(f) Según Cormillot, si uno ingiere una medialuna por día, al final del mes habrá engordado un poco más de un kilo.
Comer una medialuna a la mañana, tomar un vaso de agua saborizada o comer un alfajor a la tarde son hábitos con los que cualquier oficinista que está frente a una computadora puede identificarse. Sin embargo, en lo que no muchos reparan es en que el famoso “picoteo”, que parece inofensivo ya que no suele venir en grandes cantidades, se traduce en cientos de calorías que se consumen día a día (además de lo que aportan todas las comidas), en un ámbito donde el sedentarismo prima por sobre el ejercicio.
El aburrimiento, el estrés o la ansiedad son algunos de los factores que hacen que aparezca el hábito de comer lo que se tenga por delante, más allá de si tenemos hambre o no. Hábito que los especialistas recomiendan reemplazar por otros más saludables.
“Tiene que ver con la actitud, y con la decisión de si se va a cuidar o no”, dice el doctor Alberto Cormillot, que elaboró el informe al que accedió PERFIL. Allí se detalla, por ejemplo, que comer una medialuna por día aporta 290 calorías, que en un mes se convierten en 8.700 y en 1,250 kilogramos de aumento de peso; mientras que en un año representan 104.400 calorías, es decir, unos quince kilos de más. Un alfajor de chocolate por día, en tanto, equivale a 210 calorías, que se traducen en 6.300 por mes, y en 75.600 por año; es decir, en 900 gramos extras por mes, y en casi once kilos por año.
“Para combatir esto es bueno encontrar socios en la oficina, para no tentarse. Además hay que tener en cuenta que el ejercicio sirve para quemar calorías de lo que se ingiere durante las comidas, pero no hay manera de compensar con movimiento lo que se come de más”, agrega Cormillot.
Para Vivia Baranchuck, médica en nutrición y directora de Fundación DAAT, lo peor del picoteo son los snacks, ya que además de la cantidad de calorías tienen mucha sal y generan adicción. “Las papas fritas son lo primero a eliminar, porque además de calorías tienen mucha sal, y generamos dos problemas, exceso de grasa e hipertensión”, advierte. Según el informe, una taza de papas fritas equivale a 150 calorías por día, es decir, 4.500 por mes y 54 mil por año, lo que equivale a un aumento anual de casi ocho kilos. Otros consumos típicos son las galletitas, los caramelos, las gaseosas o aguas saborizadas, y los bizcochitos de grasa.
Cambio de hábitos. “Lo ideal sería contar con ambientes donde se vean frutas de estación para todos los empleados”, dice por su parte la nutricionista Mónica Katz, que fomenta el movimiento de la no dieta. Y agrega que: “No es que se debe comer con culpa, la idea es anclar la ingesta al registro de hambre. ¿Por qué comer sin hambre?”.
Para Baranchuck, la opción de las frutas también es la mejor, aunque recomienda no más de tres por día, por la cantidad de azúcar que tienen. Y remarca la importancia de siempre acompañarlo con alguna infusión. “Es aconsejable que si vas a comer algo, tomes algo”, explica. Y agrega: “El picoteo se puede reemplazar por infusiones calientes, porque el estímulo del frío genera hambre, en cambio las infusiones calientes, saciedad. Se puede tomar un vaso de café con leche, un cortado o un caldo light”, finaliza.
Los beneficios de la “gimnasia laboral”
Para combatir el sedentarismo en los empleados, muchas empresas se suman a la tendencia de hacer ejercicio dentro de la oficina, lo que se conoce como “gimnasia laboral”. Cientos de estudios hablan de cómo el permitir que los empleados se tomen un rato para estirar las piernas, caminen y mejoren la postura, a la larga, es beneficioso para el rendimiento colectivo, ya que la ansiedad y el estrés no suelen traducirse en buenos resultados.
Así, existen empresas que se dedican a ofrecer este servicio que va desde clases de yoga, salsa y pilates, hasta estiramientos, ejercicios para mejorar la postura mientras se está sentado y garantizar una mayor comodidad durante la jornada laboral.
“Para que el cuerpo esté libre de tensiones es necesario realizar ejercicios de movilización y estiramiento a lo largo de la jornada laboral. Los ejercicios facilitan eficazmente la relajación física y psíquica, lo que constituye un medio de lucha contra el cansancio, la tensión y el estrés”, dicen desde Office Gym, empresa que se dedica a dar clases de gimnasia en grandes empresas.
“Hacer ejercicio en la oficina es una medida excelente, que debería ser más repetida, pero que a lo mejor genera más resistencia porque se cree que los empleados pierden el tiempo. Pero es todo lo contrario. Eso, sumado a facilitar el acceso de comida saludable a la gente, es lo más recomendable”, dice por su parte Cormillot. El médico aconseja trabajar en el cambio de hábitos en la alimentación desde la niñez, ya que si un chico se acostumbra a llevar un alfajor al colegio, repetirá el hábito en la oficina, en cambio si lo reemplaza por alimentos más saludables, la elección será otra. “Comer consciente, todo parte de la actitud de uno”, culmina.
(fuente: perfil.com)
Muchas gracias a nuestro compañero Héctor Fernando Tríbulo por la colaboración