Cuando la persona está en el puesto equivocado

trabajador con los ojos vendadosEl Principio de Peter es, en las empresas, más conocido que el Principio de Arquímedes que pertenece a otro campo, la física. Sin embargo tienen puntos en común. Lawrence J. Peter afirmó, en 1969, que «en una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia: la nata sube hasta cortarse».

En los años 200 a.C., Arquímedes descubrió que «un cuerpo total o parcialmente sumergido en un fluido en reposo recibe un empuje de abajo hacia arriba igual al peso del volumen del fluido que desaloja». Si comparáramos ambos principios con el mismo procedimiento de la física habríamos de comprobar similitudes que pueden ilustrarnos. En dos probetas conteniendo agua introducimos dos elementos de distinto material e igual tamaño. Uno es de corcho, el otro de acero. El primero desplazará hacia arriba el nivel del agua varios milímetros menos que el segundo, que se hundirá más profundamente. Hasta aquí, Arquímedes. Si empujamos con el dedo el elemento de corcho hasta llevarlo a la misma profundidad que el de acero, el agua desplazada será la misma y se llegará al mismo nivel. Se trataría de un experimento forzado y, por lo tanto, inválido.

Este último es un procedimiento muy utilizado en las organizaciones, con resultados negativos para todos: para la organización, para el empleado sumergido a dedo y hasta para el propio dedo que empuja. En términos de Peter, se lleva a la persona hasta un nivel desafortunado, donde es incompetente. Según Fernando Trias de Bers, escritor, economista y profesor de Esade, propone que se busque un indicador de incompetencia directiva porque «no hay personas incompetentes. Hay personas válidas ubicadas en los puestos equivocados».

Es un error clásico que induce a confusiones y fracasos de distinta índole. ¿El mejor operario puede ser el mejor capataz? ¿El mejor jugador de fútbol, el mejor director técnico? No, no necesariamente, porque son posiciones distintas y hay cientos de ejemplos que pueden demostrarlo. Hay preguntas clásicas en las materias de administración de personal. «¿Un empleado con excelente desempeño puede tener cero potencial?» La respuesta correcta es sí, porque su desempeño anterior poco tiene que ver con su desempeño futuro. «Y al revés. ¿Un empleado con pésimo desempeño puede tener excelente potencial?» La respuesta es sí también. Es más: es muy probable que los resultados negativos de su desempeño estén causados porque el puesto le queda chico, lo incomoda y lo hace a disgusto porque tiene otras posibilidades que no puede desarrollar en el lugar donde está.

Es un problema a considerar, porque el fracaso, como el experimento forzado de Arquímedes, tiene consecuencias y lleva a un camino sin salida. No se lo puede enviar otra vez a su puesto anterior con un sueldo menor por cuestiones legales, entre otras cosas. Tampoco se le puede tolerar su ineficiencia porque tendría grandes costos económicos, sociales y personales. Las organizaciones jerárquicas y piramidales, traídas desde antaño, conservan este talón de Aquiles, con difícil solución en tanto se mantengan vigentes.

Esto último invita a repensar las estructuras, diseñarlas de otra manera, totalmente distintas. Trias de Bers propone la ausencia de jerarquías: «Si alguien no resuelve bien una tarea se le asignan otro tipo de tareas donde sea solvente». Entonces, las tareas no se asignan a cargos, sino a personas.

Por Jorge Mosqueira  | LA NACION

(fuente: http://www.lanacion.com.ar/1778107-cuando-la-persona-esta-en-el-puesto-equivocado)

Lectura sugerida por Presidencia del CA – Muchas gracias María Belén Gomez por aportarla.

 

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