Si bien cada vez más las empresas dedican presupuestos, recursos humanos y acciones para gestionar las comunicaciones, es todavía bastante incipiente la capacidad de ser entendida como un socio estratégico del negocio. El péndulo entre el afuera y el adentro de la organización.
Del último ejercicio de benchmarking sobre temas vinculados a comunicaciones internas elaborado por la comisión de Clima y Cultura Organizacional de IDEA surge que 84% de las 109 empresas que participaron en la encuesta anual cuenta con un área dedicada especialmente a gestionarlas.
Representó 4 puntos más que en 2013, lo cual demuestra la importancia creciente que cobra para las organizaciones aunque, en la práctica, sean el destino y el monto de los recursos humanos y económicos asignados los que le dan forma, más allá de que en algunas el valor esté implícito en que reporta directamente al CEO.
La coordinadora del informe, Carla Romina Alaimo, expresa que en la gran mayoría de las empresas las áreas de comunicación interna reportan a la Dirección de RR.HH y en un porcentaje menor al CEO, lo cual evidencia que «aún se entiende más como un área de apoyo a las personas que como un aliado estratégico del negocio».
Explica que en muchos casos, si funciona dentro del área, por ejemplo, de prensa y comunicación, va a estar atravesada en el significado, en el accionar y en su estrategia por el posicionamiento en el afuera.
Pero si está dentro de la estructura de RR.HH. va a pendular al otro extremo, probablemente, donde todo está tan signado por el adentro de la organización y se le restará importancia al impacto que tenga afuera.
Presupuesto parlante
El análisis contante y sonante reconoce que solo en 63% de los casos estos sectores tienen un presupuesto propio, y que la mayoría de las empresas participantes que poseen entre 500 y 5000 empleados, solo asignan un promedio de tres personas a gestionar estas comunicaciones.
En las reuniones dentro de la comisión, cuenta Alaimo, se comparte que hay esfuerzos crecientes para generar e implementar cada vez más canales, más medios de comunicación interna para llegar a los empleados, porque el talón de Aquiles tiene que ver con falencias comunicacionales.
«Entonces se invierten muchos recursos, tiempo y presupuestos en hacer más piezas, más hojas en el house organ, más mailings, etc., como si hubiera una relación directa entre mayores cantidades de piezas y una mejor comunicación. Y muchas veces es al revés», advierte.
Pero subraya que se trata más bien un modo unilateral de bajada de información a los empleados.
«El otro día hablábamos con uno de los oradores de las comisiones sobre la correlación entre comunicación y cultura y él traía un concepto revolucionario: decía que cada vez más la gestión de las comunicaciones tiene que prescindir de los medios de comunicación. Esto es utilizarlos pero que no sean en sí mismos una solución aislada. Significa un cambio de paradigma, una forma diferente de pensar las comunicaciones», enfatiza.
El buen líder
Reflexiona que el primer medio comunicacional que deberíamos fortalecer, tener como prioritario y aprovechar como apalancamiento frente a los cambios son los líderes, a quienes la gente sigue, copia, toma como modelo, etc. Pone como ejemplo al dueño de algunas pequeñas organizaciones o equipos que, si es un «buen líder», comunica eficazmente y consigue instalar temas aun sin contar con ningún canal formal de comunicación.
¿Cómo lo logra? Siendo consistente entre acción y decir. Siendo creíble y confiable con sus palabras y sus actos, asegura.
Pone de relieve que «ha habido una especie de quiebre y cada vez nos preocupamos más por perfeccionar los medios, cuando lo que tenemos que hacer es trabajar sobre la cultura».
Muchas veces en las grandes empresas se manejan audiencias dispares que incluyen desde un empleado joven que hace su primera experiencia, a una persona que cuenta con toda su trayectoria en la misma organización y que no está familiarizado con el uso de la tecnología digital.
¿Es posible llegar con efectividad a todos con el mismo mensaje?, se pregunta. «Yo estoy convencida de que sí. Tendremos que hacer uso de diferentes canales, aprovechar todos los medios internos que tenemos, pero principalmente tener en claro quiénes son nuestros interlocutores, cómo prefieren recibir las comunicaciones, qué medios utilizan con mayor frecuencia, etc.», destaca.
«Es decir tener un buen diagnóstico y desde ya, lo más efectivo será trabajar en las conversaciones interpersonales en los equipos y con los líderes. Ellos serán el mejor canal para trasmitir e internalizar mensajes», agrega.
Pero el gran desafío para los comunicadores internos en las organizaciones será «convencer al directorio de que una labor exitosa de las poleas de transmisión que manejan puede ayudar a fortalecer la marca de empleo, a potenciar los resultados de ese negocio, a retener talentos, a generar compromiso, a desarrollar capital humano, a mejorar el rol y posicionamiento de los líderes, a modelar la cultura», concluye Alaimo.
por Carla Romina Alaimo
(fuente: Mercado [newsletters@mercado.com.ar])