La hipertensión es la principal causa de infartos de miocardio e ictus, pero también es una patología que se puede controlar e incluso prevenir
Junto a la obesidad, la hipertensión arterial es una de las principales epidemias de este siglo. Solo en España la padecen alrededor de 14 millones de personas, aunque una gran parte de ellas desconoce que la sufre. Que esta patología pueda producirse sin síntomas evidentes es precisamente lo que aumenta su peligrosidad, ya que si no se controla, puede llegar a provocar infartos o ictus. Sin embargo, controlarla e incluso prevenirla es posible. En este artículo se aborda cómo hacerlo.
A la mayoría de las personas les resulta cotidiana la imagen de un tensiómetro, pero se asocia solo a situaciones excepcionales, como el chequeo médico o una prueba previa a una intervención. Es una de las razones de que de los 14 millones de hipertensos que existen en España, según la Sociedad Española de Hipertensión, cuatro millones estén sin diagnosticar. De hecho, si nos tomáramos la tensión de forma correcta con algo más de frecuencia, descubriríamos que empieza a ser una patología más habitual de lo que nos gustaría. Lo explican factores como estilos de vida sedentarios y dietas ricas en grasas, que se suman a otros factores no modificables, como edad avanzada -la hipertensión es más común a partir de los 40 años- o predisposición familiar, aunque puede darse también en personas sin antecedentes. El resultado es que cada vez más españoles la padecen, y se trata de una patología que, de no controlarse, puede desembocar en ictus o infarto de miocardio.
La hipertensión consiste en la elevación de los niveles de presión arterial de forma continua o sostenida, lo que afecta al corazón, ya que es este órgano el que ejerce presión sobre las arterias para que éstas conduzcan la sangre hacia los diferentes órganos del cuerpo humano. Cuando hay hipertensión se produce una mayor resistencia para el corazón, que responde aumentando su masa muscular para hacer frente a ese sobreesfuerzo.
Hipertensión: causa de graves enfermedades
Ese incremento de la masa muscular acaba siendo perjudicial porque no viene acompañado de un aumento equivalente del riego sanguíneo, lo que puede derivar en insuficiencia coronaria y angina de pecho. Además, el músculo cardiaco se vuelve más irritable y se originan más arritmias. Otra consecuencia es la arterioesclerosis (acumulación de colesterol en las arterias) y fenómenos de trombosis (pueden ocasionar infarto de miocardio o infarto cerebral). Además, en casos extremos, la hipertensión arterial puede reblandecer las paredes de la aorta y provocar su dilatación (aneurisma) o rotura, lo que inevitablemente causa la muerte.
De ahí que la hipertensión se encuentre en el origen de muchas enfermedades cardiovasculares que continúan siendo la primera causa de mortalidad en España. Tanto que los hipertensos mutiplican por seis el riesgo de infarto cerebral. Además, aumenta en un 70% el riesgo de deterioro cognitivo y el de demencia vascular, la segunda causa de demencia en adultos tras el mal de Alzheimer.
Cómo controlar la hipertensión
Aunque todos esos datos parezcan dibujar un panorama poco alentador, la buena noticia es que se trata de una patología fácilmente prevenible y tratable. Cuando la tensión se sitúa en el entorno de 75/120 mmHg, es normal y hasta 85/135 se alcanza un estado de prehipertensión. Sin embargo, por encima de esas cifras, se está ante una hipertensión arterial que habrá que tratar. Seguir unas recomendaciones básicas es el primer paso. Los especialistas las resumen en las siguientes:
Si a pesar de estas pautas la tensión sigue por encima de los valores que los especialistas consideran aconsejables, hay fármacos para controlarla. En ese caso, será el médico quien lo determine y prescriba los medicamentos adecuados.
Retrasar la demencia y el Alzheimer con el control de la hipertensión
Las últimas evidencias científicas señalan que reducir la presión arterial podría ser beneficioso para la prevención de la demencia. Es una de las conclusiones derivadas de distintas investigaciones que, a pesar de no estar diseñadas para estudiar la relación entre la hipertensión y la esfera cognitiva, observaron que los pacientes hipertensos que recibían un tratamiento eficaz contra la hipertensión desarrollaban demencia en menor medida que los no tratados.
El alcance de este descubrimiento llevó a que el Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares SEC 2015 tratara esta relación, ya que «controlar la presión arterial en pacientes de mediana edad con medicamentos relativamente baratos, y que este hecho pueda lograr evitar o retardar la demencia en la edad anciana, supondría múltiples beneficios», explica el profesor Antonio Coca, miembro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), director de la Unidad de Hipertensión y Riesgo Vascular del Hospital Clínic de Barcelona y presidente del Council on Hypertension de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), quien destacaba así el impacto que esto podía tener en el entorno sociosanitario.
Por BEATRIZ GONZÁLEZ, FUNDACIÓN ESPAÑOLA DEL CORAZÓN (FEC)
(fuente: http://www.consumer.es/web/es/salud/prevencion/2016/02/02/223248.php#sthash.XiPVzuWI.dpuf) publicación española