(f) Todos podemos beneficiarnos del afecto que brindan los animales domésticos. Sin embargo, el contacto estrecho con ellos podría comprometer nuestra salud
El hombre siempre ha buscado compañía de los animales. Numerosos son los estudios que muestran los beneficios fisiológicos y psicológicos de esta convivencia.
Con un perro, por ejemplo, un niño tiene a su compañero a quien cuida y de quien recibe afecto. Con él comparte sus travesuras, juega y puede desarrollar actitudes responsables. Para los adultos, muchas veces se transforma en el mejor remedio para aliviar la soledad, el aislamiento y aún la hostilidad en algunos casos.
La realidad nos muestra que, en la mayoría de los casos, estos animales emocionalmente simples, obedientes, afectuosos e «inteligentes» pasan a ser un miembro más de la familia. Como dato curioso podemos destacar también que los que tienen perros, por ejemplo, necesitan dedicar un promedio de 150 minutos por día para el cuidado y entretenimiento de su mascota y, en el caso de los gatos, 90 minutos aproximadamente.
Sin embargo, conviene recordar que ocasionalmente los animales pueden ser fuente de enfermedades infecciosas, principalmente a través de sus lamidos, mordeduras, arañazos o por contacto con sus deposiciones.
Mordeduras y arañazos
Las mordeduras, tanto de gatos como de perros, pueden ser un problema por los riesgos de infección en el sitio de la lesión, debido a los múltiples gérmenes presentes en la boca de estos animales, así como el riesgo potencial de transmisión del tétanos o de la rabia.
Después del mordisco es importante lavar la herida con abundante agua y jabón y, si es posible, cepillar la zona vigorosamente. Además, es importante consultar al médico de inmediato para definir la necesidad o no de antibióticos y evaluar la necesidad de indicar la vacunación antitetánica o antirábica.
Respecto al riesgo potencial de la rabia, a partir de las características del accidente tales como, si hubo o no provocación al animal, si éste era conocido, si tenía completo el esquema de vacunación y la incidencia de rabia local, el especialista determinará la necesidad de iniciar el esquema de vacunación antirrábico o no.
Otro problema son las heridas producidas por arañazo de gato. Además del riesgo de infección por los gérmenes habituales en cualquier cortadura, aunque es muy poco frecuente, puede instalarse la llamada «enfermedad por arañazo de gato», que se caracteriza por un cuadro de fiebre prolongada, aumento del tamaño de los ganglios cercanos al lugar de la lesión y, en ocasiones, complicaciones en el hígado o en el sistema nervioso.
El riesgo con las deposiciones
A través de la materia fecal, tanto los felinos como los perros pueden transmitir numerosas variedades de parásitos que producen, entre otras enfermedades, la toxocariasis, la toxoplasmosis y la hidatidosis.
La toxocariasis se caracteriza por presentar cuadros de broncoespasmo tipo asma, inflamación en el ojo que puede afectar la retina y una erupción en la piel.
La toxoplasmosis es una enfermedad en general leve o asintomática, pero toma importancia en las mujeres embarazadas cuando, por análisis de sangre, se demuestra que no han tenido previamente la infección, dado que puede ocasionar daños en el feto, incluso algunos muy severos en el sistema nervioso central, además de trastornos oculares.
Por este motivo es conveniente durante el embarazo evitar el contacto con gatos de (que no hayan sido desparasitados y vacunados por su veterinario) y el consumo de verduras crudas, sin el lavado y desinfección adecuado, que pueden estar contaminadas con quistes eliminados en las heces de los animales infectados. Por otra parte, cuando la toxoplasmosis afecta a personas inmunodeprimidas, puede producir complicaciones severas principalmente neurológicas, como meningoencefalitis.
La hidatidosis es causa importante de enfermedad, especialmente en las zonas ganaderas de nuestro país, por el contacto con perros alimentados con vísceras del ganado ovino infectado. El hombre puede adquirir esta afección al ingerir agua o vegetales contaminados con los huevos del parásito eliminados por las heces del perro afectado.
En las personas afectadas pueden aparecer lesiones quísticas en cualquier parte del organismo. Los síntomas se relacionan con la localización de los bultos y con su tamaño. Pueden encontrarse en cualquier órgano, pero afectan más frecuentemente al hígado y en segundo lugar a los pulmones.
LA PREVENCIÓN DE LA HIDATIDOSIS CONSISTE EN EVITAR EL CONTACTO CON PERROS VAGABUNDOS.
También es importante lavar cuidadosamente las verduras que puedan estar contaminadas con su materia fecal. Actualmente hay una vacuna, aprobada por SENASA en 2011, que protege al ganado (principalmente ovino y caprino) contra este parasito y permite cortar el ciclo de transmisión.
Otra enfermedad que se puede adquirir a través de nuestras mascotas, sobre todo en las áreas suburbanas y rurales es la leptospirosis. Afecta a animales como el ganado (vacas, cerdos, ovejas y caballos) y también a aquellos que conviven con el ser humano como pueden ser roedores y perros. Las personas pueden contagiarse a través del contacto entre la orina de los animales infectados y la piel o la ingesta de agua contaminada.
Si bien en la mayoría de casos (más del 90%) se presentan en cuadros leves, existen algunas situaciones donde es más complejo, afectando al riñón, al hígado o al corazón, y a su vez puede haber cuadros de meningitis, entre otros síntomas. Por ese motivo, es importante desinfectar las superficies donde los animales domésticos orinan y realizan sus deposiciones con una solución de una cuchara sopera de lavandina (10ml) por litro de agua. El hipoclorito de sodio también es fundamental para el lavado de los alimentos, que en épocas de cultivo pudieron haber estado en contacto con materia fecal. Con esta medida, no sólo se elimina la bacteria Escherichia coli, sino que también se previene un posible cuadro de hidatidosis.
Higiene y cuidados
-Mantener la mascota en un lugar asignado. Desinfectar los pisos con una solución que contenga 1 cuchara sopera de lavandina por litro de agua.
-Lavar con detergente los recipientes para alimentos de las mascotas, cubrirlos por 2 minutos con una solución que contenga 1 cucharada de lavandina por litro de agua y luego enjuagarlos.
-Evitar el contacto de las mascotas con nuestra comida.
-Evitar el contacto con los juguetes de los niños y, si esto sucede, asegúrese de limpiarlos y desinfectarlos de manera adecuada.
Aunque los animales domésticos producen múltiples beneficios y se convierten muchas veces en el «mejor amigo», conviene recordar los posibles inconvenientes antes comentados, de manera que resulte posible disfrutar de su amistad sin riesgos para la salud.
(fuente: Infobae.com- Por: Dr. Daniel Stamboulian dstamboulian@infobae.com)