Ocho minutos para encarar el futuro:la urgencia por alentar la innovación

innovacion -lamparitaComo hija de un físico, voy a comenzar con una anécdota pseudocientífica. La luz del sol toma ocho minutos en llegar a la superficie de la Tierra, lo que implica que si el Sol fuese a explotar, seguiríamos viviendo esos minutos como si todo estuviera igual, cuando en realidad todo ya habría cambiado y no existiría la opción de regresar al statu quo previo.

Hoy, el sol figurativo ya explotó y el ritmo de innovación va arrasando con todo, aunque a veces no se perciba tan agudamente. No es necesario imaginarse los autos sin conductor del futuro para darse cuenta de los cambios que ya perturban el statu quo de ayer: nuevos modelos de negocios basados en la economía compartida (Uber, Airbnb, etcétera), las expectativas cambiantes sobre el acceso a la información o la interacción con el consumidor, los formatos más variados para formular decisiones (como la telemedicina, el crowdsourcing), y el trabajo virtual son algunos ejemplos. El peligro yace en que la mayoría de nuestras instituciones más formalizadas -el sistema educativo, el aparato gubernamental- siguen funcionando con modelos casi intactos, atrasados, y corren el riesgo de estancarse.

La mala noticia es que sólo tenemos ocho minutos para remediar y cambiar algunos arquetipos que llevan décadas o siglos en vigencia. La buena noticia es que todavía tenemos ocho minutos para montarnos en la ola del cambio.

Es válido preguntarse cómo, entre los muchos problemas institucionales que enfrenta la Argentina, podría esperarse que se le otorgue prioridad al intercambio con el ecosistema emprendedor. Mientras se lidia con temas como la pobreza, el acceso a la salud pública, los riesgos que enfrentan las poblaciones vulnerables, la corrupción y la inseguridad, ¿cómo y cuando se puede priorizar la innovación?

Tradicionalmente ha existido una incompatibilidad entre los innovadores y los emprendedores de la región con la infraestructura que los abarca y el contexto en el cual deben gestionar. Acostumbramos tratar por separado: 1) los problemas que enfrentamos como sociedad; 2) las instituciones que los regulan y manejan, y 3) la innovación, el emprendimiento y la tecnología. En realidad, no son temas que se deban resolver alejados el uno del otro, sino que se trata de tres categorías que coexisten en un mismo sistema, tienen un efecto dominó entre sí mismas, y sus intersecciones esconden la complejidad que impide «resolver» cualquiera de ellas con facilidad.

Llegó el momento de reconocer que los innovadores, los emprendedores, los creativos y toda persona que gestione un proyecto que añada un valor compartido, son parte fundamental de la respuesta a los problemas de nuestras instituciones. Capacitarlos, incluirlos e incentivarlos es la clave del desarrollo del país. Sólo si actuamos en esos cruces podremos mover la aguja y tener el progreso que deseamos para todos los argentinos.

Ninguno de los pasos necesarios es simple. Más bien aluden al lema que usaron en el Cuerpo de Ingenieros del Ejército estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial: «Lo difícil lo hacemos inmediatamente, lo imposible toma un poco más tiempo».

Empecemos por crear estructuras legales y financieras que sean asequibles e incentiven la creación de negocios, atraigan inversiones, e faciliten intercambios en vez de obstaculizar y demorarlos. Sigamos por inyectar programas que prioricen la inclusión de temas que toquen la innovación y el emprendedorismo dentro de nuestras instituciones, incluyendo la creación de espacios físicos, la capacitación de estudiantes en el sistema educativo, la democratización del alcance a opciones de financiamiento, etcétera. Optemos por la creación de vínculos público-privados que sean transparentes y que aporten una verdadera colaboración entre las grandes corporaciones, las pymes, y las estructuras del sector público. Más que todo, creemos una conversación que incluya al emprendedor y al ciudadano de a pie, y que sea no sólo penetrable sino también sincera.

La innovación no es un baúl secreto cuya llave se le otorga exclusivamente a jóvenes tecnologistas en California, sino una ola que va bautizando todo por donde pasa. También puede ser una actitud ante el progreso, una forma de evaluar y actuar frente a nuestros problemas y nuestras posibilidades de una manera más inclusiva. Tenemos ocho minutos para unirnos y prepararnos para encarar el futuro, y nuestras instituciones son parte fundamental de esa ecuación.

Natalia Martínez-Kalinina

-La autora es directora de la sede en Miami del Cambridge Innovation Center y fundadora de la Fundación Awesome

(fuente: http://www.lanacion.com.ar/1860932-ocho-minutos-para-encarar-el-futuro-la-urgencia-por-alentar-la-innovacion)

Lectura sugerida por Presidencia del CA – Muchas gracias María Belén Gomez por aportarla.

 

Comments are closed.