En la planta de Ford de Valencia entrenan a un selecto grupo de técnicos para que puedan comprobar el correcto funcionamiento de los motores antes del ensamblado final.
La tecnología en general, y la automotriz en particular, no cesa en su avance. La perfección está cada vez más cerca. Sólo basta comparar un auto de un lustro a otro para notarlo. Sin embargo, hay aspectos en los que todavía la percepción del profesional sigue prevaleciendo por sobre las inteligentes máquinas que -casi- todo lo hacen. Así lo demuestra la iniciativa de Ford Europa, que sigue confiando en el buen oído de sus técnicos para saber si el motor suena y funciona, como debe. Como los mecánicos de antaño.
«Este equipo sabe cómo suena un motor perfectamente calibrado y sabe, además, detectar los pequeños sonidos en el caso de que haya un problema», expresa Gunnar Herrmann, vicepresidente de Calidad de Ford Europa, respecto de la prueba auditiva que los trabajadores de producción, altamente especializados, desarrollan en el motor EcoBoost de 2.3 litros 350PS para ratificar el perfecto funcionamiento antes de que su instalación en los Ford Focus RS. «Es como un médico que cuenta con la tecnología de diagnóstico más avanzada pero todavía usa un estetoscopio para revisar manualmente a su paciente», agrega el ingeniero alemán.
Para llevar esto adelante, a los empleados de la fábrica de Ford en Valencia, España, se les enseña a identificar los defectos utilizando motores especialmente preparados «defectuosos» que ponen de manifiesto el sonido que tienen que escuchar. Después de varios meses de formación y entrenamiento, los miembros del equipo están capacitados para realizar los ensayos intensivos de una hora en una de las 18 células que están insonorizadas para desarrollar la tarea.
En caso de que los ingenieros oigan cualquier ruido o silbido diferente a lo normal y que estén asociados con algún problema, ése motor se retira para que el defecto sea tratado. De esta manera, la calidad del proceso de fabricación también se puede mejorar de forma continua. «La experiencia de escuchar miles de motores nos permite intuir enseguida cuándo algo no está funcionando perfectamente. Cada tipo de motor tiene su propio sonido, único, y de escucharlos en las células de ensayo llegamos a conocer sus caracteres individuales y los signos reveladores que indican un problema», asegura Juan Carlos Rosmari, técnico de calidad de la planta de motores de Valencia. En esa planta, además de los motores del Ford Focus también son revisados humanamente los impulsores correspondientes al Ford Focus ST, S-MAX y Mondeo. Por día se estima que se escuchan unos 2000 motores.
«Las habilidades de los empleados de Ford, apoyados por la tecnología más avanzada, nos ayudan a ofrecer vehículos de alta calidad que funcionan mejor, que se ven mejor y que ofrecen una resistencia superior a lo largo de su vida», concluye Herrmann. Además de la prueba auditiva a los motores, Ford también deja a la tecnología a un costado al momento de los detalles finales en los tapizados de cuero y en las complejas formas 3D modeladas en arcilla. Todavía, y pese al avance de la tecnología, hay cosas que precisan de la mano -o del oído en este caso- de los humanos.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1893695-a-la-usanza-de-los-viejos-mecanicos