La británica JLT, aseguradora de Arcor y Techint, reforzó su plataforma en el país.
Hasta las compañías de seguro esperan con ansias el segundo semestre del año para relanzar su actividad en la Argentina con miras a respaldar las grandes obras de infraestructura que podrían ponerse en marcha desde entonces.
La aseguradora británica JLT es un ejemplo de esa expectativa favorable que se abrió tras la llegada de una nueva gestión de gobierno, a la que la tribuna patronal le atribuye una actitud más amigable con el mundo de los negocios.
Esa firma acaba de anunciar el comienzo de su trabajo como broker, que venderá de modo directo pólizas corporativas: para flota de autos, exportaciones o riesgos de trabajo, entre otros productos corporativos.
Hasta ahora la sede en Argentina oficiaba como intermediaria entre las grandes empresas que requerían seguros de mucha envergadura y las compañías que los otorgaban. Desde ahora, proveerá ella misma seguros a los clientes locales, empezando por las grandes compañías que forman parte de su cartera.
Al igual que otras aseguradoras, tiene la genuina expectativa de vender respaldo para los grandes emprendimientos que podrían desarrollarse en la Argentina de ahora en más, particularmente alentados por la salida del cepo cambiario: los inversores son renuentes a entrar si no tienen garantías de poder salir con facilidad.
“El acuerdo con los holdouts también va a animar inversiones”, asegura BaeNegocios Matías Rosales, Ceo de la filial local.
Según especulan las empresas del segmento, un marco presuntamente más apropiado para el capital coincide con una gran carencia local de obras, desde autopistas a centrales hidroeléctricas. Cuando el Gobierno o algunos particulares encaren esos emprendimientos necesitarán una póliza especializada, renglón en el que son líderes las firmas norteamericanas y británicas.
JLT tiene en su cartera a las grandes trasnacionales locales como Techint y Arcor, compañía que tomó pólizas para sus plantas esparcidas en cinco países por un valor total de 3000 millones de dólares.
No hay firma local que tenga capacidad patrimonial para ofrecer respaldos de tanta envergadura. Es ahí cuando tallan las reaseguradoras.
JLT está en Latinoamérica desde hace más de diez años y se consolidó en Brasil, Colombia y Perú, donde acaba de ganar la licitación para asegurar la construcción del subte de Lima, obra presupuestada en 8000 millones de dólares.
Pero sólo puso un pie en la Argentina en el 2014, a pesar de que otros clientes como las chilenas Fallabela o Cencosud le pedían hacerlo antes, con el fin de poder contratar seguros globales para todos sus negocios, incluyendo los que tienen en el país.
“Ahora vemos un nuevo momento”, se entusiasma el joven Rosales.
La singularidad de los seguros para grandes emprendimientos es que su costo no difiere según el país en el que se radiquen las obras sino que dependen del monto asegurado y de la historia de siniestralidad del bien asegurado. En otras palabras, no existe riesgo argentino que la encarezca.
Del mismo modo, las primas tampoco difieren si la contratación la hace un particular o el Estado, que generalmente es el que desarrolla las contrataciones de gran porte.
La diferencia de una obra desarrollada en el país en relación a otro está en el retorno que pretende de la inversión la empresa privada que haga el emprendimiento. Aquí sí, para la Argentina las obras suelen resultar más caras.
(fuente: http://boletines.latinoinsurance.com/las-aseguradoras-apuestan-a-las-grandes-obras-de-infraestructura-argentina/?more=1)