Aceites vegetales más allá del aceite de oliva

aceite de olivaCompatibles con una dieta sana, los aceites vegetales contienen diferentes tipos de vitaminas y antioxidantes como los ácidos grasos omega-3 y omega-6 y vitamina E

La ciencia de la nutrición avanza a pasos agigantados, un hecho que muchas personas miran con escepticismo (piensan: «cada día nos dicen algo distinto»), cuando en realidad son avances que traen consigo buenas noticias para nuestra salud. Uno de los progresos en investigación más destacados de los últimos años es el que concluye que los aceites vegetales que antes se miraban con recelo por parte de los expertos en nutrición, como el aceite de girasol, hoy se consideran del todo compatibles con una dieta sana.

Aceite de oliva: sano, no milagroso

Uno de los emblemas de la dieta mediterránea tradicional es, sin lugar a dudas, el aceite de oliva. Son numerosos los estudios que relacionan al aceite de oliva con posibles mejoras para la salud. Sin embargo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentara (EFSA, en sus siglas en inglés), que es la agencia que determina si se puede otorgar o no a un alimento una declaración de salud, solo permite acompañar al aceite de oliva de la siguiente afirmación: «los polifenoles del aceite de oliva pueden proteger al colesterol sanguíneo de la oxidación». Para ello, el aceite debe aportar un mínimo de cinco miligramos de hydroxytyrosol (un tipo de polifenol) en cada 20 gramos de aceite de oliva.

Así, la EFSA no autoriza acompañar en Europa al aceite de oliva de afirmaciones como «promueve la salud del corazón», «regula las concentraciones de triglicéridos», «mantiene en cifras normales el colesterol o la glucosa sanguíneas» o «protege a la piel del daño producido por los rayos ultravioleta del sol». Y no lo autoriza por falta de pruebas fehacientes que avalen estas declaraciones. Es más, según señaló en la revistaAtherosclerosis en noviembre de 2013 el doctor Antonis Zampelas, de la Unidad de Nutrición de la Universidad de Atenas, es probable que los beneficios de la dieta mediterránea sobre los niveles de colesterol se deban más a los frutos secos que al aceite de oliva.

En todo caso, dado que el aceite de oliva es rico en ciertos nutrientes, como la vitamina E, es posible que leamos en su etiqueta las funciones que tales nutrientes ejercen en nuestro organismo. Ni tales declaraciones, ni otras que ensalcen en exceso los posibles beneficios del aceite de oliva para la salud (algo frecuente por parte de medios de comunicación o por algunos profesionales sanitarios) deben traducirse en desequilibrios dietéticos. Precisamente, la Academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos se muestra preocupada con la actual exageración de propiedades que suele acompañar al aceite de oliva, tal y como indica en un documento de postura relacionado con las grasas dietéticas y publicado en 2014 en la revista Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics.

En resumen, mientras que nadie duda de que el aceite de oliva puede ser beneficioso para la salud (sobre todo si se usa en sustitución de grasas animales), no es adecuado considerar que por sí solo basta para mejorar un patrón dietético desequilibrado. Del mismo modo, tampoco responde a la realidad científica concluir, a partir de los estudios disponibles, que otros aceites sean perjudiciales o que no puedan ejercer beneficios similares a los que se atribuyen al aceite de oliva.

(fuente:  http://revista.consumer.es/web/es/20151101/alimentacion/78331.php#sthash.EU2gyACN.dpuf)

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