaje constante fuimos customizando equipos de gente distinta», rememoró, y así comenzó la historia moderna de su proyecto, fundado en 2010 y reconvertido poco tiempo después.
Luego, el emprendedor repasó algunos de los desarrollos que realizó junto a su equipo. Entre ellos idearon aceleradoras internas para Disney y Mondelez, cuyo proyecto Fly garage se convirtió en una iniciativa regional. Asimismo incorporaron chips a latas de Pepsi para que se conviertan en reproductores de música si se les acerca un smartphone. «Estamos metiendo big data en el consumo masivo, un lugar donde no había llegado antes», apuntó.
Rol antropológico
Además, Pimentel se declaró un admirador de los ingenieros y arquitectos por su approach de «pensar y realizar casi al mismo tiempo» y de semiólogos como Juan Viglione que «entienden mucho de la conducta humana». Detalló que, a su entender, la innovación está «más cerca de los seres humanos y sus acciones que de la tecnología», y que por eso siente que tiene un rol «antropológico» de observación para encontrar los puntos clave donde se pueden crear soluciones.
En tanto, Valente se ocupó de las encuestas, una de las herramientas en las que está encauzando sus esfuerzos con el proyecto Livepanel. «Aprovechamos las posibilidades de lo móvil y desarrollamos una tecnología que nos permite crear paneles de personas reales, de las que sabemos las mismas características que las que tendría un encuestador real, a través de un smartphone. Con un sistema de recompensas inteligente logramos obtener resultados en minutos con un margen de error menor al 5%», comentó. Añadió que, de esa manera, están poniendo en jaque el sistema tradicional telefónico que, dijo, tarda más en obtener resultados y tiene complicaciones como no saber quién atiende el teléfono o el bajo índice de respuesta.
Por otro lado, habló de los autos inteligentes y dijo que el vehículo que se maneje solo «está mucho más cerca» de lo que se piensa. Se refirió a Elon Musk, el creador de la compañía de coches eléctricos Tesla, y a su idea de que en un futuro no muy lejano, además de compartir viajes, se pueda ir en auto al trabajo, estacionarlo y que éste vuelva a salir solo y que recoja gente a modo de remise o taxi.
Para terminar, todos los invitados del panel señalaron cuál será, a su juicio, la herramienta o la innovación del futuro. «La genética es la rama con más exponencialidad», expresó Valente. Torres Carbonell se inclinó por big data e Internet de las Cosas. Berger, por plataformas colaborativas, como Change.org, que «utilizan las redes sociales para generar impacto». Pimentel auguró que «dentro de unos dos o tres años los humanos se van a sentir como Joaquin Phoenix», en referencia a la película Her, en la que el actor encarna a un personaje que se enamora de un software de inteligencia artificial. «A la ciencia ficción la siento muy cerca», concluyó.
Cuatro expertos dejaron su punto de vista
«No se trata de esperar sentado abajo de un árbol a que caiga la manzana, sino de estimular y articular ecosistemas; ese debería ser el rol del Estado», dijo Silvia Torres Carbonell
«La mayor dificultad la encuentro [desde el ámbito académico] en mantener el ritmo de conexión con la realidad e ir recogiendo los aprendizajes de las empresas, del Estado y de las organizaciones sociales», apuntó Gabriel Berger
«La innovación está más cerca de los seres humanos y sus acciones que de la tecnología, por eso hay que tener un rol antropológico», expresó NicolásPimentel
«El auto autónomo está más cerca de lo que en general se piensa; las personas podrán estar en su oficina y que su auto trabaje», aseguró Leonardo Valente.